PV: Arianna
Arianna despertó sintiéndose diferente. El nudo de apareamiento había completado la fusión de sus almas de una manera que la Marca solo había iniciado. No solo sentía la presencia de Dominic; sentía un eco de su fuerza, una sutil resonancia con el pulso de la manada. Estaba profundamente cansada, pero su cuerpo se sentía nuevo y poderoso.
Dominic ya estaba despierto, mirándola con una adoración que la hizo sonrojar. Se inclinó y besó la Marca en su cuello, ahora una parte permanente de ella.
"Buenos días, mi Luna," dijo Dominic, su voz cargada de afecto y de una inmensa gratitud. "Has salvado a mi lobo, Arianna. Ahora soy más fuerte y mi control es inquebrantable."
Arianna se sentó, el recuerdo de la noche anterior era un fuego cálido en su memoria.
"Me alegra," dijo ella, sonriendo. Luego su expresión se volvió seria. "Ahora que tienes el control y la fuerza que necesitabas, es hora de que uses la verdad. No más secretos, Dominic."
Dominic se tensó, sus ojos verdes se abrieron ligeramente. "¿De qué hablas?"
"Hablo de Caelus," dijo Arianna, su voz firme. "Hablo del Alfa Feral de más de mil años que escapó del Santuario de Calisto. Hablo del 'papeleo urgente' que te hace dejar la cama en medio de la noche. Y hablo de la razón real por la que Kael y Uriel están planeando una guerra en tu despacho."
El rostro de Dominic se convirtió en una máscara de sorpresa y luego, de culpa. "Arianna... ¿cómo lo sabes?"
"Soy una investigadora, Dominic," respondió ella. "Y ahora soy tu compañera. El Anciano Uriel me dio acceso a los archivos. Leí sobre la Furia de la Eternidad y el Protocolo de Calisto. Tú me mentiste para protegerme, y te honro por eso. Pero la mentira ya no es un escudo, es una debilidad. Si él me está buscando porque soy tu Luna, necesito saber todo."
Dominic exhaló pesadamente, el peso del secreto finalmente se liberaba. Se acercó a la cama y tomó sus manos.
"Tienes razón. Te ruego que me perdones. El riesgo era demasiado grande. Caelus es un Alfa de poder incalculable, pero su mente está destruida por la locura. La carta del Consejo Mayor llegó justo después de que sellamos el vínculo por primera vez. Temí que el pánico te hiciera huir, y eso, fuera de mi territorio, habría sido tu muerte. Te mentí para salvarte."
"Lo sé," dijo Arianna. "Y por eso no te lo reprocho. Pero ahora, soy tu ancla. La fuerza que ganaste anoche no es solo tuya, es nuestra. Dime el plan."
Dominic asintió. Se levantó, y con una determinación recién hallada, le contó todo: la reunión secreta en la Caverna, la estrategia del escudo de tres puntos y la orden de no contención.
"Mi plan era mantenerte en la cabaña, segura y en la ignorancia, mientras yo y mis guerreros lo deteníamos antes de que cruzara el perímetro. Es la única forma. Si Caelus te encuentra, intentará matarme para reclamar mi territorio y mi Luna."
"Es un plan de guerra, no un plan de protección," corrigió Arianna, frunciendo el ceño. "Y es incompleto. Caelus te superará en edad y en ferocidad pura. La fuerza no es suficiente. Tenemos que usar la cabeza. Tienes que usar el vínculo que él no tiene."
"¿Qué sugieres?" preguntó Dominic, fascinado por la claridad de su razonamiento.
"Caelus te está buscando a ti y a mí, a tu Manada. Sabe que la Luna existe, pero no sabe quién soy. Tu estrategia es una trampa mortal en la frontera. Tenemos que atraerlo, Dominic. Pero no solo con la fuerza."
Arianna se levantó, su cuerpo desnudo bajo la luz de la mañana, y se acercó al mapa. El conocimiento de la geografía que Dominic le había enseñado se combinó ahora con su instinto de cazadora.
"No lo esperen en el escudo. Atiéndanlo en el Círculo de Juramentos," dijo Arianna, señalando el corazón ceremonial del territorio. "Es un lugar de gran poder. Es un lugar que todo Alfa sin Mate anhela. Es donde el Alfa Feral buscaría la validación de su locura."
"Pero, Arianna," objetó Dominic, "eso es exponer el corazón de la manada, y a ti."
"No si lo planeamos bien," argumentó ella, sus ojos brillaban con determinación. "El plan es simple: Usaremos la debilidad de Caelus, su locura y su soledad. Uriel dice que un Alfa sin Mate está roto. Yo seré la carnada. Tienes que demostrarle que el poder de un Alfa con Mate es inquebrantable."
"Lo atraeremos al Círculo. Yo estaré allí, rodeada de los Betas y los Ancianos. Tú lo enfrentarás en combate. Pero tu victoria no será solo de fuerza. Será la fuerza del vínculo," explicó Arianna.
"Cuando él intente reclamar el territorio o tocarme, la estabilidad de tu vínculo chocará con su Furia. Usaremos el poder de la Manada y la ley del territorio para abrumarlo. Le mostraremos lo que es ser un Alfa completo y lo que él perdió por su locura."
Dominic escuchaba, absorto. La estrategia era arriesgada, casi suicida, pero tenía una brillantez estratégica que apelaba al orgullo y la ley de los lobos. Era un desafío al corazón, no solo al puño.
"Es brillante, mi Luna," dijo Dominic, su voz llena de admiración. "Es la sabiduría del equilibrio. Usar nuestro hogar como campo de batalla y mi vínculo como arma."
Él se inclinó y la besó profundamente. "Pero si vamos a hacer esto, no irás sola. Estarás con Kael, Uriel y yo. Y te protegeré, con o sin la Manada. Ahora, levántate. Tenemos que preparar el Círculo de Juramentos. Y necesitamos decírselo a Kael y a Uriel."
Dominic y Arianna se vistieron rápidamente. El vínculo de Mate ardía entre ellos, y la conexión mental que no habían notado antes era ahora una herramienta. La guerra había llegado al bosque, pero esta vez, el Alfa no iría solo. Iría con su Luna, y su poder combinado sería el escudo de la Manada Luna Creciente.