El último sobreviviente.

CAPITULO XI: Estoy listo.

Mi cabeza está a punto de estallar ¿Qué me acaba de contar? Es una historia totalmente diferente a las que me decía mi madre antes de dormir, pero le creo, es un ángel y vivió todo en carne propia, la verdad me ha sido revelada me siento agradecido por ello.

– Deja de pensar tanto y descansa, recuerda que te necesitamos para poder rescatar el mundo que les pertenece.

– Gracias Dogma, quisiera encontrar más sobrevivientes y re armar este mundo como siempre lo he soñado.

– Y así será Brad, te prometo que así será. –Me dice mientras me toca el hombro y sonríe–

En ese momento Dogma se levanta de su asiento y me ayuda a ir hasta una habitación, en la cual hay una repisa de barro, me recuesta en ella y me deja descansar.

–Suena una explosión. – ¡Brad! Necesitamos que cubras a Adam que se encuentra en la trinchera oeste cerca de la base, corre inmediatamente.

 – ¡Si señor!

Me dirijo rápidamente hasta el lugar mientras granadas y disparos se escuchan a mí alrededor, mi mejor amigo Adam se encuentra atrincherado esperándome para lograr la maniobra delta y poder acabar con el grupo terrorista ISIS.

Me encuentro con él y le doy las órdenes del General las cuales escucha con mucha atención, voy junto a mi amigo mientras estoy disparando con mi fusil cubriéndolo de algunos terroristas, todo va bien, ya vamos llegando al lugar y por fin podremos finalizar esta batalla de tantos años.

De un momento a otro me encuentro de rodillas en un estilo de casa abandonada, mis manos las observo y están totalmente llenas de sangre, miro todo el lugar y en el suelo está tirado mi amigo herido con las tripas sobresaliéndole de su cuerpo, comienzo a temblar ¿Qué demonios paso? Doy unos pasos atrás saliendo de la casa, me volteo y observo muchos muertos a mi alrededor, tanto terroristas como compañeros soldados, decapitados, asesinados por bala, algunos simples pedazos de carne en el suelo y lo peor un gran charco de sangre el cual recorre el lugar como un rio, soy el único vivo de esta batalla y estoy presenciando un matadero humano.

–Brad ¿Por qué no me ayudaste?

Escucho la voz de mi amigo en la casa abandonada, me giro rápidamente y lo observo levantado todo lleno de sangre y con un gran agujero en su estomago.

– ¡Brad ayúdame! –Escucho como me dice mientras su voz esta quebradiza y lágrimas brotan de sus ojos–

¿Qué puedo hacer? Nunca puedo salvar a nadie, soy un completo inútil ¿Por qué maldita sea? ¿¡Por qué!?

Despierto de aquella pesadilla sentándome y respirando agitadamente, esta empapado de sudor todo mi cuerpo, es el recuerdo de mis tiempos como marine y es el más desagradable que ha podido vivir mi cerebro.

– No pude salvarte Adam, lo siento. –Digo en voz baja mientras escucho unos pasos acercarse a la habitación.

– Ya despertaste ¿Cómo te sientes?

– Mejor Paymon, ya no me duelen mis heridas y siento mi cuerpo con las energías al cien porciento.

Me levanto de la repisa mientras observo que llega Dogma con un morral en su mano derecha y con unas ropas en su mano izquierda.

– Toma póntelas, no queremos que salgas en pura ropa interior por el mundo a pelear contra demonios. –Me dice mientras me lanza la vestimenta que llevaba en su brazo.

Cierto, con tantas vendas en mi cuerpo no recordaba que estaba casi desnudo. Me pongo el blu jean, la camisa blanca y la cazadora azul junto a unos zapatos altos color marrones oscuros que son muy parecidos al color de mis ojos. Dogma me observa y me da una daga para afeitarme, con cuidado lo hago y quedo totalmente afeitado, también me corto los lados de mi cabello castaño oscuro y con una tijera que me da Paymon me rebajo el volumen del mismo, me siento listo para cazar demonios.

– Aun no lo estas. –Me dice Dogma como si leyera mi mente.

Se acerca a la repisa colocando la mochila en la misma, mientras Paymon se retira. Dogma empieza a sacar cosas peculiares del morral ya sean flechas, granadas transparentes, muchos cartuchos de bala y un estilo de tubo pequeño muy curioso que tiene forma de dragón, me mira mientras sonríe y me da una Magnum .357 con un cañón reforzado y un tambor de ocho balas, me impresiono al ver tan peculiar arma, no se compara en nada a mi antigua pistola, la coloco en mi pistolera que llevo en mi cintura y la siento un poco pesada pero será muy necesaria para combatir esos demonios.

Pasan unos segundos y llega Paymon con un arco de flecha, un lanzacohetes RPG y un lanzagranadas MGL.

Es una gran artillería la cual me deja impresionado, Paymon hace que me quite la cazadora colocándola en el morral y me da un correaje completamente cargado de municiones para el lanzagranadas, tanto explosivas como de fuego, me indica que las que explotan son para los demonios ya que llevan en su interior pólvora combinada con maná del cielo y las de fuego son para los ángeles que intenten interponerse las cuales tienen llamas del purgatorio en su interior, así igual las municiones de cohetes, me coloco el correaje de lado en mi cuerpo mientras observo que me queda perfectamente a la medida.

Luego de eso se acerca mi amigo demonio y me pone en mi espalda un estilo de agarradera para poder mantener el lanzamisiles en mi espalda y no me incomode mis manos, mete el arco en el bolso y el lanzagranadas lo llevara Dogma, se prepara también el ángel desterrado colocándose sus látigos en su cintura y su espada bien acomodada en la misma, se pone el morral y respira hondo mientras sonríe observando a Paymon.



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En el texto hay: apocalipsis demonios

Editado: 10.04.2018

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