El mundo espectral no era como me lo explicaron, todo era triste, solitario, parecía un desierto de cadáveres de animales.
Los únicos que vivían en aquel lugar…eran los shinigami, los ángeles de la muerte, había dos tipos: los akuma taipu (tipo demonio) y los shinsetsuna shinshi (tipo caballero), ambos crearon un reino donde los akuma taipu salían por la noche en busca de almas que vayan a morir o ya lo estén y los otros a proteger al actual rey de los shinigami.
-¿Cómo va los combates por el mundo?- una figura imponente se alzaba sentada en un trono que estaba unido al suelo
-El shinigami bokune, ha destruido a su primer enemigo y no hay noticias de los demás majestad-
-Bien, ¿Dónde está nuestro árbitro?-
-Haciendo su trabajo nos informa en todo momento-
-Socorro por favor…queremos salir- las voces venían de las paredes del castillo que estaba llenas de almas desdichadas y cazadas por los shinigami.
La figura se levantó de su trono y fue hacia una de las jaulas donde con su enorme garra saco una de ellas y la devoró como un trozo de carne.
-Seguir informándome como siempre-
-Si amo-
…
Mis condiciones no habían mejorado y estaba lleno de heridas hasta en el pelo y las habían tapado todas con vendajes. Me encontraba tumbado en una camilla de un hospital, no me atrevía a moverme por miedo a que me dolieran y estuve allí pensando en la batalla.
“mierda sino hubiera cogido el collar, me habría matado”
Estaba decepcionado conmigo mismo por esa idea, mierda, y tenía razón.
Alguien entró por la puerta de mi habitación, era un enfermero de casi la edad de mi padre…
-Buenos días chico, ¿dime, nos encontramos bien?-
-Si, gracias-
-¿te ha dolido el cuerpo durante la cura?-
-No, estaba dormido-
Continúo con su revisión y luego se fue por la puerta…vino un silencio donde solo se oía los coches de la calle y el ruido de la gente caminando de un lado para otro…
-Tenemos que hablar- me había percatado de la presencia de bokune que se encontraba en la ventana de mi habitación. Este empezó a sonreír de mejilla a mejilla
-¿de qué quieres que hablemos?-
-De todo…-
…
Bokune me empezó a contar toda su historia de los shinigami y las reglas del juego. Algunas de las ya mencionadas no se repetirán…
-El combate dejara de funcionar cuando el sol se vaya por el horizonte
Solo será permitido el combate a los shinigami con su raida propio
El ganador del juego deberá entregar los amuletos akuma de los otros jugadores al árbitro shinigami
Ambos shinigami y humano tendrán conexión de alma, es decir, si el raida sufre también el shinigami o viceversa.-
Otras más que se irán diciendo…
-Entonces si cumplo con las reglas ¿podre estar a salvo?-
-Sí, pero también tienes que poner de tu parte…luchando-
-¿lu…luchando? ¿Cómo voy a luchar? -
-¿Vosotros los humanos no lucháis?-
-Sí, Pero no se luchar y no tengo ningún arma- estaba temblando en la camilla con el cuerpo lleno de cicatrices.
Mis padres entraron por la puerta de mi habitación del hospital y creo que mi madre estaba llorando, ambos se acercaron corriendo y me dieron un abrazo por ambos lados.
-Ohh hijo cuando vimos en las noticias el desastre nos preocupamos mucho-
-No te preocupes mama, estoy bien-
-Eres un buen hijo shengoku- mi padre me puso su mano sobre la cabeza en forma de cariño.
Al rato se fueron para la casa, bokune seguía en la ventana mirándome fijamente.
- ¿entonces vas a entrenar? - pregunto el shinigami
-si…hagámoslo-
Tarde unos días, pero por fin salí de aquella habitación de hospital, mi padre me recogió con el coche y nos fuimos par la casa. Cuando entre en la habitación, estaba igual que como la deje, mi padre dejo la mochila en la silla y luego se fue para dejarme solo, por suerte mañana era sábado y podía descansar.