Él, una obra de arte incompleta

Capítulo 5 - Buscandome -

-Cariño, ¿cómo ha ido el día? - me preguntó mi madre cuando llegué a casa de la búsqueda de trabajo.

-Bueno, regular, llevé el curriculum a unas treinta empresas, cinco de las cuales ya habían contratado, y otras diez querían que le enviase el documento por correo.- contesté.

-No te preocupes, seguramente te van a llamar, de todas formas ya sabes, mientras tanto puedes siempre venirte con nosotros y echarnos una mano.

-Sí, claro, mamá, mañana, si necesitáis iré.

-Háblalo con tu padre luego, ahora está fuera.

 

Me fui a la habitación, era bastante pequeña y tenía una litera apoyada al lado derecho de la pared, la compartía con mi hermano: yo abajo y él arriba.

Me tumbé y empecé a observar su colchón; mi cabeza empezó a dar vueltas a pensamientos, aparecieron unos cuantos miedos y muchas inseguridades volvieron a mí.

Dudaba, de verdad, que habría encontrado trabajo como vigilante y si en el caso, habría tenido que mentir y decir que mi familia tenía una gran empresa nacional de… de ropa íntima, o algo por el estilo; ya estaba pensando en muchos nombres, pero, por otra parte, esto, me estaba causando rabia y tristeza, nunca me avergoncé de mi familia y de lo que eran, nunca lo haría, pero hoy en día, tampoco era posible vivir de un sueldo cuando en casa éramos más de tres.

Empezaron a volver recuerdos de cuando iba al colegio y otros niños, sin conocerme, adoraban insultarme, eran otros tiempos, pero en aquel momento me sentía así: un niño herido sin saber por dónde tirar.

Lo más seguro es que no me iba a rendir por mi familia, ella necesitaba que yo trabajase, de lo que podía ser, por lo cual la búsqueda de trabajo habría seguido, igual, abriendo más puertas a otros empleos. 

Me levanté de golpe chocando contra el colchón de mi hermano, me había asustado porque alguien me estaba llamando al móvil.

-Hola, oye, ¿copita?- me preguntó Chris.

-Qué va, hermano, mañana por la mañana tengo que ir al mercadillo y si no tengo que llevar más curriculums.

- Bueno, invitaba yo, hay que celebrar.

-¿Qué?

-Que la vida es una hija de puta.

-Ah, bueno, en este caso habría que celebrar días.

-Vente va.

-¿A qué hora?

-Yo estoy bajo tu casa- me avisó Christopher.

Me levanté y miré por la ventana, efectivamente estaba abajo, él me vio y me saludó con la mano.

-Ya bajo.

-Así se hace, hombre.

 

-Voy a tomar una cerveza con Chris.- comenté a mi madre, mientras me ponía las zapatillas.

-¿Y a qué hora piensas de volver?

-Pronto.

-Igual mañana… 

-No te preocupes por mañana, dile a papá que me envíe un mensaje si necesita, así pondré la alarma.

-Vale, vuelve pronto.

-Sí, no te preocupes - dije cerrando la puerta.


 

-Vamos, va - dije a Chris abriendo la puerta del coche.

-Espera, están llegando también Albe y Fabi.

-Genial.

-¿Te encuentras bien, Ale?

-Bueno, un poco agobiado, entre la búsqueda de trabajo, mis padres, siempre lo mismo.

-Por eso salimos, vamos a bebernos algo y a disfrutar.

-Ya.

-¿Qué pasó en la entrevista de ayer?

-Nada, ya habían encontrado.

-¿Seguro?

-Bueno, no le gustaba mucho que no tuviera experiencia.

-Entiendo.

-Y sobre todo que soy gitano.

-¿Qué dices?

-Ya, me quedé como tú.

-Siguen habiendo gente gilipollas por ahí.

-Ya.

-Tío, no te rayes, encontrarás trabajo como vigilante y pronto, de verdad.

-Ya no sé.

-No pierdas la esperanza, al contrario, eres buen tío, lo encontrarás.

-Gracias, por tu apoyo.

-Somos familia.

-Cierto que lo somos y la mejor - añadió Albe que estaba detrás de nosotros con Fabi.

-Vamos a beber y a ligar, ¿no? - preguntó Fabi.

-Esta es la idea- añadió Chris.

-Pues, me gusta este plan- comentó Fabi.

-Yo solo bebo un poco y ya está, tengo a mi mujer que me espera en casa- afirmó Albe.

-Cada uno hace lo que le da la ganas- dije.

Subimos todos al coche y fuimos al disco pub más cerca de casa, estaba a unos quince kilómetros y varias veces íbamos allí: había buena música y sobre todo buenas tías.

Entramos y todos nos pedimos una copa: Christopher un vodka con coca cola, yo un mojito, Albe una cerveza porque no le gustaba otra bebida alcohólica y Fabi un Gin Tonic.

-Oye, mira aquella chica que guapa- nos comentó Fabi. - Me voy a acercar- añadió.

Nosotros, desde la barra, lo estábamos viendo y con pocas palabras consiguió llevársela a bailar.

-Joder, le cuesta nada al tío- comentó Chris.

-Total envidia- confesé tragándome todo el mojito.

-¿Y tú qué?

-¿De qué?

-Intenta ligar un poquito, ¿no?

-De momento no hay mujeres que me llamen mucho la atención.

-Si tus padres te escucharan- dijo Albe.

-Ya,  ellos solo piensan que lo mejor para mí es una gitana casta y pura, ya sabéis, cosas de gitanos.

-De los siglos pasados- añadió Albe.

-Ya, ¿pero qué le digo a mis padres? Intento siempre cambiar el tema y alargar así el tiempo para disfrutar más de la vida.

 

-Hola chicos - se nos acercaron dos mujeres, vestidas, ambas, con una minifalda y un top.

-Hola- dijo Christopher, sorprendido.

-¿Nos invitáis?

-Si vosotras bailáis con nosotros, igual sí.

-Yo me cojo el otro- dijo una de las dos y se acercó a mí.

-¿Bailamos?

-Soy malísimo en eso. Mejor que charlemos un poquito si te apetece. Mira toma mi número, así podemos hablar, soy Alejandro.

-Yo Leticia, ¿de dónde eres?

-De aquí.

Me miró pensando que le estaba metiendo.

-Soy de aquí, de Valencia.

Su mirada no cambió, al contrario, estaba marcando aún más la duda.



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En el texto hay: amor, culturas, sueño

Editado: 20.05.2023

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