El veneno de la dama

Capítulo seis: Secuestro del poder

Las malas noticias, las desgracias, son un desencadenante. Un desencadenante del caos.

El asesinato de la reina no fue fácil de ocultar, pronto en nuestro poblado ya todos sabian de lo que estaba pasando y que nos perjudicaba, sino ¿porque razón su cabeza decapitada terminaría aquí?

El temor fue lo primero que llegó a nosotros, ¿que haríamos ahora sin Ekaterina? era una de las preguntas más constantes. Ella era la única que lograba calmar las atrocidades de Melkor.

Luego llegó una cierta idea de revolución, el reino estaría devastado por la pérdida y sería un momento genial para atacar, para destruirlos. Pero nosotras no somos así, al menos no ahora.

Decidí hacer una reunión de las amartistas más viejas para debatir acerca de lo que ocurrió y de nuestro futuro cuando ví que el caos era, casi, incontrolable. Es por eso, que ahora nos encontramos cinco de nosotras en una de las cabañas más alejadas.

—¿Quién haría algo así?, tan…atroz y despiadado —cuestiona con voz temblorosa Brena, jugando con las puntas rojizas de su cabello.

—Es obvio. Fue Melkor —asegura Yennfer—, dejó en claro que la alianza no le agradaba y que él se oponía rotundamente.

—Ahora no importa quién fue —intervengo, evitando que nos adentremos a un debate que no cambiará nada—. Lo que importa es que ya no tenemos la alianza y ya no podremos defendernos de los presmas.

—Entonces busquemos otra alianza —me sorprende el ímpetu en la voz de Flora. Su tono siempre amable y tranquilo queda en el olvido—. Hay muchos seres en el bosque que seguro querrán ayudarnos.

—No es tan fácil, Flora —la interrumpen—. Son muchos, si, pero no cualquiera va a querer adentrarse en una guerra con esas bestias solo porque nosotras se lo pedimos.

La expresión esperanzada que algunas en la habitación habían adquirido decayó. Las palabras de Marna sin duras pero verdaderas.

—Tiene razón y aunque encontremos a otros que también se vean amenazados por los presmas, la mayoría preferirá no enfrentarlos —afirma Yennefer.

—De todas formas era una pelea perdida…—sentencia Brena con tono pesimista.

—Ya veremos qué hacer respecto a las alianzas pero por ahora, es mejor intensificar las clases y los entrenamientos, para estar listas.

Un golpeteo se oye en la puerta de la cabaña, todas guardamos silencio y Brena se acerca para ver quién llama.

Zarax ingresa apenas la otra amartista abre la puerta, me cuesta identificar su expresión pero de todas formas, sé que no es nada bueno.

—¿Qué ocurre, Zarax? —me acerco a ella y coloco una mano sobre su hombro al ver que comienza a sentirse nerviosa. Aun con mis guantes puestos, soy capaz de sentir la calidez de su piel.

—El príncipe —suspiro ante sus palabras—. Lo asesinarán por la mañana.

***

Por la tarde comienzan los entrenamientos extremos. Todas las amartistas, desde las más grandes a las más pequeñas, están en este proceso. No planeo hacer que las niñas luchen con dichas bestias, pero es necesario que ellas sepan defenderse si ninguna de nosotras está allí para ayudarlas.

Los humanos que viven con nosotras también comenzaron a recibir clases de defensa. Es probable que no logren mucho si se deben enfrentar a los presmas, pero eso los hace sentirse más seguros. Ellos son parte de nuestra comunidad y es por eso que haremos todo para preservar su integridad.

Espero a que la noche caiga para ir en búsqueda de Devan, con las estrellas como únicas espectadoras. Ni bien llego al reino, soy capaz de percibir el caos. La parte del reino poderosa, siempre brillante, se encuentra algo más opaca de lo normal. Las calles que siempre se encontraban limpias ahora están sucias y podría jurar que hay menos población en esta parte.

Sin duda, la ausencia de Ekaterina provocará un gran cambio en el reino mandino y la apariencia de las calles son la primera muestra de esto. 

Me adentro en el castillo y ningún guardia es capaz de verme. La invisibilidad es una habilidad que las amartistas obtenemos después de, generalmente, vivir más de cuatrocientas estrellas. En nuestro poblado soy la única en poseerla.

La apariencia del castillo se mantiene igual. Pulcro y brillante pero aún así, soy capaz de percibir las pequeñas diferencias. La energía central del castillo se siente más tenue y algo oscura con algo de maldad, me atrevería a decir.

El pasillo de las celdas se encuentra oscuro, tenebroso.

En una de las celdas se encuentra el príncipe Devan colgado de unas cadenas clavadas al techo, su rostro se encuentra herido, tanto que sus facciones son casi irreconocibles.

En la misma celda hay dos hombres que se encuentran en las mismas condiciones que él. Fieles al príncipe y a la difunta reina, puedo verlo.

—Aún no puedo creer que esto ocurriera —dice el de cabello ondulado.

—Tampoco yo—contesta el otro luego, suspira.

—En verdad lo lamento, chicos —Devan les dice en voz baja—. Por mi culpa están aquí.

—Te has disculpado más de cinco veces, Devan —le contesta el chico moreno—. Ya olvídalo.



#7526 en Fantasía
#9710 en Otros
#1171 en Aventura

En el texto hay: fantasia amor aventura

Editado: 17.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.