Bogota, Colombia
ANTONY
El pequeño Andrey cumple 1 año hoy, entonces tengo que ir a comprar mi regalo para él, así que tomé un taxi para ir al centro comercial.
Encuentro un almacén de ropa infantil y me decido por entrar, recorri todo el lugar sin encontrar nada que me gustara, pero al final del local vi un pantalón gris ceniza con las botas del mismo con mechas, y un chaleco rojo con botones azules, ese era el mejor regalo para mi pequeño saltamontes.
Cuando me dirijo a la caja para pagar, me encuentro con una mujer hermosa, su cabello castaño claro y de piel canela la hacian ver preciosa, su energía era serena pero cuando alzó la mirada supe que estaba perdido, sus ojos grises me habían llevado muy lejos en unos segundos. Quedé perdido con ella Hasta que unas mejillas sonrojadas hicieron que me diera cuenta de lo que hacia.
"¿Vas a llevar éste hermoso conjunto? O ¿seguirás perdido en el espacio de tu imaginación?" Fue la pregunta que me hizo salir de mi ensoñación
"Lo siento.." sacudi la cabeza "pensaba en algo que decía mi padre" ella me miró curiosa mientras yo hacía el pago.
"Espero que pensaras en algo muy especial, tus ojos brillaban" -no podía perderla- si que era especial
"Lo era, soy Antony" estiré mi mano para estrecharla con la de ella "los tuyos también brillan mucho" vi como intentaba agachar su rostro pero lo evité con un pequeño roce "no lo hagas, son hermosos" no mentía
"No acostumbro atender clientes que halaguen mis ojos" soltó una pequeña risita "soy Leila Sharom, un placer" su sonrisa seguía presente y por lo visto la mía se hacía cada vez más grande "va a darte un calambre en el rostro, de tanto sonreir" podría soportarlo
"Creo que en horas laborales no debe hacerse visita" dije rápidamente con la intención de invitarla luego a un café "apunta mi número y cuando quieras podemos salir a tomar un helado, o un café" le di un guiño al cual respondió con una sonrisa mientras se sonrojaba cada vez más "vas a empezar a echar humo si sigues poniéndote tan colorada" dije para que soltara la tensión que supe que tenía
"Listo, ya está" le dije devolviendo su celular luego de anotar mi número en el "estaré esperando tu permiso para salir" volví a darle un guiño y salí del almacén rumbo a casa.
Me perdí en el trayecto pensando en ella, sus ojos eran hermosos, había decidido que luego de la universidad me daría tiempo para salir con alguna chica, quería cuidar a mi mamá por su ansiedad. Aunque una excepción se podría hacer si se trataba de Leila.
No me di cuenta cuando llegamos así que sólo pagué el taxi y entré a casa y mi gran asombro cuando vi a mis padres con el pequeño Andrey en brazos mirándome muy directos.
"¿Qué sucede?" Fue lo primero que dije "sólo me perdí para comprar el regalo de Andrey" pero aun estaba confundido
"¿Y esa sonrisa es por la regalo de Andrey?" Fue lo que dijo mi papá
"¡Ah! Era eso..." empecé a sentir los colores subirme al rostro "no pasa nada" fingí intentando disimular la sonrisa
"No mientas hijo, esa sonrisa sólo puede ser por una razón" y ahí estaba mi mamá asegurando la razón de mi sonrisa "¿estaba en el almacén?" Sabía que no era una pregunta, ya sabía cómo era yo y yo no sabía mentir
"Por eso tardaste" dijo mi papá muy firme "yo tomé una sola copa de vino tinto con una chica y le aseguré a mis amigos que me había tomado una botella entera, no iba a decirles que había quedado perdido" fue el argumento que dijo él, sabía que hablaba de mi mamá porque fue la única que lo enamoró de esa forma
"Tienen razón" suspiro derrotado al saber que no me dejarían tranquilo Hasta que les contara "Leila Sharom tiene unos ojos como los tuyos" señalé a mi mamá quien abrió sus ojos en gesto de asombro y confusión "y yo quedé como tú" luego señalé a mi padre quien sonrió satisfactorio
"Sabía que mi hijo la encontraría..." suspiró mi mamá sonriente "sólo intenta no ser tan asfixiante como tu padre" dijo sarcasticamente y todos nos reímos
"Imposible que la genética no esté en él" mi papá despertó su ego "si ya la encontró del mismo modo que yo, seguro será igual que yo" seguimos riendo mucho más
"Se que quizá sea como mi papá" dije entre risas "ni siquiera sabía su nombre y le tiré la onda en forma divertida" los dos quedaron con la boca abierta "sólo le dije que tenia unos ojos hermosos y que brillaban demasiado, no se asusten" dije con tanta tranquilidad que ellos se rieron.
Había puesto a cargar mi celular en el cuarto mientras cenabamos en familia por lo que no me di cuenta que tenia un par de mensajes y supuse que era ella
'No. Desc.' : "Hola Anto, soy Leila. Tus ojos son hermosos."
'No. Desc.' : "La idea del café me gusta, pero ahora debo irme, te escribo luego"
Corri a contestar sus mensajes
'Yo' : "Leila, preciosa, tus ojos son más bellos cuando brillan como lo hacían hoy. Espero puedas descansar y luego hablar conmigo. ¿Un café será suficiente para conocer el secreto de tus ojos?"
Sabia que tal vez no recibiera respuesta en ésta noche así que preparé el agua para un baño y antes de ducharme el tono del celular me asustó
'Preciosa Leila' : "Bastarán muchos café y helados para que lo sepas cariño"
'Preciosa Leila' : "no acepto que sea sólo una simple cita, debes esforzarte un poco más, así el brillo de tus ojos me hiciera vibrar de ilusión. Bye cuídate."
No pude contestarle nada, había quedado anonadado por la forma en que ella fue capaz de aclarar todo a donde llegaría lo de nosotros, y aún no se que decir. Decidí entonces ir a ducharme e ir a dormir, mañana sería un día duro porque mi papá quería que lo acompañara a su trabajo, un bufete de abogados.