PV: Alternante (La Revelación y la Decisión)
Arianna se hizo a un lado, permitiendo que Dominic entrara. Él caminó hacia el centro de la habitación, y ella cerró la puerta. El silencio que se estableció era denso, cargado de quinientos años de historia y de la inminente decisión de un futuro.
"Siéntate, Arianna," dijo Dominic, su voz era un tono bajo y firme, ya no de súplica, sino de un Alfa a punto de exponer su verdad más sagrada. Él mismo se quedó de pie, su figura imponente dominando el espacio, como si necesitara la posición para contener la marea de su propia historia.
Arianna se sentó en la silla junto a la mesa rústica, manteniendo sus manos cruzadas y su mirada fija en él. No había miedo en sus ojos ahora, solo una intensa, casi científica, necesidad de entender.
"Quiero la verdad. No las leyendas, no las metáforas. Empezando por el principio," exigió.
Dominic asintió. Se colocó cerca de la chimenea, donde la luz cálida suavizaba su rostro.
Dominic: El Nacimiento y la Espera
"Mi nombre completo es Dominic DankWolf. Nací en lo que hoy conoces como la Europa central, en el año 1499," comenzó, y Arianna aspiró bruscamente, el número golpeándola como una piedra.
"Tengo quinientos veintiséis años."
"Mi linaje no es humano; soy un licántropo de sangre pura. Mi longevidad, mi fuerza, la transformación que presenciaste... todo proviene de esa línea. La Luna nos bendice con una larga vida y nos exige un precio: el control de la bestia."
Hizo una pausa, asegurándose de que ella estuviera procesando la edad. "Desde que era un hombre joven, supe que era un Alfa de la Luna Creciente. Nuestra ley dicta que un Alfa no puede unirse a nadie, no puede tener descendencia, hasta que encuentra a su Mate, su compañera de alma."
"He pasado siglos viajando por el mundo, cumpliendo mi deber con la especie, esperando. He visto guerras, plagas, el nacimiento de continentes y el auge y caída de imperios. He cargado el peso de la soledad y la responsabilidad. El vacío que sentí fue la ausencia de ti. Y entonces, llegaste a mi bosque."
La Manada y su Estructura
Dominic se movió hacia la mesa, apoyando las manos en la madera, acercándose a Arianna.
"La gente de Oakhaven es la Manada Luna Creciente. No son solo un pueblo; son mi familia, mi ejército. Yo soy el Alfa, el líder absoluto, responsable de su vida y de su seguridad. Kael es mi Beta, mi segundo al mando. Los 'ancianos' que viste en la plaza son el Consejo. Ellos mantienen la sabiduría y las leyes ancestrales. El resto son mis guerreros, mis cazadores, mi pueblo."
"Lo que tú llamaste 'folclore' y 'leyendas' son nuestras reglas. La 'fiebre' es la transformación bajo la luna llena. La 'retirada' es el control. El 'Círculo de Juramentos' es donde los mates se unen."
Los Mates y el Vínculo
"Llegamos a la parte más importante," dijo Dominic, su voz cargada de emoción. "Tú eres mi Mate, Arianna. Eres una humana, sin linaje, sin el conocimiento de nuestro mundo, pero tu alma es la mía. El 'choque eléctrico' que sentiste al conocerme es el vínculo que se activa."
"El vínculo de los Mates es un lazo de alma a alma. Es irrompible. Nos da una conexión mental y emocional. Y para el Alfa, significa algo más. Significa la estabilidad de la Manada. Un Alfa sin Mate es un líder incompleto. Tú eres mi Luna, mi razón, mi fuerza."
La Marca y el Conflicto
"La unión se sella con la Marca," continuó, sus ojos fijos en los de ella. "Es un ritual de sangre que te hace mía y nos une para la eternidad. Una vez marcado, serás parte de la Manada, compartirás parcialmente mi longevidad, y estarás bajo mi protección absoluta. Pero, y esto es crucial, una vez marcada, no hay vuelta atrás. Estarás para siempre ligada a este mundo."
Dominic se apartó de la mesa, caminando hacia la ventana, su silueta recortada por la luz del día.
"Ahora, el conflicto," concluyó. "Te he mentido por temor, pero he esperado por amor. Mi lobo te necesita para vivir, y mi hombre te necesita para sentir después de tantos siglos. Pero tu elección es libre. Si decides huir, haré lo imposible por borrar tus recuerdos del incidente de la luna llena, te escoltaré de regreso a la ciudad y nunca te buscaré. Vivirás tu vida humana, y yo... asumiré mi soledad por el resto de la eternidad."
"Pero," su voz se hizo baja y llena de una promesa inquebrantable, "si te quedas, te convertirás en mi Luna. Te enseñaré todo, te protegeré con mi vida y mi manada será tuya. Seremos una pareja para la eternidad."
PV: Arianna
Arianna se levantó. Las rodillas le temblaban. La historia de Dominic era tan vasta, tan increíblemente real, que su cerebro apenas podía contenerla. Licántropo. 1499. Quinientos veintiséis años. Su mente de investigadora quería datos, pruebas, pero la evidencia emocional ya estaba allí: el aullido, la sanación, la verdad innegable en los ojos verdes de Dominic.
Ella se acercó a él, cerrando la distancia lentamente, sin miedo. El miedo había sido reemplazado por la comprensión y un extraño, ardiente, sentido del destino. Había venido buscando una historia auténtica y había encontrado el mito encarnado, su otra mitad.
"He estado aquí cuatro días, Dominic," dijo Arianna, su voz firme, aunque todavía un poco temblorosa. "He pasado por el miedo. Lo he confrontado. Y me di cuenta de una cosa. El lobo de anoche... su dolor... era el lamento del hombre que esperó quinientos veintiséis años por su compañera."
Ella se detuvo justo delante de él, tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo.
"Vine a Oakhaven buscando raíces, buscando algo real. Algo que no se moviera ni muriera en el tiempo. Y tú," susurró, tocando su mejilla con una mano suave, "eres el tiempo mismo."
"No te conozco, no al hombre que fuiste en 1499, pero conozco al hombre que no me ha dañado, al que se encadenó para no asustarme. Al que me ha dicho la verdad sabiendo que podía condenar su única oportunidad."
Arianna tomó su mano en la suya, su mano pequeña y pálida sobre la suya, áspera y fuerte.