El venado y la ciudad espejo

Planeta Tierra

 

Capítulo I

El invierno había terminado su respectivo ciclo en los bosques de Acteón. Nuestro pequeño venado, Daimhin, comenzaba a saludar con gusto a la primavera después de un gran descanso. Las hojas a su alrededor comenzaron a brotar, creando lindos contrastes cálidos en su entorno, buscando saciar su hambre.

Daimhin recorría el refrescante, además de soleado, ambiente, apreciando cada flor que despertaba con la llegada de los rayos de luz, iluminando su entorno. Las abejas pedían amablemente prestado algo de su polen, como parte de su proceso para comenzar a almacenar su alimento.

Las aves recorrían el aire sin temor, confiando en que el blanco manto invernal ya no volvería a cubrir la tierra, despejando las esponjosas nubes, deseando un día más para cazar gusanos para alimentar a sus pequeñas crías picudas.

El pequeño venado disfrutaba al observar aquellas siluetas. Desde lo más lejos, logró apreciar un árbol invadido de frutos dulces, cada uno colorido con un sin fin de formas peculiares, comenzando a imaginar el sabor delicioso que sentiría al darle un mordisco primaveral, estirando su cuello hacia el árbol. Estaba tan cerca que podía percibir su frescura.

Rápidamente, comenzaron a escucharse aleteos desesperados. Parecía que el cálido ambiente característico de la estación estaba desvaneciéndose, siendo reemplazado por un calor sudoroso. Sentía su corazón latir en múltiples direcciones dentro de él, pero no sin antes agarrar con su hocico el preciado fruto dulce.

Cada vez, los aleteos aumentaban en intensidad. Observó detenidamente, identificando varias flores en el suelo que se veían totalmente marchitas y aplastadas. Daimhin tenía que descubrir la razón, pero sabía que debía ser cauteloso.

Con sus piernas temblorosas, empezó a recorrer el cementerio floral hasta que encontró una criatura totalmente desconocida. Al inicio, le pareció algo amigable debido a su pelaje brillante y gris, que descansaba entre los arbustos verdosos, lo que le llevó a pensar que tal vez conocía la causa del caos, aunque mantenía cierto temor.

El pequeño venado intentó despertarlo con sus cuernos, pero en el momento en que la criatura desconocida abrió sus ojos mirándolo fijamente, Daimhin observó su gran panza inflada.

Sus colmillos eran afilados como cuchillos, su mirada era fija con un semblante serio, denotando la maldad de la naturaleza. En el suelo, había un sinfín de plumas, coloridas con figuras circulares y cálidas; un contraste con la criatura totalmente contraria.

Daimhin supo al instante que esta criatura era un gran lobo gris. Sin embargo, se volvió insignificante en ese momento, ya que, al tratar de levantarse, su gran estómago le impedía poner una pata en el suelo.

El venado se sintió aliviado por un momento, recuperando apenas la respiración, pero no por mucho tiempo. Además de los aleteos de agonía que retumbaban desde lo más lejano, se sumaron pequeños pasos que avanzaban en masa. Llegó al punto en que sonaba como si un ejército se aproximara, acompañado de chirridos totalmente desatados. Cuando menos lo imaginó, la manada entera destrozaba cualquier ser a su paso, dejando en la mirada de sus presas plasmado su último esfuerzo de supervivencia.

A pesar de que no podía procesar completamente en su mente cómo estas criaturas, que llevaban una vida controlada llena de plenitud, habían cambiado de manera tan drástica, el venado comenzó a correr. La adrenalina que sentía era inimaginable, cruzando entre las piedras, recorriendo árboles y lagos. La fricción de sus pezuñas, junto a la curiosa forma de sus cuernos, lo impulsaron desde lo más alto del cielo. Con un impulso más potente que un cohete, ascendió sin necesidad de usar combustible. La gravedad prácticamente desapareció, utilizando los pequeños cráteres en su camino para impulsarse.

Los lobos quedaron desconcertados ante la acción antinatural del venado, considerándolo una extraña ave desde su posición elevada. A pesar de ello, continuaron su búsqueda de sangre. Después de todo, si no hay presa a la vista, no hay alimento que cazar.

 

 



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En el texto hay: drama, magia, venado

Editado: 14.06.2024

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