El ultimo shinigami

VIII

Salió el sol y ya era sábado como me di cuenta. Me costó levantarme de la cama con las heridas del cuerpo, pero conseguí salir y dirigirme a la mesa donde tenía el móvil y las llaves, baje las escaleras y la tele del salón estaba encendida, hablaban del incidente en mi instituto, decían que la causa era un terremoto, pero yo sabía que no era así, aunque claro nadie me creería, Salí de la casa y me despedí de mis padres.

La calle estaba totalmente vacía, no había nadie y paseaba tranquilamente para llegar a un descampado que andando se tardaba poco y además no tenía bicicleta. Bokune me seguía por detrás porque sabía que la gente no la podía ver, aunque eso no me consolaba debido a que yo si podía verlo y seamos sinceros un demonio feo y patético flotando encima de mi cabeza no me agradaba en cuerpo y espíritu.

-Bueno…lo primero, antes de entrenarte para ser un Raida es que poseas un objeto como arma para defenderte y atacar a tu enemigo-

-¡pero no tengo ningún arma ni objeto para usar!-

-Tranquilo porque eso ya lo vi en el primer combate, pero en el segundo demostraste inteligencia estratégica, algo que nunca he presenciado de nadie cuando viajo por el mundo terrenal…hasta ahora-

-¿inteligencia estratégica? me parece que alguien no sabe cómo soy realmente.-

-¿Qué usare como arma Bokune?-

-Cada Raida utiliza un arma con relación a su shinigami o su personalidad al combatir…el matón no tenía armas porque su shinigami estaba preparado hasta los dientes, Kitto eligió la misma arma que Kumo y ahora tú debes escoger-

-¡espera, que te olvidas de alguien!- un silencio se produjo

-¿de quién?-

-Reika, ella también tiene un shinigami y usa una navaja de bolsillo como arma… ¿pero no se ha visto que arma usa su shinigami-

-Yo tampoco lo sé y además no es cuestión del arma sino de la fuerza que emerge de la unión entre el shinigami y su Raida-

-¿Qué quiere decir eso de “la fuerza de la unión…”?-

La cara de bokune mostraba desesperación y agotamiento mental.

-Cuando luchas, el otro transmite sus habilidades y su fuerza en el combate por eso, cuando te enfrentaste contra Kitto, este parecía que tenía habilidades sobrenaturales, pero en realidad estaba usando las habilidades de su shinigami y viceversa cuando se enfrentó contra mí-

-¿entonces…si me entreno mucho podré usar tus habilidades de combate y también tú no serias derrotado no?-

Bokune realizó palmaditas con ambas manos como si fuera un sarcasmo…

-Bien…bien…lo has adivinado bueno…pues que empiece la prueba-

-ESPERA… ¿Cómo voy a entrenar?-

Y no era de extrañar, él era un fantasma y yo un mortal pequeño y casi sin aspecto de luchador.

-Yo lo hare- saltó una voz por detrás, era Reika llevando un chándal puesto de color rojo y en una de las manos llevaba dos katanas de madera.

-Le dije que viniera y te ayudara con los entrenamientos de combate-

-Pero ella también está en las pruebas de los shinigami ¿no?-

-Confía en mi…yo no deseo destruirte…esto se hará a esta hora para que no nos pillen desprevenidos y no intenten matarnos-

La chica era lista en cuanto a la idea de hacerlo lejos de la mirada de ajenos, pero de ayudarme sabiendo que ella también estaba luchando.

-¡toma!- grito dándome una de las katanas.

-¿y qué hago con…?- fui interrumpido por un golpe en la cabeza de la katanas de Reika.

-¿pero qué haces…?- volví a ser interrumpido con otro golpe en las piernas y me caí de espaldas al suelo.

-Dije que no te mataría porque estoy de tu parte, pero eso no quiere decir que sea amable en el entrenamiento y además…si quieres ser fuerte tienes que entrenarte física y mentalmente-

Los golpes eran cada vez mayores y no se podían tener control sobre ellos, cuando intentaba golpearla ella me daba peor, casi parecía que una de las heridas se había abierto con los golpes y tanto tiempo golpeándonos que no nos dimos cuenta de que el sol desaparecía por el horizonte y yo estaba más agotado y cansado.

-Continuaremos mañana a la misma hora- envaino la espada en su espalda y dejo la mía en el suelo como si me la ofreciera.

Todas las farolas estaban encendidas y me movía como un zombi recién salido de la tumba, bokune me seguía por detrás.

-Los entrenamientos no siempre son fáciles pero seguro que lo conseguirás- dijo Bokune con una sonrisa grande en la boca

-¿en serio? Me ha molido, tengo moratones donde ya había y ella dice que soy especial, ¿si soy el especial porque me muele a palos?-

-Pero Shen, ¿no esperaras que ella te trate como un príncipe?-

En realidad, si quería, pero había vivido siempre en la sombra que estaba acostumbrado a que no me hicieran daño, pero ese daño era mortal.

Se veían las estrellas y las luces de la casa estaban encendidas, esperaba lo peor, mis padres me estarían esperando para regañarme. Pero algo me sorprendió al entrar por la puerta…los dos estaban como siempre, ni gritos, ni llantos, ni preguntas de… ¿Dónde estabas? ¿Qué hora son estas? no, los dos estaban haciendo lo que hacían antes de que acabara en el hospital



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En el texto hay: adolescentes, japon, combate

Editado: 24.07.2019

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