El Último Vínculo: La Luna de Oakhaven

Capítulo Treinta: La Semilla y el Escudo: El Plan de Arianna

PV: Dominic

Los días que siguieron a la Luna Llena se sintieron como un torbellino. Dominic notaba la ausencia de Arianna en los entrenamientos físicos, pero la presencia de Uriel a su lado lo calmaba. Uriel le había informado que el entrenamiento mental de Arianna era ahora "más crítico" que el físico, sin entrar en detalles, y Dominic aceptó la decisión del Anciano. Su concentración estaba dividida entre la paranoia de Caelus y el profundo, innegable bienestar que sentía desde que el lazo se había sellado.

A pesar de la tregua de cuatro meses, la ansiedad por la amenaza ancestral roía la calma del Alfa. Su lobo estaba en un estado de hipervigilancia constante, y aunque el vínculo con Arianna lo anclaba, su instinto le gritaba que el peligro se acercaba, ignorando el cronograma del Consejo Mayor.

Esa tarde, Dominic regresó a la cabaña después de un extenuante ejercicio de posicionamiento con Kael. Estaba sudado y exhausto. Entró y encontró a Arianna sentada a la mesa, no con un mapa, sino con Elara y Uriel. La mesa estaba cubierta de pergaminos, frascos con hierbas y un objeto que lo hizo detenerse: una cuna rudimentaria de mimbre.

La cuna. Su mente se detuvo.
El olor. El aroma sutilmente dulce que había percibido en Arianna desde la luna llena, que él había atribuido a la maduración del vínculo, de repente golpeó su olfato con una intensidad que no podía ser malinterpretada. No era solo el Mate; era el aroma de su cachorro.

El aire se escapó de los pulmones de Dominic. Sus ojos verdes se fijaron en el vientre plano de Arianna, y la verdad, poderosa y abrumadora, le golpeó con la fuerza de un rayo.

PV: Arianna

Arianna se levantó tan pronto como sintió el pánico de Dominic a través del vínculo. Vio su rostro, no con alegría, sino con un terror helado que superaba la preocupación por Caelus. Él lo sabía. El lobo lo había percibido.

"Dominic," comenzó Arianna, su voz tranquila.

"¡Estás embarazada!" rugió Dominic, su voz era una mezcla de furia, adoración y absoluta desesperación. Dio un paso hacia ella, luego se detuvo, como si temiera romperla. "¿Por qué no me lo dijiste? ¡Dioses, Arianna! Elara, Uriel, ¿lo sabían?"

"Sí, Alfa. Lo descubrimos hace días," confirmó Elara, poniéndose de pie con calma.

Dominic llevó sus manos a su cabello, girándose en el centro de la habitación. "¡Caelus! ¡Llega en tres meses! Y tú... tú eres el ancla, y ahora eres la madre de mi heredero. ¡Esto lo cambia todo! ¡Se acabó el plan! Se acabó el Círculo de Juramentos. ¡Te esconderé en la Caverna más profunda hasta que esto termine!"

La frustración y el miedo de Dominic eran palpables, y Arianna sabía que este era el punto de quiebre.

"¡Basta, Dominic!" exclamó Arianna, golpeando la mesa. La fuerza de su voz, cargada con la autoridad de la Luna y la madre, obligó al Alfa a detenerse y mirarla.

"Te he guardado el secreto porque sabía que reaccionarías así," explicó Arianna, caminando hacia él. "Pensabas en mí como un escudo humano. Ahora, piensa en mí como una Reina que protege a su heredero y a su manada."

Ella tomó sus manos, forzándolo a mirarla. "El embarazo no me convierte en una debilidad; me convierte en la fuerza absoluta. Un Alfa Feral como Caelus, roto por la soledad, no podrá resistir la presencia de un Mate completa con su Cachorro. Su locura está anclada en lo que perdió."

Arianna desdobló un pergamino sobre la mesa, que estaba lleno de runas ancestrales que Uriel había transcrito de los archivos.

"Durante estos días, Uriel y yo no hemos estado curioseando; hemos estado perfeccionando el plan de contraataque. Es una estrategia basada en su propia debilidad."

* El Círculo de Poder: "El combate sigue siendo en el Círculo de Juramentos. Es el lugar de la Unión. Yo no seré solo el cebo; seré el cebo que porta el Legado. Yo me sentaré en la Piedra de la Luna, el centro del poder de la manada. Rodeada por Kael y los Ancianos."

* El Ritual de la Luna: "Uriel me ha enseñado los rituales de protección específicos para una Luna en estado. El día del combate, activaré un antiguo ritual: proyectaré el link de la Manada y la fuerza de nuestro vínculo, no con miedo, sino con la paz del Heredero. Esto chocará con la locura de Caelus, creando una disonancia insoportable."

* El Juicio del Alfa: "Cuando Caelus esté desorientado, tú, Dominic, lo enfrentarás. No para matarlo, sino para dominarlo y someterlo a la Ley. Le mostrarás lo que es ser un Alfa completo, con una Luna y un Legado, y lo forzarás a elegir: someterse o ser destruido por la fuerza combinada de la Manada."
Dominic escuchaba, con el aliento contenido. La audacia de Arianna, la profundidad de su comprensión y la forma en que había integrado su linaje en la estrategia era asombrosa. Era la mente que su fuerza siempre había necesitado.

"Es la estrategia de una Reina, Arianna," susurró Dominic, su voz llena de asombro.

"Soy tu Luna, Dominic," respondió Arianna, poniendo su mano sobre su vientre. "Y soy la madre de tu hijo. Mi instinto es proteger lo que es mío. No voy a esconderme. El día que Caelus llegue, yo estaré en el Círculo de Juramentos. Y el poder de nuestro hijo será el escudo que te dé la victoria."

Dominic se arrodilló ante ella, enterrando su rostro en el vientre de Arianna, la emoción del padre y el Alfa desbordándose.

"Por la Luna, Arianna," juró, su voz amortiguada. "Eres mi milagro. Acepto el plan. Nos prepararemos para el combate final. Pero juro que no permitiré que te toquen."

La cuna de mimbre, ignorada por un momento, ahora representaba el futuro que estaban luchando por proteger. La guerra contra Caelus no sería solo por la supervivencia, sino por el derecho a la vida de su primogénito, el heredero de la Manada Luna Creciente.




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