El Verano De Mi Vida

Capítulo 1.

Después de pasar poco más de 5 horas en un avión por fin puedo volver a respirar el aire fresco de Los Ángeles, y gracias a los dioses todo está yendo según lo planeado, no le he avisado a nadie de mi regreso, quiero que sea una sorpresa para todos, convenciendo a la asistente personal de mi padre para que me informe su horario y saber que día no estará en casa, ella también me ha ayudado con los empleados de la casa para que el chófer pueda ir a recogerme a tiempo al aeropuerto y la ama de llaves tenga mi habitación lista sin levantar las sospechas de nadie.

La vista desde la ventanilla me muestra una imagen surrealista de la ciudad, dándome una sensación de que nunca la hubiese visto en mi vida, mientras más nos alejamos hacia las colinas dejando atrás los altos edificios y dando paso a caminos llenos de altas palmeras, un nudo de impaciencia se asienta en mi estómago dificultandome respirar con normalidad.

Al llegar, la gran casa aparenta estar completamente sola, me lleva un par de minutos notar a los pocos empleados que se mueven sin voltear a verme concentrados en sus tareas así que pongo mi atención en Louise nuestra ama de llaves quien me recibe con cálido afecto y se encarga de llevar mis maletas y acomodar mis cosas.

—Su padre y su tío no sospechan absolutamente nada —Dice Louise intentando contener la emoción estando ya en mi habitación —Mi niña Tessa, no puedo esperar el momento en el que vean —Soltando una risilla de emoción —Se pondrán tan felices. Éstos últimos días han estado muy estresados, están todo el tiempo tan ocupados en el estudio, dicen que pronto será el estreno de su nuevo álbum. Su llegada será sumamente gratificante para ellos.

Es impresionante verla hablar y acomodar toda mi ropa en su lugar sin perder la concentración de ninguna de las 2 cosas, a diferencia de mí que sinceramente en este momento me siento incapaz de masticar y caminar al mismo tiempo.

—Yo también estoy feliz de volver a casa —suelto finalmente desde mi puesto sentada al borde de la cama viéndola revolotear por todos lados —Siento que han pasado siglos desde la última vez que estuve aquí.

—No se imagina cuánta falta nos hizo durante las fiestas de navidad —Dice con nostalgia cerrando una última gaveta.

En ese momento hago uso de todo mi autocontrol para no soltar que mi padre no me había invitado dado que para él no era necesario que viajara y que era más importante que me concentrara en mis estudios —Mi padre estaba demasiado ocupado, no quise ser un inconveniente en su agenda —Es todo lo que logro decir.

Clavo mi vista en la punta de mis botas, evitando la mirada de la mujer que me ha criado como a su propia nieta, ni siquiera noto en que momento se ha acercado tanto a mí para sentarse a mi lado en la cama.

—Ay, su padre y su tío a veces parecen olvidar lo que es un descanso o unas vacaciones —Con un ademán de la mano —Espero que este verano usted los convenza de tomarse al menos algunos días libres.

De nuevo mi autocontrol me ayuda a no resoplar —no te prometo nada Lou.

Al menos eso es verdad, para mí es imposible prometer que lograre que un par adictos al trabajo se tomen un día libre, incluso dudo del hecho de que mi padre se alegre de verme en California en vez de estar tomando algún curso de verano u organizando alguna presentación para crédito extra en Juilliard. Louise debe notar algo en mi expresión dado que toma una de mis manos y me mira con condescendencia.

—Descanse un poco mi niña, debe estar agotada después de un viaje tan largo, dentro de un rato le traeré su almuerzo. Por los momentos relájese un poco.

—muchas gracias Lou —sin atreverme a mirarla aún.

—siempre es un placer mi niña Tessa —dice finalmente antes de levantarse.

Cuando escucho el clic de la puerta al cerrarse detrás de Louise, logro soltar el aire que ni siquiera sabía que estaba reteniendo, a pesar de estar nuevamente en casa, en mi habitación, como había estado queriendo estar desde el primer momento que llegue a Nueva York, sigo sintiendo que algo no está bien, que aún me falta algo, alguna pieza para sentirme completamente a gusto. Quizás se deba al hecho de que no sé cómo explicarle a mi padre que no quiero seguir estudiando en la universidad donde él ha soñado que me gradue desde el momento en que tome un micrófono, un piano de juguete y les dedique mi primer concierto privado a él y a mi tío Jason cuando apenas tenía 4 años.

Me dirijo al baño y pongo a llenar la bañera, dispuesta a terminar de sacar por completo cualquier resquicio de la atmósfera tóxica de Nueva York, mientras recojo mi cabello en un moño desordenado noto la bandeja con el almuerzo sobre la cama. Al estar vestida y tener el estómago lleno de la indiscutiblemente deliciosa comida de Lou me dispongo a tomar mi teléfono y un libro, bajo a la cocina por un vaso con jugo de naranja y me dirijo al jardín trasero de la gran casa con vista hacia el mar, cruzo la valla que separa mi hogar del espacio que solía ser mi lugar favorito todos los días después de la escuela y bajo la pequeña colina hasta llegar a una de las grandes palmeras que bordeaban la orilla de la playa, dejo mis cosas sobre la arena y me acerco al mar dejando que el agua fría empape mis pies con su suave vaivén. Apenas logro divisar a algunas personas a lo lejos de la orilla, cada quien disfrutando del comienzo del verano. Pateo un poco el agua rompiendo la armonía de las olas, luego respiro profundamente el aire salobre y siento como la brisa intenta sacar mi cabello de su sitio, mi único pensamiento es que estoy en casa de nuevo. Definitivamente en Nueva York nunca podría experimentar está clase de paz y tranquilidad que da el mar, por fin mi pecho se llena de emoción ante la idea de tener todo el verano para disfrutar de todo esto y quizás mucho más si finalmente decido no volver a Juilliard.




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