Él único en mí vida 1

Capítulo IX.

Me desperté temprano y al lado de Dylan. Lo primero que hice fue pensar en la noche de ayer. Sonreí.

Suspiré.

Dylan. Mi hermoso Dylan.

Por fin, vamos a poder consumar nuestro amor. Lo que tanto he anhelado por fin se me ha cumplido. Quiero que siempre sea cariñoso, atento y sobre-protector conmigo como lo fue anoche. Que me haga sentir que soy la única en su vida, porque estoy completamente segura que él, es el único en mi vida.

No quiero alejarme de él aunque el miedo esta. Miedo de que esto se acabé. Miedo de despertar un día y ya no esté a mi lado. Miedo que se enamore de alguien más. Miedos. Estúpidos miedos que me carcomen el corazón.

Ay Dylan espero que lo nuestro sea para siempre.- susurre.

Me levantare cuidadosamente para preparar el desayuno.-Pensé. No lo quería despertar, parece un ángel ahí dormido. Pero fue inútil, apenas baje un pie para posteriormente levantarme Dylan se despertó. Agarra mi mano, y me jalo hacia él.

—Te amo—dijo Dylan, mientras me besaba por todo el cuello.

—Y yo a ti—respondí.

Reímos. Y nos quedamos mirándonos fijamente, esas miradas solo dicen una cosa; Que estamos completamente enamorados, o por lo menos eso es lo que ven mis ojos.

¿Sera que esto durara? siempre estaba esa pregunta en mi mente. Es tan bonito todo esto que estoy sintiendo que no quiero que jamás se termine.

Dylan se levanta.—Tengo que trabajar-dice, con una sonrisa seductora. Yo me quede en la cama viendo su cuerpo, su hermoso y definido cuerpo.

Él se metió a darse una ducha larga, y yo mientras abría la puerta le grite; Voy hacer el desayuno novio ¿Novio? Qué bien se siente decirle novio, es mío, mi novio.

Baje, y ahí estaba Adam. Me miro y bajo de inmediato la mirada.

—Hola ¿Podemos hablar?—dije acercándome a él.

—Hola. Sí, supongo.

—No quiero que pienses... Es decir... Lo de Dylan y yo fue inesperado, es algo difícil nuestra relación.—tome aire—Vaya esto es difícil Adam. Tú sabes que yo lo quiero, y lo de anoche no me lo esperaba, pero lo deseaba con tantas fuerzas, que acepte ser su novia. Sí. Adam me pidió que fuera su novia.

Adam bajo su mirada. Sentí como mi mundo se venía abajo, no quería perder a mi amigo.

—¿Adam? ¿Estás bien?—pregunte en vista que no dijo nada.

—Descuida... He visto como se miran. He visto como se desean ambos. Tranquila no me molesta, Además tu y yo estamos mejor como amigos.—dijo levantado la mirada, y tocándome la mejilla.

Sonreí. Lo abrace.

—Te quiero... No sabes él peso que me quitaste de encima, pensé que te ibas a molestar.

—Recuerda que tu felicidad es la mía, pequeña.—dijo Adam con una enorme sonrisa. ¿Y ahora que procede señorita de Markle?—Adam dijo irónicamente. Yo reí.

—Voy a preparar el desayuno ¿Quieres algo?-

Adam rió—No. Hablo de si seguirás trabajando como su guardaespaldas.

—Vamos... Adam ¿Que es, esa pregunta? Sabes que no dejaría jamás mi oficio y menos dejaría que alguien me mantenga.

—Así se habla.—dijo Adam dándome unos suaves golpes en mi hombro.—Quiero seguir viendo a Cristina Fox, en acción aunque no ha pasado nada peligroso.

Reí. Hablar con Adam me alegra el alma.

Me dirigí a la cocina. No había nadie.

Empecé a buscar que podría preparar, y vaya en esta nevera tiene de todo y yo en mi apartamento de broma tengo agua. No sé cocinar pero haré el intento, mi madre siempre decía "por el estómago se conquista el corazón de un hombre".

Pasaron minutos, varios minutos. Y frustrada estaba ¿Cómo es posible que nada me salga bien? Intento preparar hotcakes y no me salen bien. Diablos. Debí prestarle atención a mi padre cuando quiso enseñarme a cocinar.

Pero ya no puedo seguir intentado. Ya es tarde. Dylan ya va a bajar.

—Adam. Adam... Adam...—grite fuerte desde la cocina.

—¿Que paso? ¿Te pasa algo? ¿Estás bien?—dijo Adam un poco alterado. Tal vez, no debí gritarle como loca.

—Sí. Tranquilo, estoy perfecta.

—¡Demonios! Cristina, no te han dicho que no debes gritarle a un guardaespaldas mientras lee el periódico. Pero... dime ¿Para qué me llamas?

—Lo siento—dije apenada—No sé, que prepararle a Dylan. Todo lo que intento me sale mal ¿Me ayudas? —dije con ojos de perrito triste.

—No puedo creer—rió— Todavía no sabes cocinar, sigues siendo una pequeña. Está bien, yo te ayudo por esta vez nada más.

—Eres el mejor—dije dándole un beso en la mejilla.

—Lo sé. Lo sé, dime algo nuevo.

—Cállate—reí— Y dime que vamos a preparar?

—Sera tostada con frutas y huevos revueltos. Porque no da tiempo para nada más.

—Ok. Ok me encanta la idea.

Busque los ingredientes, mientras Adam ponía música en la radio.




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