💛Capítulo 19: El Decimonoveno rayo de Sol.
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Douglas Robinson.
La tomé de la mano y juntos entramos de nuevo al mar de aquella playa. Su risa llena por completo mi corazón, me da a entender que conmigo se está sintiendo bien y que es feliz mientras esté a su lado. Grace usaba un bikini en colores tierras y su cabello castaño suelto al aire, la veía desde una distancia considerable y aún me cuesta entender que ella me ha elegido a mi por sobre todos aquellos chicos más jóvenes y claramente más atractivos. Sin embargo, no me quejo, al contrario, agradezco diariamente el tenerla en mi vida.
—¿Y Tony como lleva la crianza de su bebé?
Mi hija hace poco dio a luz a su hija; Mara Robinson.
La niña heredó un lindo cabello cobrizo oscuro que fácilmente puede confundirse con un castaño, es como ver a mi difunta esposa en la bebé de mi hija, ella definitivamente había heredado todos los rasgos de la madre de Tony. Atlas continuaba saliendo en citas con Eloíse y bueno, él aún no le dice que está enfermo por miedo a que pueda apartarse, aunque lo dudo, Eloíse se ve que está enamorada de mi hijo.
—Ya sabes, sigue aprendiendo a ser madre.
Grace se ha llevado bien con Tony, y Tony raramente la ha aceptado con la condición que nunca me aparté de ella porque antes de que Grace entrara en mi vida, todo giraba en torno a Tony.
—Luego de aquí quiero ir a verla.
Ella dejó de lado su miedo de estar en Londres y ahora vive conmigo y mis hijos en nuestra casa, decidimos vivir todos juntos para hacernos compañía mutuamente. El día que Atlas decida marcharse es porque finalmente ha sentado cabeza con Eloíse y van a casarse, pero Tony no permitiré que se vaya, y que Mara viva en cualquier departamento teniendo mi casa.
Tras varias horas más en la playa tomamos nuestras pertenencias y regresamos a la ciudad de Londres, en especial a nuestra casa donde nuestros hijos nos esperan. Es Grace la primera en entrar y luego yo. En la sala principal está Tony con Mara entre sus brazos siendo amamantada, mientras que Eloíse juega un juego de mesa con Harriet y Atlas.
—Hemos llegado familia. —. Anuncié, al verlos.
Verlos ser felices me hace sentir que hemos hecho bien al mudarnos de forma permanente hasta acá. Supongo que en Estados Unidos no podían rehacer su vida debidamente por la cantidad de recuerdos que allá abundan. Pero acá. Tony parece más feliz ahora que Mara existe y Atlas igual desde que Eloíse llegó a su vida.
—Se habían tardado.
Atlas nos recibe a ambos con un pequeño abrazo y nos invita a pasar. Tony me sorprendió cuando abrazó a Grace y le dio permiso de que tome a su bebé en brazos, fue un bonito gesto por parte de Tony hacia mi pareja ya que ambos tomamos la decisión de no tener hijos juntos. Yo ya me había hecho la operación que me impide tenerlos y ya mi edad ha avanzado un poco, afortunadamente Grace lo comprendió.
Pero igual consideramos la idea de adoptar.
—Bueno… yo estaba esperando que mi padre y Grace estuvieran presentes para hacer esta pregunta muy importante. —. Atlas me sorprende cuando toma a Eloíse de la mano para que se pare y él poder arrodillarse, todos vimos cuando sacó de su bolsillo una cajita aterciopelada. En el rostro de Eloíse se veía la emoción pero igual la sorpresa de que él haya decidido hacerle la pregunta.— Me di la oportunidad de conocerte aún cuando ya mis ánimos de amar se habían vueltos inexistentes, me hiciste ver qué nada saldría mal al volver a intentarlo, que ya nada podría pasar mientras estemos juntos. Me tomaste de la mano y me hiciste avanzar, me llevaste fuera de la oscuridad a dónde no pueda alcanzarme y te lo agradezco mucho. Eloíse… se que hay varias razones por las cuales no podemos estar juntos pero nada me haría más feliz que aceptes ser mi compañera de vida hasta que seamos unos viejos.
—Atlas…—. Susurró la pelinegra, viendo a mi hijo.
—¿Eloíse Campbell, quieres casarte conmigo?
Ella asiente frenéticamente mientras que solloza de la emoción. Atlas se pone de pie para ponerle el anillo en el dedo anular.
Él ya ha dejado ir el recuerdo de Asíc…
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Atlas Robinson.
Veo a mi padre venir a dónde me encuentro y se que quiere hablar de lo que acaba de acontecer. Eloíse se queda con Tony y Grace en lo que nosotros charlamos como padre e hijo en su despacho, quizás celebrando que me casaré dentro de poco con una chica sensacional y que ha sabido ganarse mi corazón. Él sirve en dos vasos un poco de whisky y me pasa uno, él toma su vaso y juntos vamos al jardín trasero.
—¿De verdad quieres casarte con ella?
Su pregunta me confunde, quizás aún crea que vivo por Asíc aún cuando eso ha dejado de ser así.
—Si, es a Eloíse a quien quiero.
—Espero seas completamente feliz al lado de ella y que puedan formar la familia que Harriet y tú merecen.
Es por eso mismo que quiero formalizar nuestra relación. Quiero que Eloíse reciba ese amor que en casa no recibe, quiero que mi hija tenga a una figura femenina en su vida en la cual pueda confiar y a quien querer como a una madre sustituta, y yo, yo buscaba paz y tranquilidad para así mantenerme estable.
Eloíse me da paz y tranquilidad, me ha enamorado en cuerpo y alma durante este tiempo que llevamos conociéndonos. Le ha robado el corazón a mi hija y Harriet la quiere y aprecia, y quiero que ella sea parte de nuestra pequeña familia.
—¿Sabes que Asíc es madre?
Algo había escuchado pero… no es como si me importe.
—Es bueno saber que continúo con su vida sin problemas.
—Yo la saludé cuando fui a Estados Unidos y su hijo es su vivo retrato. Heredó su cabello rubio y sus ojos azules, y su nombre… es tan familiar.
—¿Y como se llama? —. Pregunté, no miento y me causa curiosidad saber que nombre lleva ese niño.
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Editado: 02.08.2025