El universo en tus ojos.

Capítulo 10

Desde hace algún tiempo Annie venía sintiéndose vacía. Ya no era exactamente por lo que había ocurrido con Ethan y eso era bueno, Pero tenía en la mente un par de cosas que la mantenían en las nubes, y esto no era tan bueno como lo anterior.   

Pues bien, a pesar de que el asunto con Ethan había pasado hace más de un mes, Oliver no la había tocado ni un poco desde esa mañana de emociones.   

Y es que hasta ella misma se sorprendía; pues nunca esperó extrañar el tacto con alguien, pero sin duda el vacío que sentía no se debía a la falta de desayuno de ese día.   

-¿te pasa algo, linda? - pregunto la tía Ida sorprendiendo a Annie con esa carita llena de anhelo.   

La jovencita borró como pudo su expresión y la transformó en una sonrisa amable.   

-nada, señora Ida, Estoy perfectamente.  

-¿segura?   

Annie asintió, queriendo que ya pare el interrogatorio.   

-es que no has ido a despertar a Oliver, cariño.   

Ella volvió a asentir, enrojeciendo un poco y se puso de pie, convenciéndose de que esas ideas no serían nada productivo para mantener en la cabeza.   

Subió las escaleras con lentitud y así mismo abrió la puerta, queriendo no hacer ruido con el chirrido de esta. Como siempre, Oliver dormía boca arriba sobre su cama, las cortinas de su habitación estaban totalmente cerradas, envolviéndolo en la oscuridad.   

Annie camino hacia él y por primera vez decidió no abrir las cortinas para que le diera el sol a la cara, Y en su lugar se sentó sobre sus talones a orillas de la cama, frente a su rostro.   

Observó su rostro en silencio, y es que estaba convencida de que no había chico más guapo que él. Extendió su mano con suavidad y comenzó a levantar su cabello alborotado para todas partes.   

Esta vez se tomó algo de tiempo para acariciar su cabeza y en el acto cerró los ojos mientras suspiraba.   

No podía evitar anhelar el tacto tibio del castaño, Y eso la hacía sentir extraña.   

-¿te pasa algo, Ann?   

Ella abrió los ojos con rapidez al escuchar la voz ronca recién despierta de Oliver. Claro, en medio de sus caricias él se había despertado.   

Annie enrojeció una vez más y Alejó su mano de su cabello con lentitud.   

-no...   

-¿segura? - volvió a preguntar.   

Esos adormilados ojos azul universo la miraban con duda y ella no pudo evitar sentir que podía ver a través de ella.   

-estoy segura.   

Oliver se reincorporó sobre sus codos, Sólo para asegurarse de que de verdad su amada Annie se encontraba bien.   

-¿algo te está preocupando?   

Claro que sí.   

-no. - repitió ella.   

-¿hay algo que desees, entonces?   

"Tócame" pensó ella enseguida, pero fue lo suficientemente inteligente como para no decirlo.   

¿en qué estaba pensando?   

Sin duda se había vuelto extraña.   

-nada - trató de sonreír para calmar su ceño fruncido - es hora de despertar, Ya sabes.   

Oliver no estaba ni la mitad de satisfecho con esa respuesta, Pero terminó asintiendo. Y se preguntarán, ¿cómo es que Oliver no era Oliver zombie esa mañana?   

Pues siempre que algo le preocupaba, salía de su faceta zombie de inmediato.   

Y no había podido evitar hacerlo al abrir los ojos esa mañana y encontrarse con el rostro pálido y melancólico de su Annie.   

Pero bueno, Oliver sabía que si Annie quería se lo contaría después, así que decidió no insistir y se puso de pie.   

Ella seguía sentada a orillas de la cama, así que cuando pasó junto a ella, dio un par de palmadas en su cabeza como si fuera un perrito esperando por el cariño de su amo.   

Esperaba que ella le reclamara que no era un perro, pero en su lugar, una expresión de derrota completa abarcó el rostro de la joven.   

Oliver no lo dejo pasar, y le hubiera preguntado algo si ella antes no hubiera salido de la habitación.  

   

Annie era de aquellas niñas que sacaban conclusiones un poco precipitadas, Pero jamás sin fundamentos.   

Su madre solía decirle que tenía una gran imaginación, y que debido a eso a veces podía sacar las cosas fuera de contexto, su padre le decía, con un toque de simpleza para restarle importancia, Que era exagerada en su totalidad.   

A Annie no le molestaba ser exagerada, y gozaba de su imaginación cuando no tenía nada más que hacer; pero justo en ese momento; le estaba jugando una broma de mal gusto.   

Había estado un buen rato en sus especulaciones y al final llego a su hipótesis más certera; Oliver no quería tocarla porque la última vez que lo hizo se decepcionó con lo que vio.   

Por supuesto que Annie sabía que su cuerpo no era aquel que poseía medidas perfectas; sabía que "delgada" No era la palabra que la definía por completo, incluso aceptaba que en la Unión de su pelvis y sus piernas se le formaban rollitos en algunas ocasiones.   

Incluso estaba un poco acostumbrada a ser llamada "adorable como una ardilla regordeta" como decían algunos de sus compañeros. Bueno, tampoco estaba obesa y su peso no era tan exagerado como su imaginación, así que jamás le importó; hasta el momento en que Oliver Dircov la había visto en toalla y aún un mes después no se había atrevido a tocarla.   

Lo que le hacía pensar una vez más, Que Oliver no sentía atracción por ella, tal vez la quería, pero no de la manera en la que ella deseaba besar cada una de sus facciones.   

Annie no pedía que se pasara de cariñoso ni mucho más, pero algo normal, como un abrazo, por ejemplo, No le hacía mal a nadie.   

Pues bien; una vez aclarado lo que sentía en su situación, se convenció a si misma de que debía guardarse esa parte de ella en el cajón de su alma y tal vez bajar un poco de peso, quien sabe.   

Aunque su cara tan simple y aburrida también era un problema, o al menos eso pensaba ella.   



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En el texto hay: comedia, clases sociales, romance

Editado: 17.10.2021

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