Dylan.
En un sueño profundo quede.
Al día siguiente, el estado de ebriedad no me dejaba pensar. Todo era confuso. Me levanté de mal humor, me arregle y baje por una aspirina a la cocina.
Camine por el pasillo, baje las escaleras y lo vi, ahí parado con su carita bonita.
—Buenos días, señor.—dice Adam. A penas me ve. No le dije nada, solo asentí con la cabeza. Y va a seguir mi camino hacia la cocina, cuando me percate que Cristina no estaba.
—Adam ¿Y Cristina?—me detuve, y pregunté.
—Está en el establo, señor ¿Quiere que la busque?—preguntó Adam.
¿Qué? idiota para que la quiere buscar para seguir sonriéndole. No. No permitiré eso. Ya no quiero ver a Adam ni un minuto cerca de Cristina.
—Descuide Adam. No es necesario, yo mismo lo haré.—respondí frio y frunciendo el ceño. Con el pijama puesto, y con el dolor de cabeza cambié mi rumbo y fui directo al establo.
— Sabes cuando era pequeña quería tener un pony, pero mis padres no podían comprarlo—dice cristina acariciando la cabeza de un caballo. Suspiró.—Como quisiera que por una vez en mi vida. La vida me regalará lo que más quiero, sólo por una vez. Sí caballo, con eso me refiero a Dylan.—dice Cristina con voz suave al aire, y acariciando el caballo.
Maldición. Se ve tan hermosa, pero triste y eso me mata. Odio verla triste, eso me hiere. Como me encantaría tenerla entre mis brazos ahorita y decirle lo mucho que la quiero. Que la amo.
Suspiré.
—Él se llama Zeus.—Expresé acercándome a ellos. Lo tengo desde pequeño, y es el más fuerte de todos —dije acariciando a Zeus, con una sonrisa. Él relincho y Cristina sonrió.
— ¿Zeus? ¿Cómo el dios del cielo y el trueno?
—Si mi muñeca—dije acariciando su mejilla. Lo sé. No debí hacerlo pero no pude contenerme. Se veía tan frágil y hermosa que no puede detenerme.
Nos reímos.
Nuestras miradas eran imanes unidos en ese momento.
«Demonios... Estoy tan cerca de esos labios que he estado deseando por días, que se revuelven todas mis hormonas.»
Cristina.
Cuando nuestras miradas quedaron extáticas sólo pensaba en dos cosas, 1.Me dijo "mi muñeca" y 2. En besar esos labios que he estado deseando por días.
No. No, tengo que parar con esto. Que tonta soy, después de lo de anoche y aun le sonrió. Doy lastima.
Hubo un silenció.
Los dos quedamos acariciado a Zeus sin decir nada. Pero de repente escucho decir.
—Estehh... Hoy comienzan la feria de Nueva Jersey, y como no está tan lejos. He estado pensando en ir pero... no quiero ir solo.—dijo Dylan mientras tocaba a Zeus.
—Espero que la rubia que estuvo en tu cuarto ayer esté libre hoy entonces o la otra rubia de la fiesta quizás.—Le dije fría. Y me aleje de él.
—Ellas no significaron nada.—me detuve—Ellas forman parte de cosas que no te puedo explicar.—decía Dylan y tomo mi mano. Hermoso. Como amo a este tipo.
—¿Puedes ir conmigo, Cristina?—preguntó.
—Me encantaría, Dylan.—lo siento pero no me pude negar. Lo amo y disfrutaré cada minuto junto a él, no importa si luego me vuelve a herir.
Suspiré. Él me acerco hasta su cuerpo. Juro que estábamos a punto de besarnos. Hasta que algo interrumpe.
Se abren la puerta del establo.
Nos sorprendemos.
—Tiene una llamada, señor. Es importante.—expreso Adam, cuando entro parándose firme con las manos cruzadas.
Dylan camino rápido. Sólo dijo nos vemos a las 9 pm mientras guiñaba el ojo y se iba.
—¿Que mierda fue eso? ¿Y qué hacías con él aquí? Y a solas— me exclamó Adam.
—¿Que fue? ¿Qué?
—El guiño del ojo que te hizo. Vamos Cris, no te hagas la boba—me dijo Adam con una sonrisa sarcástica. ¿Qué hacías a solas con él? —volvió a preguntar.
—¿Qué guiño de ojo y que nada? Deja de usar drogas Adam, te hacen mal.—dije riéndome. Y no estábamos solos también estaba Zeus con nosotros.
Salí de ahí.
Zeus relincho y Adam camino detrás de mí cuestionándose.
Nunca más vi a Dylan ni hable con él.
Todo el día me la pase pensando en él. Cuando se hizo la hora de la cita subí y me arregle.
Ansiosa y nerviosa eran los sentimientos que me invadían. Por fin, tengo una cita con Dylan. No quiero pensar nada malo. Así que; pasado en el pasado se queda.
Diablos... ¿Por qué? Entre millones de personas, la única que me gusta es él. Me temo que Dylan Markle ha hecho algo en mí.
Me bañe.
Me puse un vestido de encaje negro ajustado, una chaqueta negra de cuero con unas botas con tacones. Estaba casi lista de vestimenta sólo me faltaba mi arma, la cual introduje entre mis piernas sin ningún problema. Ahora era el turno del maquillaje. Fue difícil. Soy poco femenina y maquillarme nunca me ha gustado, pero quería verme digna para Dylan. Así que dure y luego de varios intentos por fin lo logré.
Ya es la hora. Tengo que bajar.
Como no había sabido nada de Dylan me asuste un poco, pensé que no iba a ir, pero cuando llego a las escaleras estaba ahí esperándome puntual con una sonrisa y un outfit espectacular.
Dylan.
Hermosa. Susurramos al mismo tiempo Adam y yo, al ver a mi muñeca Cristina.
—Usted debería estar en el auto Adam—expresé por mis celos.
—Lo siento señor.—dijo Adam retirándose.
Hermosa. Lo volví a decir. Ese vestido con esos labios rojo pasión hacen resaltar más su belleza.
«Como quisiera que fuera mi esposa» pensé.
Me acerque a ella estirando la mano mientras ella bajaba. Tomo mi mano y la escolte hasta el auto.
Observe la cara de Adam, y solo expresaba; Celos.
Cristina estaba feliz y mi corazón igual. A penas entre al auto, di la orden.
—A Nueva Jersey, Adam—