El ultimo shinigami

I

La primavera se notaba en los arboles de la calle del instituto, todos estaban en flor y desde la ventana de mi aula se notaba el color rosado de los pétalos y como caían con gracia al asfalto de la calle y algunos volaban hasta el patio del centro. Pasado un tiempo, tocó su campana de la media mañana para que todos pudieran realizar un descanso entre clases.

Las chicas charlaban entre ellas de la última moda como toda adolescente, el capitán del equipo de futbol entrenaba con sus compañeros mientras su chica miraba con sus amigas, los pasotas estaban fumando en la entrada del gimnasio […] parecía que todos hacían lo suyo menos yo, que estaba en el aula solo y escribiendo en mi cuaderno.

Una chica que pasaba por ahí corriendo me vio y entró en la sala para saludarme, pero me observo y se dio cuenta que no note su presencia al entrar en el aula.

Levante la cabeza y la vi, tenía una mirada de chica inocente con el pelo marrón corto y su estatura de alumna encantadora de casi 16 años con el uniforme de niña le hacía ser el objetivo de cualquier chico otaku del instituto.

- eh…hola-dijo la chica -

- pues…eh…-me costaba contestar pues por el hecho de que no la conocía, me había pasado todo el principio del año sin hablar con ningún solo compañero y aunque lo hiciera no tenía pensado nada para decir.

- me llamo Shingo, pero puedes llamarme Shin si lo prefieres-

- he…me llamo shen…shengoku-

- sabes, es la primera vez que te conozco y me resultas amigable, me gustaría saber si tienes algunas aficiones o algo que te gusta hacer…-no paraba de hablar y de amable conmigo, era la primera vez que alguien lo era, no me importaba que siguiera hablando porque su voz me resultaba agradable y simpática.

- ¿a qué vas a dedicarte? -

-La mayoría ya habían marcado su futuro y por eso era fácil hacer amistad entre ellos y yo no tenía pensado ningún futuro y no escribí ninguno en la hoja de aptitud del alumno-

La pregunta afectó tanto que continúe escribiendo en el cuaderno ignorando a la chica.

- perdona…si he dicho algo que no querías oír lo siento…oye ¿estás bien? -

Como veía que no contestaba miro de reojo para verme la cara.

Una de sus compañeras salto desde la puerta llamándola para que viniera y me dejara, se largó y desapareció tras el sonido de la campana.

Shengoku Kondori…ese era mi nombre.

 

Me había matriculado en el instituto Narita porque mis padres veían una oportunidad para mí, pero en realidad, era porque no se molestaron en mirar más institutos, escogieron el primero que hubiera en ese momento y cualquier instituto sería el adecuado para mi puesto que no rellené la casilla de aptitud de futuro trabajo.

El instituto Narita no era el mejor instituto de todo Japón, pero al menos lo era para la región en que me encontraba y se acostumbra uno cuando lleva tiempo en él.

En mi primer día me presenté delante de toda la clase como siempre hacen los alumnos nuevos, cuando lo hice ningún compañero me dirigió la palabra en todo el curso, algunos me hablaban solo para encargarme cosas.

Al final del día se formaban los grupos para organizar el fin de semana que se acercaba y la tarde de hoy. Pero yo, puesto que no conocía a nadie me iba solo a casa con mi pelo rapado y mi cuerpo delgado, caminaba por el patio de la entrada para dirigirme a la calle que luego me llevaría a la casa, pero primero me paré en la tienda de comics preferida.

La tienda se llamaba fune que significaba “la nave” se sabía el nombre por la nave espacial que ocupaba todo el letrero, la gente abría sus comics y leían en la esquina donde había unos sillones, pero el dueño miraba de reojo para que no estuvieran mucho tiempo con el comic, irónico porque en la tienda esa en especial era normal tener un sitio para leer puesto que así atraían clientes.

Miraba los comics buscando uno que interesara y parecía que los demás también lo hacían. Cuando salí de la tienda, el sol estaba desapareciendo por el horizonte como un precioso atardecer.

No sabía si mi padre me regañaría por llegar tarde pero no fue así, al llegar a casa me encontré a mis padres con lo suyo cada uno. Mi padre leyendo su periódico de la tarde en el sofá y mama preparando la cena de esta noche.

Subí por las escaleras y entré en la habitación donde tenía dos estanterías llenas de comics y un escritorio con el ordenador puesto de manera que no le diera el sol y no me molestara la luz de la misma. Puse mi mochila sobre la silla y me tumbé en la cama para poder dormir un poco, en ese tiempo que estaba tumbado en la cama pensé en aquella chica que me saludo en la escuela, a los pocos minutos de haber dormido lo suficiente mi madre estaba avisando para la cena y me dispuse para bajar por las escaleras.

Mis padres ya estaban sentados y listos para comer, me senté en una silla que estaba entre ellos dos de la mesa. Esa noche estábamos comiendo sopa de miso con arroz y unos nigiris que sobraron de ayer que casualmente era mis favoritos…de anguila.

-¿Qué tal el trabajo cariño?- le pregunto mi madre a papa



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En el texto hay: adolescentes, japon, combate

Editado: 24.07.2019

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