Tres días habían pasado desde la pelea contra la cazadora de entrañas, Frederick se hallaba junto a Lucy que seguía inconsciente recostada en un viejo colchón en el suelo, en una habitación del segundo piso de una de las casas menos destruidas donde vivían algunos de los niños huérfanos, la habitación era medianamente grande, los huecos del techo estaba cubiertos por madera, los muros despostillados aún conservaba un poco el color amarillo de los tapices, delante de los pies de Lucy se encontraba una puerta rota por la mitad de abajo y detrás de Lucy se encontraba una manta blanca que cubría la falta de un muro.
- ¿Cómo se encuentra? -dijo Igor entrando en la habitación, estaba exactamente igual a como Frederick lo había conocido salvo una venda que sobresalía de la camisa rota de su pecho.
-La fiebre ha bajado, pero sigue sin despertar, -respondió Frederick preocupado sentando en el suelo al lado derecho de Lucy, recordaba las horas que había pasado mirando como una chica la curaba, sus heridas habían sido vendadas y ahora no parecían ser muy graves, pero había llegado a provocar una fiebre alta y un dolor agudo en su cuerpo que provocaba unos gritos ensordecedores.
-Debes tranquilizarte chico -dijo Igor sentándose al lado de Frederick dándole un par de palmadas en la espalda-, Lucy es muy enérgica no morirá tan fácilmente, una pelea con la cazadora de entrañas y salir vivo no es algo para tomar a la ligera.
-Vaya apodo tan espeluscaste -dijo Frederick sin apartar la vista de Lucy recordando la pelea donde había sido completamente inútil, la mercenaria había sobrevivido de alguna manera y había escapado y lo que le preocupaba a Frederick era que regresara por ellos para vengarse-. ¿Cómo pudo sobrevivir a tal golpe?
-Es llamada así por su forma de asesinar -dijo Igor luego de una risa amistosa-, bueno no sería uno de los siete cazadores si fuera fácil de asesinar.
- ¿Cómo la mercenaria supo que Lucy y yo estábamos aquí? -pregunto Frederick levantando una ceja mirando a Igor interrogante.
-Sobre eso…-dijo Igor pensativo mirando a Lucy, luego volvió la mirada a Frederick, suspiro resignado a responder-, Aun no me he presentado muchacho -dijo de forma elocuente-, Soy Igor, solo Igor -dijo levantando la mano hacia Frederick.
-Parece que los apellidos no son muy populares hoy en día -dijo Frederick sarcástico.
-Tal vez suene extraño, pero así es -dijo Igor luego de una divertida risa-, Mi apellido es Dregony, Igor Dregony, no lo uso ya que nadie quiere saber el apellido de un anciano ex soldado que solo cuida niños huérfanos.
-Eso lo entiendo, es cierto no hemos tenido la oportunidad de presentarnos -dijo Frederick, se había quedado todo el tiempo al lado de Lucy que había olvidado siquiera presentarse ante todos los que lo estaban ayudando y levanto su mano para estrecharla-, Soy…
-El príncipe Frederick -lo interrumpió Igor tomando la mano del chico en un saludo amistoso-, Ex príncipe -recalco burlón.
-Así es -dijo Frederick confundido-. ¿Cómo supiste?
-Lucy -fue lo único que dijo sonriendo al mirar a la chica inconsciente frente a él-, Ella me había comentado sobre sacarte de prisión, no fue mucha la información, pero la suficiente para obtener mi ayuda.
-Eso no explica cómo fue que la cazadora llego hasta nosotros -dijo Frederick molesto elevando la voz y frunciendo el ceño, no quería hacer eso, pero sentía que había algo que no estaban diciéndole y aunque Igor lo había ayudado y aún estaba ayudándolo quería saber la verdad de las cosas.
-Muchacho no es mi deber decírtelo -dijo Igor en tono de seriedad mirando compasivo a Frederick.
- ¡Que no lo es! -grito Frederick poniéndose de pie-, Te recuerdo lo cerca que estuve de morir, ¿Cuál es la verdad?
-No eres el único que estuvo al borde de la muerte muchacho -respondió Igor con seriedad pareciendo contener su molestia.
Frederick se quedó en silencio, sabía que no había palabras que le ganaran a eso, era cierto lo que Igor estaba diciéndole, habían sido Igor y Lucy quienes habían estado a punto de morir y no él, Igor le había dicho que cuando cayó al suelo y ellos salieron de la taberna los niños que habían estado ocultos por temor a la cazadora habían salido e intentaron curarle cubriendo la herida y luego estaba Lucy que se había arriesgado por él, Frederick era el único que se encontraba ileso; sintiéndose avergonzado Frederick salió de la habitación rápidamente caminando entre las casas donde los niños corrían y jugaban alegremente queriendo alejarse y pensar a solas.