PV: Arianna (La Adaptación y el Desafío)
Las semanas que siguieron a la aceptación de Arianna fueron una vorágine de ajustes. La vida en la cabaña de Dominic era una inmersión total en el mundo natural, un marcado contraste con el bullicio de la ciudad. Aunque amaba la presencia constante de Dominic y la calidez de su hogar compartido, la adaptación era difícil.
Las noches en el bosque eran demasiado oscuras y los sonidos demasiado nítidos. Le costaba conciliar el sueño sin la música de fondo del tráfico. La comida, basada principalmente en carne de caza y vegetales cultivados por la manada, era nutritiva pero rústica. Además, estaba el constante escrutinio de los miembros de la Manada Luna Creciente; la trataban con respeto, pero ella sentía la presión de ser la "Luna" de un Alfa tan antiguo.
Dominic, paciente y dedicado, estaba siempre a su lado, enseñándole a identificar los sonidos del bosque, a usar un cuchillo de caza y a reconocer el aroma de los miembros de la manada. Se adaptó a sus necesidades humanas, incluso permitiendo que le trajeran provisiones de la ciudad para suavizar la transición, un gesto que ella atesoró.
"Debes ser fuerte, mi flama," le decía Dominic una tarde, mientras ella luchaba por encender la estufa de leña. "Pronto, la Marca te dará una resistencia que igualará a tu espíritu, pero hasta entonces, el desafío es tu entrenamiento."
A pesar de las dificultades, la relación con Dominic floreció. Compartieron noches de largas conversaciones, donde Dominic finalmente se desahogó, revelando historias de su vida que abarcaban imperios olvidados y lenguas muertas. Arianna, a su vez, le habló de la tecnología moderna, de la música, y de la complejidad humana que él había evitado durante siglos. Cada día era un acto de amor y de profunda conexión.
Pero faltaba algo: la consumación de su vínculo. Aunque compartían besos profundos y caricias firmes, Dominic se detenía siempre, su control de hierro frustrando su propio deseo. Él le había explicado que el vínculo de Mate se sellaba con la Marca, y que ese acto era sagrado, una unión total de cuerpos y almas. Debía ser perfecta, en el momento adecuado, sin presiones.
PV: Dominic (La Necesidad Irrefrenable)
Dominic había esperado pacientemente. Habían pasado varias semanas desde la revelación, y Arianna se estaba integrando. Su aroma había cambiado, mezclándose con el de su territorio; ella estaba lista. Pero la espera era una tortura.
Una noche, la luna no era llena, pero estaba alta y brillante, derramando una luz plateada sobre el dormitorio de la cabaña. Ambos estaban acostados en la cama de troncos, desnudos, acurrucados bajo las pieles y las mantas.
Arianna se giró, su rostro iluminado por la luna. Ella se acercó, su mano buscando la cicatriz en su ceja, el recordatorio de la mentira que ahora se había transformado en un símbolo de su vulnerabilidad.
"Dominic," susurró Arianna, sus ojos brillando con una mezcla de deseo y rendición. "Estoy cansada de esperar. No necesito más tiempo. El miedo se ha ido. Sólo queda esto." Ella tomó la mano fuerte de Dominic y la llevó a su pecho. "Mi alma te pertenece. Mi cuerpo te pertenece. Sella el lazo."
El corazón de Dominic se aceleró. No había duda, ni temor en ella. Sólo una invitación total. El lobo en él, que había esperado quinientos veintiséis años, aulló en silencio. La hora era ahora.
Se levantó de la cama, y Arianna lo vio en la luz plateada. Su figura era una maravilla de fuerza y gracia. Él la miró con una intensidad que la hizo jadear.
"El lazo es eterno, mi flama," susurró Dominic, su voz temblando por la emoción. "Una vez sellado, mi vida se convierte en tu vida, y mi eternidad en la tuya. No hay vuelta atrás. ¿Estás segura?"
"Absolutamente," afirmó Arianna, sus ojos fijos en los de él.
Dominic se arrodilló sobre la cama y la levantó suavemente hasta sentarla frente a él.
"Para el lazo del Alfa, necesito dos cosas: tu consentimiento y tu sangre," explicó Dominic, sus palabras eran un murmullo ceremonial.
Arianna asintió. Él llevó su boca a la curva de su cuello, justo donde el hombro se encuentra con la clavícula. El lugar más íntimo y vulnerable. Ella sintió un calor intenso. Dominic no era solo un hombre; era un Alfa.
Dominic sacó una pequeña daga de su lado, tan filosa que apenas sintió el corte en su propia palma. Llevó su mano ensangrentada al cuello de Arianna, permitiendo que su sangre fluyera sobre la piel blanca como la nieve. Era un gesto de promesa: Mi sangre te protege, mi sangre te reclama.
Luego, él miró a Arianna. Sus ojos verdes se oscurecieron con el deseo primordial, la necesidad de unirse a su compañera. Se acercó a su cuello, el lugar donde su pulso latía frenéticamente.
Con una suave pero firme mordida, Dominic marcó a Arianna.
No fue doloroso; fue una explosión eléctrica que recorrió todo su cuerpo. Arianna arqueó la espalda, un grito atrapado en su garganta. Sintió que el lazo se anclaba, no solo en su piel, sino en su misma alma. El lobo de Dominic se aseguró de que ella supiera que ahora le pertenecía. Era una sensación de calor abrumador, de pertenencia, de finalización.
PV: Alternante (La Consumación del Lazo)
El lazo estaba sellado. La marca en su piel ardía, pero en su alma, Arianna sintió la paz que nunca había conocido. Ahora, ella no solo amaba a Dominic; estaba intrínsecamente conectada a él.
Dominic retiró su rostro, y sus ojos se encontraron. Arianna vio la adoración y el alivio de una eternidad en su mirada.
"Mía," gruñó Dominic, su voz profunda, una mezcla del hombre y la bestia, un sonido que encendió una respuesta salvaje en Arianna.
La necesidad de unirse por completo era mutua e irrefrenable. Dominic la recostó sobre las suaves pieles. La suavidad de Arianna se encontró con la fuerza definida de Dominic. Sus cuerpos se unieron con la urgencia y la pasión que habían sido reprimidas durante siglos.