PV: Dominic (La Reunión Secreta)
A medianoche, la Manada Luna Creciente estaba en silencio. Arianna dormía profundamente, con el dulce y tranquilizador aroma de su piel calmando el tumulto interior de Dominic. Él se deslizó fuera de la cama y se vistió con la prisa y la precisión de un guerrero. Dejó un mensaje mental a Kael: Voy en camino. Activen el aislamiento.
Dominic salió de la cabaña. La luna era una media luna menguante, pero la oscuridad del bosque se sentía densa y amenazante. Corrió en su forma humana hacia la Caverna del Consejo.
Al llegar, la entrada de la Caverna estaba custodiada por dos de sus guerreros más leales. Dentro, esperaban Kael, el Beta, y Uriel, el Anciano, el más sabio y reservado de la manada. Una única lámpara de aceite proyectaba sombras danzantes sobre las paredes de roca.
"Alfa," saludó Uriel, levantándose con la lentitud de su edad. "Gracias por esta reunión urgente. Sentimos la tensión en el link."
Dominic asintió. "La tensión es justificada. Kael, ¿tienes el mapa y los informes?"
Kael extendió el mapa sobre una roca plana que servía de mesa. Dominic colocó el informe del Consejo Mayor sobre la mesa.
"No es un asunto de la manada vecina. Es una amenaza ancestral. Un Alfa Feral ha escapado del Santuario de Calisto. Su nombre es Caelus."
El nombre provocó una reacción instantánea en el Beta y el Anciano. Kael se quedó rígido. Uriel cerró los ojos, exhalando profundamente.
"Caelus," susurró Uriel. "El loco de los mil años. Un Alfa sin Luna que se negó a someterse a la muerte. Pensé que estaba contenido."
"Lo estaba," dijo Dominic con frialdad. "Pero ha escapado. Su instinto lo llevará directamente aquí, Kael. Caelus es de Linaje Ancestral. Su fuerza supera la mía, y su mente está rota por siglos de soledad y furia. Es el depredador definitivo."
"¿Y por qué aquí, Alfa?" preguntó Kael, la preocupación era palpable.
Dominic golpeó la Marca de su Mate, aunque la tenía cubierta por su camisa. "La carta es clara. Buscará un territorio y una Luna. Acabo de sellar el lazo. La Manada Luna Creciente y mi Mate son la manifestación de todo lo que él desea y no puede tener. Su locura lo guiará a la fuente de mi poder, que es ahora Arianna."
"¿Ella lo sabe?" preguntó Uriel, sus ojos penetrantes.
"No," respondió Dominic con firmeza. "Y no lo sabrá. No toleraré ninguna discusión sobre el tema. Acaba de aceptar este mundo, de darme su vida y su alma. Si le decimos que un Alfa ancestral y demente la persigue, huirá. Y si huye sin la protección de mi lazo físico constante, estará muerta."
Uriel se acercó al mapa. "Alfa, mentirle a su Luna es un riesgo. El vínculo se basa en la verdad. Si su secreto la hiere..."
"El vínculo se basa en la protección, Anciano," interrumpió Dominic, su voz era la del Alfa, la del líder absoluto. "Ella está viva por mi mentira. Su paz es nuestra estabilidad. Ella dormirá, se entrenará y creerá que está a salvo. Nosotros seremos su escudo."
Dominic tomó un pedazo de carbón y comenzó a marcar el mapa, su mente operando con la claridad brutal de un estratega.
"Nuestra estrategia es doble: el engaño y el escudo.
El Engaño: Kael, mañana harás correr el rumor en el pueblo de que una manada rival ha intensificado sus patrullas, forzando un aumento de la vigilancia. Es creíble y nos da una coartada para las patrullas diurnas y nocturnas. Arianna no puede sospechar que el peligro tiene un nombre."
"El Escudo: La defensa activa se establecerá aquí," continuó, marcando los tres puntos cardinales más probables para la entrada de Caelus, excluyendo el lado de la cabaña de Arianna. "Los guerreros se desplegarán en parejas. Kael, tú y yo estaremos en constante movimiento, supervisando los tres puntos. Si Caelus intenta entrar, no podrá acercarse a la zona central."
"Uriel, usted tiene el deber más importante. Te quedarás en el corazón del territorio. Si Caelus rompe el escudo y yo no puedo detenerlo, debes llevar a Arianna a la Caverna. Es nuestro refugio más seguro."
"Alfa," dijo Kael, con la voz llena de respeto y preocupación. "¿Qué hacemos si lo encontramos? Caelus no es un Beta, es un Alfa. Su fuerza..."
Dominic levantó la mirada, sus ojos ardían con una determinación fría. "Es el Alfa Feral. No razonará. No negociará. Solo responderá al dominio o a la muerte. Si lo encontramos, no habrá contención. Lo detendremos con la fuerza máxima. Si tengo que enfrentarlo solo, lo haré. La Luna Creciente no caerá, y mi Luna no será tocada."
Uriel colocó una mano en el hombro de Dominic, un gesto de lealtad absoluta. "La Luna Creciente estará contigo, Dominic. Por nuestra Manada y por nuestra Luna."
La reunión terminó en silencio. Dominic dejó a su Beta y a su Anciano con sus órdenes y salió de la caverna. El bosque se sintió más frío. Él era el escudo, y el peso de su juramento resonaba con el silencio de la noche. Se apresuró a regresar a su cabaña.
Al deslizarse de nuevo en la cama, Arianna se movió en su sueño y se acurrucó contra él. Dominic la abrazó fuertemente. El amor que sentía por ella era la luz que combatía la oscuridad de la amenaza que se acercaba. Y por esa luz, él lucharía contra un ejército, contra un imperio, o contra un Alfa loco de mil años.