Mike tomo el bus que le llevaría a su nuevo destino, el cual a pesar de ser aterrador, era la única salida a los problemas de su vida, más bien, la de su familia.
Y como era una constante de Mike, a la hora de elegir asiento se le hacía muy complicado. Sentía que le molestaba a todo aquel que se sentase con el, en resumen, su inseguridad le volvía a pasar factura en esta situación.
Sin embargo, un chico levanta la mano y le llama a sentarse con el, Mike jadea un poco en si ir y no, pero tampoco quería quedarse de pie todo el camino. Por lo que va y se sienta junto con el joven.
Aquel chico tenía una apariencia agradable. Contaba con una camisa blanca y unos pantalones de color negro. En su muñeca llevaba un reloj humilde, de esos que puedes encontrar incluso en cualquier lugar y su brazo tenía tatuado un nombre. "Margaret".
Mike aún inseguro, tiene su cabeza agachada, fijando su vista al suelo de aquel bus. Esto le hace darse cuenta que el bus era algo viejo, y que estaba algo sucio... Pero cumplía su función. Y así se mantuvo por unos largos dos minutos, hasta que el joven que le llamó a tomar asiento junto a el, vuelve a tomar la iniciativa.
—¿Cómo te llamas? -Mike con una voz muy baja le dice su nombre y hace la misma pregunta- Pues yo me llamo Piter.. con I, ¡Jajaja! -finaliza-.
—Y... ¿tú también iras al... ejercito? -Pregunta temeroso Mike-.
—Si... La verdad es que, no me quedaba de otra. -Responde Piter-.
—¿Por qué? -Consulta Mike-.
—Mira, ¿ves el nombre que tengo tatuado -Mike asiente- Es el nombre de mi hija. -hace una pausa y continúa- Es... Es la niña más linda y tierna de este mundo... ¡Te lo aseguro! Pero, yo no tengo como alimentarla... -realiza otra pequeña pausa y procede a mostrar su pecho- Y aquí, tengo tatuado el nombre de su madre, que en paz descanse... -Finaliza-.
—Oh... lo siento mucho... -Piter asiente- Si no te molesta, ¿te gustaría contarme que le ocurrió? -Piter le mira dudoso, pero asiente con la cabeza-.
—Claro... Íbamos a comprar unas cosas, Margaret en ese entonces tenía cerca de 2 años... Era una bebita... y bien... Cuando estábamos cruzando la Avenida 43, no se si sepas de ella -Mike asiente con la cabeza en señal de afirmación- Pues... un... un maldito... ¡Un maldito bastardo la atropelló! ¡El muy hijo de perra iba drogado...! Yo... yo logré esquivarlo... e intenté ayudar a mi mujer, pero no pude y el bastarlo la mato...!
—Oh... Debe de ser duro recordarlo... ¿No? -Pregunta apenado por lo que acaba de oír-.
—Hasta ahora... Es lo más duro que he vivido, pero... Ya sabes, mi hija debe ver que su padre es fuerte. El más fuerte... -Dice apenado-.
—Claro... Te entiendo Piter... -Finaliza-.
Al terminar esa breve conversación, Mike y Piter se percatan que muchos los estaban mirando (y escuchando) mientras conversaban. Lo cual concluyo en un viaje muy amistoso, nostálgico y lleno de historias para contar.
Y luego de unas largas horas de viaje, que gracias a tantas historias y conversaciones, se había hecho corto, el autobús llego al regimiento. Además, lo que al inicio podría haber parecido una experiencia algo aterradora, ahora parecía algo muy amistoso. Al ya haber formado una especie de hermandad con los demás reclutados.
Al hacerlo, Mike mira su reloj y se da cuenta de cuantas horas habían pasado "¡¿Qué?! ¿En que momento pasaron 5hrs? ¡¿Cuán lejos estaba el regimiento entonces?!". Todos los que iban en ese autobús se bajan, para por primera vez, ver la entrada a un regimiento militar.
Los reclutas (incluyendo a Mike) se acercan a la entrada. En donde son recibidos por un soldado sin el menor aprecio siquiera por ser personas, mostrando una indiferencia sin igual. Este les solicita a cada uno las fotocopias de su cedula de identidad, titulación académica y la certificado de aprobación entregado en sus pruebas. Al entregarlos, les da las indicaciones correspondientes y le permite el ingreso.
Mike, al ser alguien muy tímido, al momento de tener que realizar este "trámite" por llamarle de alguna forma, no paraba de temblar. El soldado a cargo, se percata y de forma muy seria le habla.
—Si vas a estar así, mejor ni te hubieras presentado. Aquí tienes que ser fuerte y no un marica. -Dice tajantemente el soldado-.
—Ah-ah mil disculpas. Si, soy fuerte. Más de lo que se imagina. -Dice de forma segura... o esa era su intención-.
—¿Ah si? -Cuestiona el soldado- ¿Entonces no te importaría tener una pelea conmigo no? -Finaliza-.
—Claro que n-Lo interrumpe Piter-.
—No es por nada pero seguimos esperando aquí señor. -Dice mostrando firmeza-.
—Ahg... Joder esta bien. -Dice y le da las indicaciones a Mike, y este último se va-.
Luego de eso, Mike se dirige al lugar indicado, y si no fuera por su muy buena intuición, seguramente se hubiera perdido y hecho el ridículo. Tras el llega Piter, quien algo molesto le recrimina a Mike unas cosas.
—Mike. Yo no se si es que tu tienes unos huevos del porte de un continente o es que eres tonto. -Dice Piter-.
—¿Eh? ¿Por qué lo dices Piter? -Pregunta Mike-.
—Pues mira, yo no sé como cresta le ibas a hacer para hacerle frente a un Cabo primero en un pelea cuerpo a cuerpo. Si es que ahora estarías en es hospital -Le responde a Piter-.
—¡Me dijo que era una marica! ¡¿Qué se supone que debería haber hecho?! ¿Eh? -Dice exaltado Mike-.
—Callarte. O evitar de alguna forma la confrontación. Aquí ya no es como allá afuera. Si pueden, te van a apalear. Y créeme, tanto tu como yo, ni peleando juntos le haríamos frente a un Cabo con preparación. -Argumenta Piter-.
—Agh... Maldita sea... Vamos, tienes razón, aunque me toque los huevos, lo que dices... Es totalmente lógico. -Finaliza Mike-.
—Vamos, si es que no me hubiese metido ya estarías siendo llevado pa' casa. -Finaliza también Piter-.