Lucy despertó con los rayos del sol golpeando su rostro, miro el tejado de madera por varios minutos, no podía moverse, el dolor del cuerpo le impedía si quiera agitar un solo musculo, toda su alma le recordaba el dolor y la tortura que había sufrido, se sentía afortunada de seguir con vida de algún modo, pero no podía dejar de pensar que algo malo había pasado, nada en el aire se sentía normal y estaba segura que no era a causa de sus heridas.
Miro a su derecha sorprendida al ver a Frederick no muy lejos de ella en una silla de madera sencilla casi dormido con la cabeza pegada al muro, no podía evitar sonreír al verlo se sentía más que feliz por verlo sano y salvo, por un momento sus preocupaciones se disiparon sabía que al menos ellos estaban a salvo, Lucy uso toda la fuerza que tenia para levantarse hasta quedar sentada en la cama donde estaba, todo su cuerpo punzaba de dolor, pero era algo que ya antes había soportado incluso peor en anteriores ocasiones.
Lucy miro a su alrededor la habitación en la que estaba, era pequeña, de cuatro paredes, a su derecha estaba la puerta que seguramente daba al final de donde quiera que estuviera y a pocos metros de ahí estaba Frederick, sin mover un solo musculo más que el suave vaivén de su respiración tranquila, Lucy no sabía cuánto tiempo había pasado, pero estaba segura de que había estado ahí todo el tiempo.
Frente a ella había un tocador simple de madera, no había nada mas que una jarra de agua, frente a ella se encontraba un espejo mediano y pudo observar como estaba cubierta de vendas, había una alrededor de su cabeza sobre su cabello cubriendo un poco su frente, un pequeño parche en su mejilla izquierda, otra más en su cuello que bajaba a su pecho, otra mas en sus brazos y piernas.
-Frederick- dijo Lucy llamando al chico dormido a su lado.
Frederick despertó en seguida al escuchar su nombre y la voz de Lucy llamándolo, se levanto de un salto dirigiéndose hacia ella, la miro detenidamente como aun con todos los vendajes su mirada estaba llena de energía, él sabía que ella estaba bien y por ese momento sus preocupaciones y tristeza se disiparon, ella estaba a salvo y se sentía torpe al dudar que ella no se recuperaría.
-Lucy ¿estás bien? - pregunto Frederick con aun algo de preocupación por el estado actual de Lucy, sabía que tenía energía, pero eso era distinto al estado físico en el que se encontraba.
-Estoy bien-dijo Lucy sonriendo delicadamente, aun con sonreír sentía que todo su cuerpo caía un rayo, pero no quería preocupar a Frederick- ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
-Aun estas adolorida ¿verdad? -dijo Frederick sonriendo ligeramente negando con la cabeza mirando a Lucy-, Han pasado diez días.
-Así que tanto tiempo-dijo Lucy bajando la mirada sintiendo pena por ella, sentía que estaba decayendo como guerrero.
-Considerando las heridas que tenías-dijo Frederick con un toque de dulzura solo para ella-, Me sorprende que aun estés respirando.
-Ya te lo dije-dijo Lucy sintiéndose animada-, No te desharás de mi tan fácilmente.
- ¿Qué fue lo que sucedió? -pregunto Lucy con determinación, estaba al tanto de que Frederick estaba postergando la historia, pero tenía que saberlo, aun si lo que escuchara no fuera agradable.
Frederick vacilo por un momento mirando a la izquierda la silla donde había estado dormido, no sabia como decirle a Lucy lo que había pasado y lo peor de todo no sabia como era que le anunciaría la muerte de Elías, sabía que la destrozaría; Frederick respiro profundamente preparado para decir todo cuando el sonido de la puerta le hizo dudar de nuevo, miro la puerta con los ojos entrecerrados mientras dejaba pasar a quien se encontraba den otro lado y observo a una chica entrar.
Era de tes tostada, de estatura mediana, ojos pequeños marrón oscuro, con un vestido sencillo color verde; portaba en sus manos una bandeja de plata con un vaso sencillo con algo caliente dentro, la chica se detuvo en el umbral mirando con una sonrisa a Lucy que había despertado.
-Le he traído un té a la señorita-dijo la chica sonriendo-, Para sus dolencias.
-Eres muy amable-dijo Lucy con tranquilidad respondiendo a la sonrisa de la chica que comenzaba a acercarse a ella, pero al llegar a la mitad de la habitación Frederick se levantó con excelente velocidad y desenvaino su espada apuntando a la joven al cuello provocando que dejara caer la charola con el té completamente aterrada- ¡Fredrick! -grito Lucy anonadada por lo que pasaba.