Dylan.
Abro las puertas de mi despacho un poco más tranquilo para ir a la oficina. Y los veo ahí de nuevo sonriéndose ¡Maldita sea Adam! Quería matarlo. Los celos se apoderaron de mí de nuevo. Menos mal que no le gusta y ahí está riendo con él, que ni nota mí presencia ¿Sera que si le gusta? ¿Por qué sonríe tanto con él? ¿Qué tiene él que no tenga yo? No. Tengo que dejarme de eso. Mi mente tiene que estar es en Liam. Demonios es imposible no puedo dejar de pensar en Cristina, esos celos por Adam me enloquecen.
"Ya Dylan. Estas no son cosas tuyas"
Tomé aire. Me tranquilice y camine por el medio de ambos separándolos.
Me puse enfrente de ellos. Y di las órdenes de hoy.
—Vamos a la oficina, quiero que ambos estén atentos. En la mañana recibí una amenaza de mi hermano, y quizás intentara asesinarme hoy en "Dollas". Cristina viene conmigo y usted Adam va en el otro automóvil.—Ordene frio y serio.
Adam prendió su auto. Cristina se subió y más adelante me subí yo. Apenas subí estire los pies y di la orden de la rutina.
— A la empresa Alfredd—
El ambiente en él auto estaba tenso como suele ser. Tenía la mirada fija viendo hacia la ventana, no quería hablar ni ver a Cristina. Me obstina que con Adam sonría y se lleve bien. No puedo creer como tan rápido se apropió de mi corazón y de mi mente esa chica. Una simple guardaespaldas quién lo diría que yo Dylan Markle, el joven que puede tener a cualquiera se enamoró en menos de dos días de una simple guardaespaldas.
¿Por dios desde cuando Dylan Markle se enamora? ¿Yo soy el jefe, no debería estar relacionándome con una empleada y menos enamorándome de una simple guardaespaldas? Sólo la quería para satisfacer mi deseo sexual ¿Cómo es posible que esto me sucediera? La respuesta era fácil. Desde que ella me enseño que hay mujeres puras todavía.
Me quede ahí pensando en todo. Sobre todo en ella. Me maldecí un par de veces. Hasta que escucho una voz suave temblorosa preguntar.
Cristina.
Duele. Verlo así tan distante conmigo después de una noche maravillosa ¿Cómo es posible que alguien se enamore con tan solo tener sexo una vez? ¿Cómo me pude enamorar de un tipo así tan frio y sin sentimientos? ¿Qué me trata diferente a cada momento? ¿Cómo es posible que se metiera profundamente en mi corazón? No. No, no puedo sentir esto por él somos totalmente diferentes además él nunca me va amar.
Hay una pregunta que me carcome ¿Por qué sintió celos? ¿Sera cierto que le importo?
"Se fuerte y pregúntale" era lo único que me repetía.
Aquí voy a perder mi dignidad ante él.
—¿D-Dylan?—pregunte haciéndolo voltear. Él asintió. ¿Dime la verdad sentiste celos?
Dylan.
—No— mentí. No podía decirle que si moría de celos. Que me emputa verla sonreír por Adam.
Llegamos señor Markle— escuche a Alfredd decir e inmediatamente me baje.
Me mata. Pude notar su tristeza ¡Demonios... como quisiera gritarle todo el amor que siento por ella! Pero... es imposible traerá más problemas.
Ella camino a un lado mío y al otro estaba Adam. Le di la orden a Adam que se quedara en planta baja y Cristina subió conmigo. La empresa estaba normal como siempre, las recepcionista chismeando, los empleados corriendo de un lado a otro y mi querida Amánda en su mundo.
—¡Buenos días Amánda! ¿Qué hay para hoy?— pregunte mientras caminaba a mi oficina.
—Buenos días señor... Alex lo espera en su oficina—respondió parada en su escritorio. Alex es mi mejor amigo desde preparatoria, estábamos estudiando juntos Medicina en Harvard pero pasó la desgracia de mi familia y no pude seguir. Tuve que asumir el rol de jefe.
—Alex... amigo ¿Qué bueno verte?—dije contento estrechando su mano.
—Lo mismo opino brother—dijo Alex. Te puedes retirar Cristina dije al ver que estaba parada en la puerta.
—Ups... es guapa— expreso Alex, botando aire. Apenas salió Cristina.
—Ni lo pienses— dije al ver que le llamo la atención. Y como no. Si Cristina es preciosa. Además yo lo conozco muy bien, y sabía que iría atrás de ella.
—Oh... ¿te gusta?—preguntó Alex.
—No—respondí frio. Mentí. Sabía que si le decía que sí, armaría un show. Pero fue inútil.
—Oh... No… Estás enamorado conozco esa mirada. Dylan Markle se enamoró— expreso fuerte por toda la oficina asombrado.
Sentí tanta vergüenza esto nunca me había pasado.—Cállate Alex, por favor. Te puede escuchar—le suplique con miedo.
—¿Por qué no le has dicho? Si a ti. Te gustan las cosas directas y claras—dijo Alex.
—Es complicado Alex— me pare y me apoye en la ventana. Tú sabes lo que está pasando en mi vida ahorita decirle que la amo, es ponerla más en peligro de lo que está ahorita por ser mi guardaespaldas. Le daría un motivo a mi hermano para herirme. Tú más que nadie sabes que si él se llega a enterar de lo que siento por ella la mataría solo para verme sufrir. No. No puedo permitir eso Alex, además hay un contrato por medio que no me permite enamorarme de ella.