Él, una obra de arte incompleta

Capítulo 18 - Mi estrella favorita -

-Este mes te pagaron lo mismo, ¿no?  - me preguntó mi madre haciendo cálculos.

-¿Por qué dices?

-Hiciste muchas horas extras - dijo.

-Ya, pero … - no sabía que inventarme, efectivamente si me hubiesen pagado las horas, que según mi madre, hice, faltaba bastante dinero.

-Va, díselo- afirmó Antón.

“¿Qué dices?”, pensé asustado.

-Un compañero, un tal Mateo, tiene su madre enferma y Alejandro, es muy bueno y le está cubriendo unos turnos, seguramente cuando el chico cobrará le dará una parte a Ale. - explicó mi hermano, dejándome a boca abierta.

-¿Es verdad? - me preguntó mi padre.

-Sí, le estoy echando un cable, es buen chico - seguí la excusa de Antón.

“Mi madre no se la podía tragar”, reflexioné.

-Eres muy amable, hijo, te hemos educado bien - 

-Sí, mamá, fuisteis padres maravillosos.


 

-Oye, muchas gracias por ayudarme- agradecí a Antón, antes de echarme a la cama.

-No pensaba que mamá se lo creyera, pero era necesario intentarlo.

-Estoy de acuerdo.

-Me merezco saber como va con ella, ¿no? 

-Claro.

-¿Entonces?

-Demasiado bien, está loca por mí, lo veo en sus ojos, dice también que le da igual que sea gitano, que si hiciese falta cambiaría su vida para mí.

-Joder, sí que te quiere. ¿Y tú?

-Nunca sentí algo tan fuerte por alguien, cuando estoy con ella me olvido de todo lo malo.

-Ostia, te estás enamorando.

-Me da miedo.

-A mí también me daba miedo con Luisa.

-¿Te has enamorado, eh? - le pregunté.

-Sí.

-Y a nivel…

-No, la espero, cuando ella quiera, ya lo hablamos - expliqué sabiendo que quería conocer estos detalles.

-O sea que tú serás su primera vez.

-Así es.

-Joder.

-Cuando suceda me pondré muy nervioso: es una responsabilidad.

-Lo creo - afirmó. -Pues, ya me contarás - añadió.

-Sí - dije, mientras me tumbé en la cama pensando en Sofía.


 

La jornada laboral fue muy tranquila, estuve mirando unas nuevas películas que mi hermana había conseguido piratear en diferentes páginas webs.

También estuve hablando mucho con Sofía, me estaba contando que un supuesto amigo, pijo y envidioso de nuestra relación, le estaba insultando.

“Joder, ya me voy a poner de mala ostia”, pensé, mientras Sofía me enviaba las capturas de los mensajes, intenté tranquilizarme y los leí; en los mensajes el chico, Felipe, así se llamaba, estaba insultando a Sofía diciendo que nadie podía quererle de verdad y que solo había conseguido encontrar un gitano de mierda. Las respuestas de Sofía me sorprendió bastante: me estaba defendiendo como si fuera la cosa más importante para ella, igual lo era, pero hasta entonces nadie había hecho esto para mí, incluso le estaba explicando por qué me eligió a mí: es el chico que siempre soñé, es bueno, amable, simpático, dulce, pasional y sobre todo humilde, no como tú que solo porque tienes un chalet con una piscina piensas que puedes conquistar a todas las chicas, así no funciona.

“Toma, hijo de puta”, pensé sonriendo.

Yo no era un chico posesivo, un poco celoso, pero no exageradamente, pero decidí decirle a Sofía que una persona así en su vida le podía solo hacer daño.

-Ya nos bloqueamos, es solo un gilipollas, por suerte te tengo a ti - me escribió.

Aquel mensaje me hizo sonreír y realmente pensaba en lo mismo.

“Joder, sí que me estoy enamorando”, reflexioné.

Ella era la chica que siempre había deseado: amable, dulce, detallista, romántica, fiel y sobre todo que le daba igual el hecho que era gitano.

Me hacía bien y quería que nuestra relación siguiese por mucho tiempo.

 

Por la noche decidí inventar otra justificación a mi madre e ir a ver a Sofía, la echaba de menos y quería estar con ella.

En cuanto llegué vi su rostro, cambiar expresión: sus ojos me decían que me necesitaba.

Subimos a la terraza, a ver las estrellas y empezamos a charlar.

Decidí declararme y exponer mis sentimientos, no sabía como iba a reaccionar, me daba un poco de miedo, pero por la otra parte estaba cierto que ella sentía lo mismo.

-Quiero un futuro contigo- me dijo asustada, después de explicarme que ella también sentía algo muy fuerte para mí.

-No lo descarto- contesté.

Su cara cambió, acababa de decirle lo que más deseaba y realmente era lo que yo también soñaba. 

Empezamos a besarnos, y bajo las estrellas, hubo el mejor momento de mi vida, ya sabía, definitivamente, que Sofía era todo lo que quería a mi lado.



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En el texto hay: amor, culturas, sueño

Editado: 20.05.2023

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