El último recital

La fanática

          Entró como una tromba al diminuto departamento de un solo ambiente, un sucucho con las paredes húmedas y llenas de moho. Empezó a tirar todo lo que encontró a su paso. Gritaba con todas sus fuerzas. ¡No puede ser!! Danny West anunció su salida del mundo de la música. ¿Por quéeee?¿Qué haría ahora sin escucharlo, sin verlo a diario? Intentó ingresar en su cuenta y nada...todo bloqueado, no podía acceder ni siquiera a su foto de perfil! Obviamente podía seguir viendo sus videos por internet pero se esfumaron para siempre sus esperanzas de ir un día a alguno de sus recitales. Vivía en esta pocilga y en estas condiciones porque guardaba cada centavo que podía para viajar un día a verlo.

—¡No puede hacerme esto!!! —gritaba tironeándose los cabellos. 

          Miró furiosa la pared donde tenía pegada toda su vida, desde los inicios de Snob y desde su primer entrevista en los medios. Allí estaba él, sonriente, mirándola seductoramente desde los posters, estaban las notas acerca de sus giras, sus horarios y ciudades que recorría. No podía ser tan malagradecido. Se dirigió prácticamente corriendo y empezó a despegar furiosamente todo lo allí pegado. Danny quedó con la cara transfigurada cuando destrozó por el medio la lámina. ¡Todo se convirtió en un desastre!

          Quedó tirada llorando amargamente en el piso lamentando que hubiera gente tan egoísta que no piense en los demás. Quedó allí durante horas, hamacándose en la oscuridad porque no había encendido ni las luces. Escuchaba en su mente las melodías que le venían atropelladas, mezclándose unas con otras: "EL DÍA QUE ME VAYA PODRÍA SER EL ÚLTIMOOO...", "CUANDO ESTOY CONTIGO VUELO A LO ALTO...""TE LLEVO TATUADA EN MI PIEL, HERMOSA MUJER"...y tantas otras letras que la habían acompañado casi diez años de la carrera artística de Danny...¿cómo podría deshacerse de ellas? No iban a dejarla en paz. Trató de espantarlas cual moscas cuando se acercan a la miel. Pero seguían allí, llegando una tras otra, sonando en su cabeza. Y parecía que iban a permanecer allí por mucho tiempo más.  

          La idea le vino en un sueño ese mismo día en el que estuvo en el suelo durante horas escuchando en su mente las canciones de Danny West. Soñó que iba en un hermoso yate vestida toda de blanco, con un vestido que parecía espuma y ondeaba con el viento de altamar. Él se acercó por la espalda y la abrazó apasionadamente. Ella pudo ver su rostro por el rabillo del ojo.

—¿Es que acaso no te vas a ir nunca de mi vida?—le preguntó ella.

—No...sólo hay una manera —le respondió.

—¿Cuál es?

—Mátame.

          Y ahí despertó. Soltó una carcajada y pensó que porque no se le ocurrió antes. Era la única manera en la que ella podría al fin alcanzar la paz que necesitaba en su vida. Si no era para ella, él no iba a ser de nadie. Todo ese día tuvo la sonrisa dibujada en la cara.
 




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