PV: Arianna
Arianna sabía que Dominic estaba mintiendo. El cambio en su semblante, la tensión en Kael durante sus visitas y las patrullas nocturnas intensificadas que ella notaba a través del link sutil que compartía con la manada, le gritaban que algo serio sucedía. Sin embargo, Dominic había sido inflexible: los "asuntos del Alfa" eran solo planificación de invierno.
Sabiendo que la confrontación abierta no funcionaría, Arianna recurrió a su única ventaja: su intelecto de investigadora. Si la verdad estaba en Oakhaven, estaría en los archivos, en la historia que Dominic había evitado compartir.
La Manada Luna Creciente tenía una biblioteca. No era un edificio moderno, sino una ala lateral de la Caverna del Consejo. Era un lugar reservado y solemne, custodiado por el Anciano Uriel, y lleno de pergaminos, libros encuadernados en cuero y tablillas grabadas en lenguas muertas.
Una mañana, después de su lección con las Matronas, Arianna se dirigió a Uriel, que estaba clasificando pergaminos en la biblioteca.
"Anciano Uriel," comenzó Arianna, con su mejor tono de "investigadora". "Ahora que soy parte de la Manada, necesito entender completamente nuestra historia, más allá de lo que Dominic ha podido compartir. Me gustaría acceder a los archivos ancestrales."
Uriel la miró por encima de sus lentes, sus ojos viejos eran profundos y sabios. Sabía perfectamente que el Alfa le estaba ocultando algo a su Luna, y que la Luna, por instinto, lo estaba buscando.
"La historia de la Luna Creciente es vasta y, a veces, oscura, Luna," dijo Uriel, usando el título con respeto. "Pero tienes derecho. Dominic es el custodio de los secretos, pero tú eres su equilibrio. ¿Qué tipo de información estás buscando específicamente?"
Arianna tuvo que mentir por primera vez como Luna. "Estoy interesada en los ciclos de los Alfas y las amenazas históricas. Dominic me mencionó que otras manadas han sido hostiles en el pasado. Quiero entender el protocolo de protección."
Uriel dudó. El protocolo de protección era un asunto delicado, pero la petición de la Luna era legítima.
"Te mostraré dónde está el índice," dijo Uriel, levantándose. "Pero los volúmenes más antiguos solo pueden ser manipulados por ti. Contienen la energía de los siglos."
La Búsqueda de la Sombra
Uriel le dio acceso a una sección de la biblioteca que contenía los "Archivos de Conflicto". Arianna pasó el resto del día absorta en las traducciones del latín antiguo, el griego y varias runas que solo Dominic o Uriel podían descifrar por completo.
Los archivos estaban llenos de historias de fronteras, cacerías, y los inevitables conflictos con manadas rivales. Pero Arianna se centró en palabras clave que Dominic había evitado: Alfa, Furia, Locura, Santuario.
Después de horas de búsqueda, la luz de la lámpara parpadeando en su rostro, lo encontró en un antiguo pergamino de piel de ciervo titulado: De La Furia de la Eternidad: La Ley de Calisto.
Arianna tradujo el texto con esfuerzo. El pergamino describía la ley: la locura que afligía a los Alfas de linaje puro que vivían demasiado tiempo sin encontrar a su Mate, debido a la sobrecarga de poder sin un ancla.
Pero el texto clave estaba en un anexo, escrito en una mano más reciente, pero claramente formal.
> ...El Santuario de Calisto fue fundado para contener a aquellos que han caído en la Furia. Los sujetos más peligrosos son los de Linaje Ancestral, ya que su poder se vuelve depredador. Un caso notable: Caelus, un Alfa de más de mil años, conocido por una fuerza sin paralelo y una mente completamente rota. La alerta de fuga de un Alfa Feral es la máxima prioridad para los Alfas Regionales.
>
Arianna dejó caer el pergamino. El miedo regresó, frío y real, superando incluso el terror de la luna llena. Caelus.
Un Alfa de más de mil años. Locura. Fuga.
El Alfa Feral. La amenaza más grande que el mundo de Dominic podía concebir. Y él lo sabía. Lo había estado ocultando.
Arianna se dio cuenta de por qué la sonrisa de Dominic era una máscara, por qué Kael estaba tenso y por qué las patrullas nocturnas eran constantes. Él no estaba organizando la caza de invierno; estaba preparando la manada para la guerra.
El instinto de Luna de Arianna se disparó. No había tiempo para la ira o la traición; solo había tiempo para la protección. Si Dominic estaba mintiendo, era para protegerla de una amenaza que ni siquiera él estaba seguro de poder detener.
Arianna dobló cuidadosamente el pergamino, sintiendo el peso de la información. No podía confrontar a Dominic de inmediato. Él negaría todo, y solo aumentaría la división entre ellos. Necesitaba entender la gravedad de la amenaza y la estrategia de Dominic antes de enfrentarlo.
Uriel entró en ese momento, viendo el pergamino en las manos de Arianna. Sus ojos sabios se llenaron de una tristeza resignada.
"Ah, has encontrado la Sombra, Luna," dijo Uriel, su voz apenas audible.
"Anciano," dijo Arianna, sosteniendo la mirada. "Dígame la verdad. ¿Qué tan cerca está Caelus? ¿Y qué está haciendo Dominic para protegernos?"
Uriel caminó hacia ella, la mano arrugada sobre el hombro de la joven Luna. "Dominic está haciendo lo que debe hacer un Alfa: proteger a su gente. Está sacrificando su honestidad por tu seguridad. Él cree que si te asustas, Caelus te encontrará. Está estableciendo un escudo de hierro. Pero es peligroso, Luna. Es muy peligroso."
Arianna asintió. "Dígale a Dominic que soy su compañera. Y que si hay una guerra, yo no voy a estar escondida."
Dejó la biblioteca, su mente clara y su corazón lleno de una nueva y feroz determinación. El juego había cambiado. Ya no era la ingenua humana. Era la Luna, y su primer deber era proteger a su Alfa y a su manada del secreto que los amenazaba a todos.