Lucy, Frederick y Avi caminaban apresurados por el bosque mirando en los alrededores en completo silencio, se acercaban cada vez mas a las montañas donde la cálida briza se convertía en una no tan cómoda, se acercaban a una pequeña aldea y ellos mismos sabían que donde había aldeas había generales dispuestos a atraparlos, la tención era lógica cuando se les acusaba de haber asesinado a un general y a su hijo uno de los mas importantes caballeros santos que había tenido el rey.
- ¿Lucy cómo te encuentras? -pregunto Avi caminando detrás de ellos.
-Si, estoy bien-dijo Lucy casi sin aliento.
-Hace ya varios días que salimos del puerto y llegamos al valle-dijo Frederick deteniéndose y mirando a Lucy que recuperaba el aliento-, Aun no estas del todo recuperada, se que hay que llegar lo antes posible al templo, pero lo más importante ahora eres tú.
-Eso lo sé-dijo Lucy-, Estoy bien, mientras más me ejercite más rápido recuperare el aliento.
-Y más rápido se agravarán tus heridas-dijo Frederick de forma arisca.
-Creo que lo mejor es descansar aquí por un momento-dijo Avi intentando apaciguarlos-, Hemos llegado a los límites del valle, abra que andar más y luego subir la montaña, sin mencionar que la guardia real y los cazadores están probablemente mas cerca de lo que imaginamos.
-Creo que tienes razón-dijo Frederick en un tono distante y frio.
-Iré a buscar un poco de agua-dijo Avi alejándose de ellos con rapidez.
- ¿Estas molesto? -pregunto Lucy mientras se sentaba bajo la sombra de un árbol.
- ¿Bebería estarlo? -pregunto Frederick con voz apagada.
-Bueno después de salir de ahí no te veías muy feliz que digamos-explico ella.
-Aun no estas del todo recuperada-dijo él tocándose la barbilla nervioso mirando a su alrededor con la guardia en alto-, Si nos atacan estamos muertos, no puedo protegerte, no puedo proteger a nadie.
-Así que de esto se trata todo-dijo Lucy suspirando de forma monótona poniéndose de pie con dificultad abrazando su estómago para apaciguar el dolor y caminando hasta estar frente a Frederick-, Te culpas por la muerte de Elías.
Frederick miro a Lucy por varios minutos, lo que ella decía era verdad y el estaba consciente de ello, pero tampoco esperaba que Lucy lo entendiera, realmente se lamentaba la muerte de su amigo, pero lo hacía más por su cobardía que por todo lo demás, había decidido si mas que nada en ser el rey y ayudar a todos lo había jurado a Elías, pero aquella noción de cobardía aun le impedía aceptar de todo algo que era más grande.
-Estoy bien- dijo Frederick en un suspiro.
-Eso no lo parece-dijo Lucy con dulzura tocando la mejilla de Frederick con delicadeza -, Pero te creo, siempre lo hare-dijo sonriéndole sinceramente.
-Pero que conmovedor-dijo una voz bastante varonil.
Lucy y Frederick miraron a sus espaldas desenfundando sus espaldas con rapidez hacia el hombre que se posaba frente a ellos, atractivo, alto, de contextura dura y muscular, un tono de piel moreno medio, con cabello corto, negro y despeinado, ojos pequeños marrón oscuro, naríz respingada y labios gruesos; vestía completamente de negro incluyendo su armadura y una resaltante capa negra que parecía mirar a un abismo, un arma sobresalía de su espalda una hoja lunar, un arma con una hoja pesada en pico, una guan dao.
-Eres uno de los caballeros santos ¿verdad? -dijo Frederick en un tono hostil colocándose entre aquel hombre y Lucy.
-En efecto lo soy-dijo el hombre con una enorme elegancia-, Más, sin embargo-dijo esté antes de Frederick se abalanzará contra él-, No les hare daño.
- ¿Cómo creerte eso? -dijo Frederick a regañadientes, pero en el fondo no podía confiar mucho en sus palabras, había confiado en Elías que era un caballero santo y quería creer que el no era el único que estaba de su lado.
-Es verdad porque yo-dijo haciendo una reverencia-, Jure servir a la realeza con mi vida.
-Eso es un juramento demasiado confuso-dijo Frederick.
-Pero real-dijo Lucy interrumpido a Frederick enfundando su espada respirando con tranquilidad-, Está bien-dijo ella respondiendo a la mirada confusa de él.