El Vecino De Los Secretos

Capítulo 3: El secreto tras la puerta

Esa noche, Valeria no podía dormir. La presencia de su vecino la rondaba en la mente como una sombra persistente. Recordaba la tensión en el ascensor, la manera en que su respiración se aceleró sin control, y el calor de su cuerpo rozando el suyo aunque no se hubieran tocado.

Al día siguiente, cuando regresaba de su trabajo, escuchó algo distinto. Desde el pasillo, justo frente a su departamento, percibió una música suave proveniente del apartamento de él. No era una melodía cualquiera: era un piano, notas cargadas de nostalgia, casi dolorosas.

La curiosidad pudo más. Se acercó sigilosamente a la puerta del vecino y se quedó inmóvil, escuchando. Cada nota parecía confesar un secreto oculto. Era imposible imaginar que aquel hombre, tan serio y enigmático, tuviera una sensibilidad tan profunda.

De pronto, la música se detuvo. Un silencio absoluto la envolvió, hasta que escuchó el clic de la cerradura. Valeria se sobresaltó, dio un paso atrás con el corazón a mil. La puerta se abrió lentamente, y él apareció frente a ella, con el cabello algo despeinado, vestido de manera casual, pero con esa misma intensidad en la mirada que la quemaba por dentro.

—¿Te gusta la música? —preguntó él con voz grave, sorprendiéndola.

Valeria, nerviosa, apenas pudo responder:
—Sí… es hermosa.

Él esbozó una media sonrisa enigmática.
—Entonces, algún día, te tocaré una pieza solo para ti.

La frase quedó suspendida en el aire como una promesa peligrosa. Valeria sintió que el mundo a su alrededor desaparecía. El misterio de ese vecino crecía, y con él, el deseo y la incertidumbre.




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