Una tarde en uno de los barrios pobres de Kiev Ucrania, vivían los Shevchenko, una familia de escasos recursos que, después de la crisis económica causada por la pandemia perdieron su negocio que los ayudaba a sustentar sus gastos. La familia era integrada por cinco miembros: Oleksandr el padre, Natalka la madre, y Lyaksandra, Kejan y Kyrylo los hijos. El presidente de Rusia Boris entró en conflicto bélico contra el presidente de Ucrania, su mentor y general del ejército de Rusia, el coronel Grigori Yefimovich, era un tipo frío y sanguinario, un psicópata casi sin conciencia moral.
Durante una reunión familiar por la tarde, la familia Shevchenko disfrutaba de una agradable comida típica de la región, no obstante, entre risas y juegos fueron interrumpidos tras una lamentable noticia que desgarraría el corazón de la madre al escuchar a la reportera anunciar lo que sería una posible guerra entre Rusia y su país natal.
—Estamos al borde de una guerra entre Rusia y Ucrania, les pedimos estar informados ante la situación actual que vive nuestro país, repito, aun no se ha confirmado nada, pero debemos estar alerta —reportó la mujer tras el televisor.
La madre volteó a ver a sus tres hijos divertirse sin enterarse de la noticia, el padre de los niños llamó por teléfono para preguntar si su esposa había visto la noticia.
—Natalka, ¿has visto el reportaje de esta tarde? —preguntó el esposo.
—Si lo he visto, ¿ahora qué hacemos?, apenas tenemos lo suficiente para mantenernos después de que la pandemia nos afectará y cerráramos nuestro restaurant, Oleksandr, tengo miedo, no quiero que los niños sufran —comentó la esposa con una voz quebrada.
—Esperemos que esto se solucione pronto, esto se solucionará, me tengo que ir, regreso en unas horas.
—De acuerdo, ve con cuidado, lyublyu tebe[1] —colgó la esposa.
Mientras Oleksandr, conducía su auto unos civiles del ejercito de Kiev y del resto de Ucrania marchaban por las calles, esto no parecía buena señal para el padre de familia que iba a festejar el cumpleaños de su hija Lyaksandra, quien en pocos días cumpliría sus XV años. Oleksandr es un tipo escéptico y libre pensador: con un pasado cruel y traumático, lo obligaron a ser el tipo de persona que es hoy, no profesaba ninguna religión, para él Dios no existía. Un tipo de apariencia seria y calculadora: piel blanca, ojos azules y cabello caoba largo, vestía un traje color café, camiseta blanca, corbata negra y zapatos negros de vestir.
Natalka madre de tres hijos: dos hombres y una mujer, de catorce, doce, y ocho años respectivamente. Natalka había nacido en unos de los barrios más pobres de Ucrania; ahí fue donde conoció a su esposo Oleksandr. Natalka: una mujer de cabellos rubios y largos, ojos grisáceos, de una peculiar sonrisa, vestía una chamarra color negra que cubría su blusa azul celeste, pantalón de mezclilla y zapatillas negras.
—Mamá ¿Qué fue eso? —preguntó Lyaksandra.
—Nada hija, vamos, sigamos jugando.
—No importa, sé que esto se arreglará pronto, tú has dicho que los problemas se resuelven hablando. Estoy segura que esto acabará cuando ellos hayan dialogado, nada podrá interrumpir mi fiesta de XV años —explicó Lyaksandra.
—Así es hija, todo va estar bien, confiemos en Dios —dijo la madre abrazando a su hija mientras sus lagrimas escurrían por su rostro.
La pequeña Lyaksandra fue al encuentro con sus hermanos para seguir jugando mientras papá llegaba del trabajo.
A continuación el orden de los hijos de la familia Shevchenko: Lyaksandra, la mayor de los tres hermanos, una pequeña curiosa: había sido instruida para ser una maestra y psicóloga, le encantaba mucho la lectura y la literatura clásica, en su pequeño librero resaltaba a la vista libros de Oscar Wilde, C S Lewis, Julio Verne, Fiódor Dostoyevski, H. P. Lovecraft y Abril Camino. Una niña muy lista para su corta edad: de piel blanca como la luna en las noches oscuras, ojos grisáceos herencia de la madre, cabello rubio con dos coletas hacia atrás, con un vestido azul rey; su favorito, y zapatillas negras. Kejan el de en medio: un niño con un gran interés por los dinosaurios, la historia y la arqueología, siempre jugaba en el patio de su casa y hacia huecos en la tierra para ver si algún día encontraría un hueso de algún dinosaurio o un artefacto de alguna civilización antigua. Kejan: de apariencia tranquila, empática y carismática, el tono de su piel era blanca, ojos del mismo color que el de su madre y su hermana, cabello caoba con su peinado de hongo. Llevaba puesto un traje infantil color gris, con su moño en el cuello de su camisa blanca, destacaba sus zapatos de charol que opacaba las zapatillas de sus hermanas. Por último al hermano menor Kyrylo: Un niño rebelde y problemático, con problemas de comportamiento y agresividad, serio y asocial con la gente, de vez en cuando se le veía jugar con sus hermanos. Su tonalidad de piel era un poco más oscura que el de sus hermanos, ojos azules, heredados de su padre, cabello color rubio y peinado hacia atrás, portaba su jersey de futbol del F. K. Shajtar Donetsk; con los típicos colores naranja y negro, con la marca deportiva Nike, pantalón de mezclilla ajustado, y tenis blancos.
Tocaban el timbre; era Oleksandr quien llegaba frustrado de trabajar, con un sueldo que apenas alcanzaba apara alimentar a su familia.
—He visto a unos soldados alistarse para ir a la guerra, esto es serio Natalka.
—Tal vez, pero no pierdo la de fe en que…
—¿La fe en qué? No estás viendo lo difícil que ha sido estos últimos años, ¿Dónde está Dios Natalka? ¿Por qué nos abandona así?