—¡Que estés lista. En tres minutos salen!—me comentó Amanda sentándose en su escritorio.
Suspire nerviosa. Iba a conocer al hombre más guapo de New york y, sinceramente espero que está vez sea más educado. —¡Párate ahí viene!—me ordenó deprisa Amanda. Me levante de inmediato con nerviosismo en mí me acomode el chaleco y cruce mis manos hacia adelante. Él señor Markle abrió las dos puertas de su oficina usando un elegante traje color azul marino, con su mirada en el teléfono camino directo hacia el ascensor, volviendo a ignorarme. Yo estaba indignada y no me moví hasta que Amanda me hace señas para que lo siguiera. Lo hice.
— Llega tarde de nuevo, señorita Fox—Dijo él señor Markle. Al decirme eso deduje que ya sabía mi retraso de dos horas, por eso apenas me subí al ascensor agache la cabeza y le pedí disculpas, poniéndome detrás de él.
— ¡Que no vuelva a suceder! Siempre que yo vaya o camine a un lugar. Usted debe estar primero.—recalcó frio y déspota el jefe Markle, sin despejar su mirada de mí. ¡Maldición! En este momento me preguntó ¿Dondé mierdas me metí?
Sólo asentí con la cabeza mientras me percataba de su perfecto y maldito rostro. Esa frialdad con que me hablo no hizo que no pudiera notar esos ojos azules que quedan perfectamente bien con su cabello castaño lacio, el cual combina muy bien con su bronceado que va más que bien con su cuerpo tonificado.
Dios, me enamore con tan sólo mirarlo una vez...— ¡Maldito millonario sexy, engreído!— dije dentro de mí mientras lo observaba por atrás.
Se abre el ascensor indicando que ya habiamos llegado a planta baja. Al ver que él jefe no me había dado instrucciones para dónde íbamos, me tuve que ver obligada a... —Señor Markle, para ¿dónde vamos? Necesito saber para tomar las medidas de seguridad necesarias. —pregunte seria y aguantando mis nervios, como toda una profesional que soy.
—Señorita Cristina. Veo que mi secretaria no le dijo que tipo de guardaespaldas va desempeñar usted.—dijo el señor Markle.
—¿Cómo Así? No entiendo señor Markle.— pregunte enseguida, él pudo notar en mis ojos lo confundida que estaba.
—Su cargo es de relleno. Usted es una simple guardaespaldas de relleno. —Dijo con un sutil pero hiriente sarcasmo.—Usted ve esos tipos de la derecha y de la izquierda —Siguió diciendo.—Sí —respondí un poco estremecida.—Pues, ellos son mis verdaderos guardaespaldas —dijo entrando a la camioneta por el lado derecho.
¡Maldición!
¡Qué Imbécil! No renunció porque de verdad necesito el trabajo, por eso sólo me limitara a entrar a su auto por el lado izquierdo, sin decir nada.
—Vamos Alfred al Dorado Royal y, rápido que ya voy tarde, sabes que odio la impuntualidad, más cuando viene de mí—La última palabra la dijo mirándome. Alfredd arranco con toda velocidad dejando humo en el estacionamiento.
¡Él señor Markle era un verdadero idiota! Pero... escuchar que íbamos para el Dorado Royal, me tranquilizó en otras ocasiones ya había estado en ese lugar, por lo cual tenía la ventaja de conocerlo muy bien por si se llegara a presentar algún problema. «¡Lo sé, sólo soy una guardaespaldas de tercer grado o de "relleno" como él dice, y no debería preocuparme por su seguridad, pero es muy difícil para mí dejar de hacer el trabajo que siempre he desempeñado a la perfección!»
En el Dorado Royal se celebran los eventos más importantes del mundo, viendo la fecha y el mes del año. Supe inmediatamente que íbamos al "Millionaire Donations" el evento de caridad más famoso del mes de Octubre. Ahí sólo pueden entrar familias y personas relacionadas con la realeza. Me extrañe que él un "simple" magnate estuviera invitado. Mi inquietud/Curiosidad y mis dudas crecieron aún más, lo que me llevo a proponerme que a llegar a casa buscaría toda su historia de vida.
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El Dorado Royal.
Llegamos, Señor Markle— manifiesta Alfredd estacionando el auto en la entrada. La cual parecía un palacio, estaba todo decorado en color marfil con dorado y alrededor muchas flores margaritas que con la alfombra roja en las escaleras de 45 escalones le daban un perfil escultural.
—¡Perfecto! Ábrenos—le ordenó con su detestable y maldita voz de superioridad
Apenas pisar el suelo miró por encima de sus hombros abrochándose un botón, y con la mirada les indico a sus guardaespaldas que estuvieran atentos. Yo entendí perfectamente las instrucciones aunque no me miro a mí. Sin embargo gracias a dios fui la mejor de mi clase, y en lenguajes de señas corporales obtuve la calificación más alta, así que sabía muy bien lo que dijo Markle, porque aunque él no quiera, lo protegeré.
Al terminar las instrucciones, camino por la alfombra roja que estaba encima de las largas escaleras.
Había mucha gente.
—Se-Señor Dylan... Dylan Markle—
Eran los periodistas gritando, tratando de conseguir declaraciones y entrevistas con él. Había fotógrafos que disparaban el flash en cuestión de minutos en su maldita y perfecta cara. Calcule como tres mil personas allí. Él señor Markle saludo con una enorme sonrisa a todos mientras caminaba por las escaleras, parecía un príncipe, era otra persona la que estaba ahí. Sin embargo a nadie se acercó a saludar ni a dar declaraciones. Siempre estuve detrás de él hasta que entro al recinto y no pude pasar, me quede observándolo por una ventana que daba a su lugar.
Ya eran las doce de la noche con el cielo turbio y triste. Termino el evento. Apenas sale mi jefe yo lo resguardo hasta su auto. Nunca sentí ni vi nada fuera de lo normal pero al estar por la Interestatal 78 empiezo a notar ciertas cosas extrañas cómo, los guardaespaldas principales no estaban detrás de nosotros como se supone, la autopista estaba vacía y un auto rojo nos seguía a toda velocidad.
—Doble en la segunda transversal Alfred—ordené con voz gruesa y dominante. Él señor Markle, volteo rápido.—¿Quién se cree usted para darle órdenes a mi chófer?—Reclamó Markle furioso.