El ultimo shinigami

II

Salió el sol como todos los días, me estaba costando levantarme, pero algo hizo cambiar de idea. Una enorme mandíbula estaba puesta sobre mi cara que se veían las encías y todo.

-¡Ahhh!-

Salí de la cama corriendo y me puse al fondo de la habitación.

-Un monstruo… ¿Qu…Que quieres de mí?-

El monstruo con su enorme mandíbula de dinosaurio empezó a sonreír de mejilla a mejilla girando su rostro para poder verme, tenía unos ojos amarillos como las serpientes, y cubría la cabeza con una capucha que le salían cuernos de ciervo, el monstruo tenía el tamaño de mi habitación, pero en altura y escondió su enorme mandíbula de dinosaurio, cambiando a una cara escondida en la oscuridad donde solo se le veía los ojos de serpiente amarilla y la boca dentellada seguida por su capucha donde le salían sus cuernos de ciervo…seguí mirando aquella criatura, mientras me sonreía. Su anatomía es de cuerpo delgado pero anoréxico, se notaban algunos músculos en su cuerpo y carecía de alas, es más, llevaba una capa negra roída, gastada y negra. En los pies llevaba sandalias romanas.

-Permite que me presente- declaro el monstruo mostrando una reverencia

-Me llamo bokune y soy un shinigami-

Su voz era espectral y caótica, pero había algo en el que se respiraba como familiar, empecé a levantarme del suelo apoyándome en la pared donde me encontraba y lo señalé…

-¿un shirigami?-

-Shinigami…con “n”- salto el monstruo como si le hubiera irritado

-¿y qué quieres de mí?-

Su actitud cambio en ese momento porque volvió a sonreír de mejilla a mejilla.

-Veras…resulta que los shinigami somos comúnmente conocidos como ángeles oscuros o ángel de la muerte y claro solo aparecemos cuando alguien presencia la muerte con sus propios ojos o muere y tiene que ser guiado al “limbo”- esta última con los dedos entre comillas-para ser juzgado, castigado o llevado directamente a la luz- cuando pronuncio la última palabra, parecía que le había dado un bajón.

-¿Eso que tiene que ver conmigo? – no entendía su explicación con relación a porque estaba en mi habitación.

El shinigami no quería decirme la razón de su presencia en mi casa y se puso a mirar por la ventana como burlándose de mí.

“que maleducado es”

-Veras…anoche lo vi todo-

-¿Cómo que todo?- casi no podía tragar saliva

-Pues…todo-

“se acabó, un shinigami presenció la escena de mi vida que puede arruinar el resto con un solo acto de chantaje”

-Y… ¿Qué opinas?-

Se formó un silencio agobiante y frio donde los dos nos quedamos mirando cara a cara, yo casi sudando y el seguía sonriendo.

“¿es que no piensa decir nada?”

-Eres el indicado para un proyecto que me gustaría hacer contigo-

-¿Qué proyecto?- salté porque la pregunta no la entendía

-Quiero que me conviertas en el rey de los shinigami-

El shinigami se puso a explicarme la historia del juego…

Cada 10 años, nosotros los shinigami del mundo espectral elegimos a los más fuertes para que se convierta en el rey y gobierne a los demás…pero resulta que yo he sido elegido como uno de los fuertes…

-Mira que bien… ¿y eso que tiene que ver conmigo?-

-Espera que no he acabado- saltó el shinigami sacando su mandíbula de dinosaurio en la oscuridad de su capucha y luego continúo hablando- …y claro para participar necesitamos un Raida* (jinete) en estas pruebas…es decir, mortales-

La duda de esa palabra entró en mi cabeza durante unos minutos y luego saltó de mi mente como un chispazo.

-¿un…Raida? ¿quieres que yo lo sea?-

-Si…tú, veo que aprendes rápido Jajaja- el shinigami comenzó a carcajear como si le hiciera gracia

Me puse histérico y en un estado de pánico diciendo todo el rato - ¿Qué? ¿Cómo? -estaba soñando seguro.

-Mira…shinigami…yo no puedo ir encima de ti como si fueras un caballo…no sé nada de lucha y encima… ¡mírame! soy un enclenque-

Mire el reloj que estaba en el escritorio…

-¡Dios…llego tarde!-

Me cambie de ropa como un poseso y la ropa volaba por la habitación. Me disponía a salir de la habitación con la mochila…

-Si sales por la puerta…el juego habrá comenzado- saltó bokune antes de que abriera la puerta.

-¿si abro la puerta?- esas palabras parecían hielo en mis oídos y una enorme daga de hierro atravesaba mi corazón

-No digas tonterías…si quieres que sea tu Raida… ¿por qué empezaría el juego sin mi aceptación?-

-Va, me voy- exclame dando un portazo al salir

Y el shinigami se quedó allí con la sonrisa en su rostro.

No me dio tiempo a desayunar con la charla de aquel ser extraño y encima dice que soy el indicado, vaya por dios será algún tipo de castigo por tener mala suerte.



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En el texto hay: adolescentes, japon, combate

Editado: 24.07.2019

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