Habíamos vuelto a mi casa para estar más cómodos…”si”…la chica, yo y el shinigami…
“¿Por qué la dejaría entrar si no la conozco de nada?”
Por suerte mis padres no iban a estar hasta la noche y podía tenerla en casa para que se curara.
-Toma esto- dije dándole unos vendajes del botiquín
-Gracias- me respondió aceptando los vendajes
-Bueno… ¿Cómo te llamas?- salto bokune mirando desde mi lado a la chica
-¡bokune!- Lo siento perdónale
“Pero ¿por qué me disculpo? Seguro que ella no puede verlo”
-Me llamo Reika, pero podéis llamarme Rei-
“¿queee? ¿Puede verlo?”
-¿ocurre algo?- se percató de mi cara de asombro exagerada
-¿es que puedes verlo?-
-yo también tengo un shinigami-
“vaya sorpresa, resulta que también era una Raida como yo, aunque no me extrañaba por el combate de antes”
-Ehh, ¿Cómo es que no llevas tu amuleto?- exclamo mirándome de cerca
-¿un amuleto?- me gire y mire a bokune con cara de duda.
-Ahhh sí, se me había olvidado-este se sorprendió, empezó a sacar algo de debajo de la capa roída y saco un anillo con números romanos grabado en él.
-¿Qué es?- pregunte cogiendo el anillo de su mano
-Es un amuleto akuma, con él te puedes identificar entre los demás shinigami para que no te ataquen sabiendo que solo puede hacerlo los que estén dentro del juego…póntelo-
-Vale- me puse el amuleto, casi temblaba del nervio
Cuando me puse aquel anillo en el dedo se lanzó como una onda por toda la habitación.
- ahora estamos vinculados por el amuleto…yo trasmitiré mi energía a tu alma para que puedas luchar contra el contrario, pero este puede hacer como sucedió antes…mandar al shinigami o el solo-
- espera…espera… ¿me dijiste que el juego comenzaba si salía de la habitación? -
- si…pero esto es para que te proteja e intentes ganar-
- ¡pero no quiero participar! -salte descontroladamente
Me intente sacarme el anillo, pero no podía estaba como pegado a la piel.
- ¿Qué ocurre? ¿Por qué no puedo quitármelo? -
- porque ahora es parte de ti y solo podrás quitártelo hasta que ganes o alguien te mate- explico Reika sentada en el cojín.
Tenía la cara llena de tiritas y vendajes, en el cuello estaba el collar que vi antes, pero con otra pieza más en el cordel.
- ¿ese es otro amuleto akuma? -pregunte señalando el colgante del cuello
La chica cogió el colgante y me lo enseño…
- si…este es el mío-señalo una cruz de madera-y este es de esta tarde-tenía forma de cráneo plano
- entonces… ¿también te quedas con el amuleto de tu enemigo? -
- sí, porque solo de este modo, los demás enemigos sabrán lo fuerte que eres y si es difícil matarte o no-
Bokune empezó a reír tapándose la boca con la mano.
A mí no me hacía gracia la verdad…mi estómago empezó a rugir de hambre.
- preparare algo para comer- me levante y salí de la habitación para irme a la cocina.
Busque y busque, pero no había nada salgo unos boniatos, unos sándwiches y un té de esta mañana. Calenté el té en el microondas al igual que los boniatos por suerte los sándwiches se podían servir fríos, luego eché el té en una taza típica de barro cilíndrico y lo puse todo en una bandeja para invitados.
Cuando volví a la habitación, la chica seguía sentada en el cojín sin moverse y Bokune estaba sentado en la silla sin apoyar los pies en el suelo…en comparación la silla con el…parecía como si Bokune fuera un águila posada en la mano de su dueño.
“Pues sí que parece que yo sea su Raida”
Cuando coloque la bandeja en el suelo, Bokune se acercó como un perro que olía el suelo…
- ¿Qué es esto? -pregunto cogiendo uno de los boniatos
- es un boniato que asó mi madre esta mañana para comer-
Bokune cogió el boniato y le dio un mordisco, sus ojos se pusieron llorosos de emoción.
- ¡qué bueno esta! -
Empezó a devorarlos como si fueran pasteles.
- ¿tanto te gustan? -le pregunte con asombro
- nosotros los shinigami cuando probamos algo del mundo mortal por primera vez se convierte en algo irresistible para nosotros-
- ya veo-
Reika en cambio se tomaba el sándwich despacio y solo iba por el primero. Yo en cambio cogí otro sándwich y empecé a comer con ellos.
…
En otro plano aparte, estaba el reino de los shinigami, lugar donde vivían y realizaban sus perversos trabajos. Allí había un castillo de piedra muida y dentro un trono cubierto de velas encendidas desgastadas.
- mi rey…uno ha caído- grito un cerdo con traje de monje entrando por un portón enorme