Él único en mí vida 1

Capítulo IX.

[...]

A llegar a la mansión, camine lo más rápido que pude a mi habitación. Al estar ahí empecé a destrozar todo y a llorar con fuerza. No podía creer que estaba a punto de tener sexo con el chico más sexy y hermoso de New York, y lo arruine todo por ser virgen. «Lo fuera hecho con Adam esa noche en la graduación. No lo hice por estúpida por querer esperar al chico especial» Adam era un amigo, con quién me gradué de la Academia de guardaespaldas.

Mi tristeza y mi pensar me hiso quedarme dormida. Pero al escuchar tocar mi puerta me desperté.

—Señorita Fox... señorita Fox —Era Leticia llamándome.

Al segundo llamado me desperté.

Abrí.

—Sí, dígame Leticia—respondí adormecida.

—El señor Dylan Markle, la espera en su recamara. Y no se tarde— dijo Leticia retirándose.

A escuchar eso inmediatamente me pare. Me quite el uniforme «me había quedado dormida con él,» Me puse una pijama casi transparente y sin pensarlo me fui a la habitación de al lado.

No hizo falta tocar dos veces a la primera vez me abrió la puerta sin camisa, lo que me hizo perderme en su abdomen bien definido.

—Discúlpeme, por lo de hace unas horas en el ascensor señorita Fox—Expresó Markle apenas abrió la puerta.

—Descuide— dije, sin aliento. Entrar en su habitación me dejo perpleja por lo hermosa que era. Tenía una cama gigantesca en el medio con sábanas blancas, las paredes eran negras y la lámpara en el techo le daba un perfil elegante.

—Le parece si seguimos con lo quedamos.—dijo.

Yo accedí haciéndose mi sueño realidad. Me agarro fuerte mientras me besaba, sentí el calor y la humedad por todo mi cuerpo. Al quitarme la parte de abajo de la pijama pude sentir su miembro erecto entre mis piernas lo que me excito aún más.

—Quiero que sepa señorita Fox. Que no será una más de mi lista.—me susurro el señor Markle, mientras terminaba de quitarme mi ropa íntima.

—Lo sé—respondí con seguridad.

Antes de esa confesión, me termino de quitar la parte de arriba y me arrojo a la cama completamente desnuda. Él estaba parado enfrente de mí quitándose su ropa interior. Cuando termino de quitársela me ordeno que me levantara, lo que hice. Me volvió a tocar, y yo tome su miembro entre mis manos.

—Pruébalo—Me ordeno, yo no tuve vergüenza. Y lo introduje en mi boca, y comencé hacer maravillas con ella, que lo dejaron perplejo.

—Me fascino—gimió—Pero ya basta ahora ponte en la cama.—Me ordeno.

Obedecí con rapidez me acosté en la cama, y él sucesivamente también. Empezó a pasar sus labios por mi cuello, tocando mis senos. Estaba lista para mi primera vez.

Estaba en grado 80 de excitación, cuando él señor Markle inserto un dedo con suavidad en mi vagina para conocer el interior. Lo que hizo que subiera a 90 grados y gimiera.

—¿Te duele?—preguntó.

—No—mentí me dolía un poco, pero aun así quería más. —Siga por favor.

Markle abrió mis piernas y se posicionó entre ellas, insertando su miembro completo en mi vagina. Me hizo gemir fuerte. Cuando introdujo su masculinidad dentro de mí, supe a que se referían cuando dicen que perder la virginidad duele.

El señor Dylan se movía con mucha intensidad en mí, y más aún al notar que ya no me dolía. Yo al igual que él me empecé a mover, nuestra sensación de placer fue elevándose hasta el punto de llegar al final.

Ambos quedamos sin energías, pero dichosos de felicidad. Esa noche me quede allí en su cama y él junto a mí.




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