Él único en mí vida 1

Capítulo XIII

Cristina.

Aburrida. Leía una revista en la zona de espera mientras Dylan hablaba con Alex.

No puedo negar que su amigo Alex es realmente guapo. Color moreno como el chocolate, cabello negro lacio y ojos verdes limón. Y ni hablar de las pecas en su nariz que le daba un perfil angelical. Al irse pude observar perfectamente sus nalgas redondas como un balón. No. No ¿Qué hago pensando en alguien más? Si Dylan es absolutamente más guapo que él.

Pensar en Dylan Markle, me lleva a otro mundo y con sólo imaginar esa noche despierta cada fibra de mi piel. La cual moría por ser suya de nuevo.

Estaba perdida en mis pensamientos. Cuando Amánda se para.

—Señorita Fox. Señorita Fox—Dijo Amánda. Agitando sus dedos en mi cara a no verme reaccionar a la segunda vez en decir mi nombre.

Parpadee dos veces y agite mi cabeza—¿Sí dígame?

Volteo los ojos—Ya vuelvo. Voy a recursos humanos. Sí el señor Markle pregunta por mí dígale eso—dijo Amánda fría y seca.

—Oh... Está bien Amánda. Si puedes pasar por el Cafetín. Me traes un sándwich.... de jamón y queso.... Sólo si puedes—dije fuerte mientras ella caminaba por el ascensor. Había escuchado a la perfección pero me ignoro. Y a montarse en el ascensor, bajo un poco sus lente y me miró con desagrado. «Joder... realmente me agrada esa señora. Algún día la invitare a salir» Sonreí en pensar eso.

Me puse más tediosa. Amánda no estaba. Aunque no hablamos y es como si estuviera sola. Igual era buena compañía. Dylan anda en su mundo incompresible y Adam estaba abajo, seguramente enamorando a la recepcionista del piso uno. Las revistas solo eran tres, así que ya las había leído todas. No había más nada que hacer.

Me puse a leer por tercera vez la revista Forbes.

Estaba a punto de dormir. Cuando escuchó un fuerte golpe provenir de la oficina de Dylan. Sin pensarlo me pare sacando mi arma y toque la oficina. Me invadieron pensamientos malos. Duro tanto en contestarme que casi enloquezco con sólo pensar que algo le había pasado —Dylan. Dylan...—Tocaba la puerta y no me respondía. Luego de unos minutos por fin responde. Y solo para decirme que estaba perfectamente bien. ¡Maldito idiota si estaba bien por qué duro tanto en decirme! A veces lo quiero asesinar y una de esas era hoy. No puedo creer que después que tuvimos sexo él siguiera comportándose como un idiota sin corazón.

De esto hablaba mi madre. Uno nunca debe entregarse por completo a un hombre, porque siempre la mujer saldrá perdiendo.

A veces pienso que es mejor sacarlo de mi corazón ¿Qué hago con un hombre que me trata mal? ¿Por qué acepte ser su sumisa? Maldito ese día que Acepte. ¡Maldito sexy millonario!

Dylan.

Extático quedé al escuchar la voz de Cristina «Por dios! No es buen momento» La escuché preocupada, debe ser por el fuerte golpe que hice al romper el teléfono.
No tengo ni idea que decirle. No quiero ni hablarle. Tarde minutos en contestar hasta que por fin lo hice.—Estoy bien. Perfectamente bien Cristina—fue lo único que salió de mi boca, mientras me tomaba un trago de vodka.

Inmerso en mis pensamientos. En buscaba de una solución para que Cristina no saliera perjudicada en esto. Sé que sí Liam confirmara que la quiero, mataría a Cristina sin dudarlo. No. No maldita sea No quiero que le pasé nada malo. No quiero ni tan sólo pensarlo. Aunque tengo claro que ella sabe cuidarse muy bien, no quiero ponerla en peligro.

Haber tenido intimidad con Cristina me confirmo que puede ser frágil y débil. Mi muñeca, no están ruda como pretende de ser. —¿Mi muñeca? Me gusta, desde ahora le diré así.

Es la primera vez que me enamoro. Tengo que aceptarlo. Las demás chicas con quién estuve jamás me llego a tocar el corazón como lo hizo Cristina.

Respire hondo y me incorpore a la silla.

Apoyado en mis rodillas con mis manos tapando mi cara.

El miedo se apodera de mí. Mi corazón se acelera pero el efecto no duro mucho. Empiezo a pensar que la única solución es que sólo exista una relación profesional entre ella y yo. Es lo único que la mantendría un poco a salvo de Liam. Yo sé. Tengo claro. Que aun correría peligro siendo mi guardaespaldas pero es lo único que estoy dispuesto hacer. No la voy a alejar más de mí. Aunque no pueda tenerla como mujer seguirá a mi lado. Ella me trae felicidad, amor, sentimientos que desde hace tiempo no experimentaba y siento que si ella se alejara moriría en la tristeza. Así que no. No estoy dispuesto a hacer eso.

[...]

Ya es hora. Tengo que llamarla. No puedo creer que esté haciendo esto. Ella es mi muñeca. Mi niña, mi pequeña la que quiero como mujer. No puedo creer que estoy a punto de alejarla de mí. Pero así es la vida, te golpea dónde más te duele.

"Ya párate y ve. Tienes que ser fuerte. Eres Dylan Markle." -Lo repetía en mi interior.

¡Demonios... Que hermosa se ve ahí leyendo! Abrí la puerta y la llame.




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