Me despierto sintiendo pasar un delicado roce por mi rostro. Era el señor Markle quién mientras me observaba dormir paso suavemente una rosa blanca. Al voltear estaba apoyado en la cama mirándome yo lo mire y una sonrisa broto en mí al verlo ahí feliz. ¡Joder, se ve tan hermoso cuando sonríe! -pensé.
—Buenos días—dijo, el señor Markle con una sonrisa apenas abrí los ojos, y entregándome la rosa.
—Buenos días, señor Markle—respondí a ver esa hermosa sonrisa, y al oler la rosa.
—Sólo dime Dylan o Markle, el señor para ti está de más—Expreso Dylan.—Te prepare el desayuno para hoy—siguió diciendo, mientras se levantaba de la cama desnudo con sólo un bóxer a buscar la bandeja. La cuál contenía dos panes tostados, frutas, café, leche, jugo de naranja y unas flores que lo decoraban muy bien.
Al ponérmelo entre mis piernas me impresiono, ese imbécil de hombre ya no estaba. Pensé que sólo me quería para cumplir su deseo sexual que no le importaba, pero al ver esa felicidad que se desprendía de él ¡Me di cuenta que si le importo! Aunque no me lo dijo para mí no fue necesario, porque la verdad ante mis ojos era contundente. En medio de un mar de felicidad no podía pensar en otra cosa que en Dylan, y en que ya me había convertido en mujer completamente. Mientras desayunaba él sólo me observaba. Pasaron minutos y él seguía observándome hasta que tuve que bajar a recibir una visita, pero antes de irse volvió a mí.
—Ya vuelvo mi amor—
Dijo mientras me daba un beso con sus perfectos y cálidos labios. Estaba totalmente estremecida. No podía creer que me haya dicho "mi amor" No sabía que decir, me quede fría ante eso. Ese cambio tan radical en su comportamiento, no se a que se deba. Pero ése nuevo jefe me fascinaba en todas sus facetas, aunque ese hombre frió, hostil, odioso, varonil me atraía de una manera inexplicable éste nuevo Dylan Markle es lo que necesita mi corazón.
Después de que bajara a su despacho, termine de desayunar y decidí ir a mi habitación. Cuando abro la puerta para salir, me sorprendo, cómo fantasma estaba ahí Leticia. —¡Oh... Señora Leticia me asusto!—dije poniendo mi mano derecha en el pecho. Ella solo me pidió disculpa y me dio un recado de Dylan «Me esperaba en su despacho, tenía algo importante que decirme»
Sólo tenía una playera de él puesta. Me tuve que ir a cambiar, me puse un jean negro ajustado con una camisa descotada rosa pálida y baje sin maquillaje al despacho.
Al deslizar la puerta veo un hombre sentado enfrente de Dylan, me parecía conocido pero no lo podía distinguir bien.
—Llego puntual Cristina ¡Qué bien! Le presento al joven Adam su compañero.—dijo Dylan, indicándole con una mano a Adam que volteara.
— ¿Adam Harris?
—¿Cristina Fox?—dijimos los dos al mismo tiempo, soltando toda nuestra felicidad con un abrazo.
—¿Ustedes se conocen? —preguntó Dylan, despegando la voz y frunciendo el ceño.
—Sí, nos graduamos juntos en la Academia de guardaespaldas. Éramos grandes amigos hasta que él emprendió rumbo a Texas.—dije siempre con una sonrisa y viendo a Adam.
Note que a Dylan no le gustó mucho el efecto que broto en mí al ver a Adam, por eso al escuchar lo último se sentó y mando a Adam afuera con el chófer. Adam lo obedeció y me susurro "Nos vemos afuera".
—¿Te gusta?—pregunto Dylan arqueando una ceja, apenas salió Adam.
«¡Creo que note celos en su rostro! De verdad que este hombre me enloquece, están misterioso y confuso que es difícil entenderlo. Pero no creo que Dylan sea capaz de incumplir el contrato, puesto que una de las reglas es que ninguno de los dos podía sentir amor por la otra persona, yo estaba totalmente pérdida por él ¡Lo Acepto! 24/7 sólo pensaba en él y en los hijos que podríamos tener. Pero Dylan no, él sólo me miraba con deseo y por eso acepte el contrato porque sabía que nunca pasaría más allá del sexo, así yo no sufriría por una "decepción amorosa". Pero por lo visto todo cambio.»
Estaba impactada por la pregunta de Dylan que me quede congelada enfrente de él. Mientras que en mi mente solo estaba pensando ¡En lo sexy que se ve celoso! Al ver que no le respondía se llenó de ira y golpeo fuerte el escritorio—Respóndame señorita Fox— Lo cual me hizo reaccionar al instante.
—Lo siento Dylan pero tú pregunta me dejo estática.— dije parpadeando dos veces.—No sabía que yo podría causar celos en ti— continué diciendo, con una sutil sonrisa.
—No se equivoque Cristina, si le pregunto es porque no me gustan que mis empleados se relacionen.—dijo frio y seco.
Este tipo me va a llevar a la locura. En unos minutos me quiere y a otros no sabe qué hacer. No me conviene pero yo lo quiero tener ¿será la manera de cómo me lo hizo, que me termino enamorar de él? Pero no estaba convencida se le notaba en su rostro que mentía que si sentía celos por Adam, pero yo sólo me di la vuelta y salí de ahí.