💛Capítulo 12: El Duodécimo rayo de Sol.
Asíc Williams.
Él hablaba y hablaba y no paraba de cabecear por lo cansada que estaba. La noche pasada estuvo algo complicada ya que papá se ha sentido muy mal, entonces era más lo que estaba despierta que lo que descansaba. El presentador del primer recital de piano de Harriet hablaba y yo ya quería que se calle para que deje a mi niña tocar el bendito instrumento. A mi lado derecho está Atlas en traje formal viéndose tan atractivo como siempre, y Tony y su padre de mi otro lado. Yo no iba a venir pero Harriet insistió y mi padre igual.
Él se quedó con la vecina quien es su buena amiga lo cual me deja un poco más tranquila.
De inmediato las luces se apagan y en el escenario se enciende un reflector que ilumina a mi pequeña usando aquel vestido rosado palo que le heredé de mi comenzar a tocar delicadamente las teclas del piano.
Ella se veía tan concentrada en lo que hacía mientras que a mí parecer que me está dando un infarto al tener a su padre de mi lado y además escuchan aquellas mujeres tan groseras murmurar lo atractivo que se les parecía Atlas. Tras varios minutos mi tortura finalmente acaba al igual que el recital, ahora estamos afuera esperando por la niña.
Tony y su papá hablaban a una distancia considerablemente alejada estando Atlas y yo a solas viéndonos frente a frente algo incómodos. Vuelvo y repito; es incómodo vernos luego de todo lo que él me dijo aún cuando quise arreglar las cosas.
Luego de una interminable eternidad en silencio él parecía interesado en hablarme pero fue interrumpido por el sonido de mi teléfono.
Al fijarme noté que se trata de mi vecina.
—¿Gloria? ¿Ha pasado algo? —. Le había dicho que me llame en caso de emergencias.
—¡¡Es tu padre, Asíc!! Lo he sacado a emergencias porque no podía respirar y los médicos no me han dado razones de él por no ser familiar.
—¿Qué? —. Me sentía desfallecer de no ser por Atlas quien me sostuvo casi que de inmediato tomando él mi móvil para continuar la conversación.
—¿En qué clínica lo tienen ingresado? —. Se escuchan solamente murmurios a través del móvil y él simplemente asintió.— Es colega mío ya en un rato me acerco con mi familia y vemos para que las hagan pasar a la habitación. Usted tranquila que en unos cinco minutos estamos allá.
—Yo no quiero que mi padre muera, Atlas. —. Le dije, en medio de lágrimas a lo que él me tomó firmemente con una mano en mi cadera y con la otra secaba mis lágrimas.
—Ya, mi cielo, mejor vamos a ver qué puedo hacer.
De inmediato Tony fue en busca de Harriet para llevarla a casa junto con Cameron en lo que Douglas y Atlas me acompañan a dónde tienen a mi padre internado. Los minutos para en carretera fueron eternos y algo agotadores, sentía mucho miedo y ansiedad ya que no se en que estado encontraré a mi papá. Atlas estaba a mi lado en la parte trasera dándome mucho apoyo mientras que su padre estaba al volante.
Llegamos y Gloria estaba en las bancas de metal a mi espera solo pude correr a ella para abrazarla en lo que Atlas resolvía el caso de mi padre junto con Douglas.
—Me han informado que es médico aquí también y que es un gran neurólogo… ¿es tu novio, Asíc? —. Ella estaba a mi lado en las sillas en lo que Atlas hablaba arduamente con el medico encargado de mi papá.
—Es mi ex pareja, terminamos hace poco. —. Solté con pesar.
—Es una pena, mi niña. —. Suspira ella.— Yo solo espero que Wilson se encuentre estable.
—¿Y que fue lo que pasó? Lo dejé bien antes de irme. —. No comprendía ni un poco lo que sucedió con mi padre.
—Es normal que pacientes que padecen de cáncer tengan estas emergencias, su cuerpo está en decadencia al igual que la salud de todos sus órganos. Metástasis significa expansión de células cancerígenas a órganos sanos, entre ellos pueden estar incluidos los pulmones lo cual provoca en el paciente una asfixia o dificultad respiratoria. —. Explica detalladamente Atlas al estar de regreso.
Él no mencionó mas nada y pasó a sentarse a mi lado tomando mis manos entre las suyas
—¿Tú cómo estás?
—¿Qué quieres escuchar? Estoy perdiendo lentamente a mi papá y no puedo impedirlo.
Él acaricia mi mejilla con sus manos y me da una mueca.
—Yo quisiera hacer algo para evitarte tanto dolor pero no puedo.
—No eres Dios para impedir la muerte de los demás. —. Aparté su mano de mi rostro recibiendo una mala cara de su parte.—, no somos pareja como para que me andes tocando.
—¿Es por el idiota ese? —. Entorné mis ojos, lo que menos quería hablar era de Theo.
—Atlas…
—¿Entonces es cierto lo que me han dicho? ¿Estás saliendo con él?
Esos reclamos no me agradan para nada, no somos pareja como para que ande de celoso con cuánto chico se me acerque con otras intenciones.
—Terminamos hace poco, ¿me crees tan descarada como para salir a las semanas con otro?, creí que me conocías…
—Lo hago. —. Afirma seguro.—, pero igual me jode saber que él te anda pretendiendo.
—Si te jode pues nunca debiste terminar.
—No vas a comprender mis razones.
Es casi siempre lo mismo,
Las mismas discusiones.
Que nunca comprenderé su enfermedad, que soy demasiado joven como para atarme a una vida tan difícil y que teme herirme. En mis adentros rodé mis ojos ya fatigada del mismo tema de nunca acabar.
—Te entendí y entendí tus razones. No es mi culpa que tú inseguridad haya podido más que tú amor por mi.
—Tu edad…—
—¡¡Ya suelta el jodido tema de mi edad y la tuya!! —. Bramé enojada y ofendida. Gloria de inmediato se puso de pie para ir a dónde estaba Douglas viéndonos sorprendido.
En mi vida le había alzado la voz a alguien pero es que Atlas hace que rompa con todo lo que me crie, con mis límites y lo demás.
Toqué mi frente respirando hondo pidiendo al cielo que me ilumine antes de que golpee a Atlas y le renueva esos pensamientos tan contradictorios e inseguros.