Al terminar la clase la profesora me pidió quedarme al final pues según ella queria contarme algo, espero que sea rápido pues tengo que arreglarme para la cena de hoy.
-Profesora aquí estoy. – dije un poco intrigada ya que es raro que un profesor me pida quedarme despues de clases. En realidad, soy un poco invisible para ellos, no soy participativa y mucho menos soy buena hablando delante de los demas, solo puedo ser yo misma con mis amigas y casualmente con mis padres, creo que solo recuerdan mi nombre porque soy una de las mejores de la clase.
-Toma asiento Bella, necesito hablar contigo – pase un poco nerviosa por lo que me diría la profesora. – pero quita esa cara que no es nada malo.
-Lo siento, es que he tenido un dia un poco estresante.
-Te entiendo, hoy Marques volvió a tener una actitud pésima y esta vez tome medidas drásticas.
-Y con drásticas se refiere a... – La profesora nunca aplicaba sanciones duras o drásticas, según ella los jovenes necesitan más reflexión que regaños y gritos.
-Lo envie a tomarse un respiro fuera, que observara un rato la naturaleza y se tranquilizara.
-No cree que necesita una sanción verdadera, digo a veces es necesario para que se aprenda la lección.
-Sabes Bella, los seres humanos reaccionamos de maneras muy diferentes a las acciones de los demas, los niños por inercia se cubren cuando se ven amenazados por los demas al igual que los adultos, cuando algo nos sorprende normalmente damos un brinco y nuestro corazon se acelera por la impresión tan repentina. – dijo con voz seria, pero a la vez amable y natural.
- ¿Qué quiere decir? – dije confundida pues no sabía a donde queria llegar con esto la profesora.
-A veces tienes que utilizar diversos metodos a los que estas personas no están acostumbradas a vivir o si quiera escuchar y de esa forma causar un verdadero impacto y lograr el cambio necesario. En verdad, ¿crees que un castigo o una suspensión afectaría al joven Marques?, para él solo sería un castigo más a su historial, en cambio, si decides hablar y escuchar sus problemas habrá un rayo de luz que le permitirá reflexionar su actitud y asi para la próxima lo pensara mucho mejor al momento de querer repetir la acción.
Nunca lo habia pensado de esa forma, recuerdo que de pequeña mis padres me castigaban como a un adulto si no los obedecía y mi hermana siempre salía a mi defensa, despues de mi castigo decidían hablar conmigo. Creo que decidieron aplicar mano dura para que la lección fuera aprendida de inmediato.
-Bueno, cambiando al verdadero tema de conversación – dijo con voz animada y frotándose las manos con impaciencias, una posición completamente distinta a la que tenía hace solamente unos cuantos segundos. – La semana pasada un muy buen amigo mio que es artista quedo impresionado con el hermoso cuadro que me regalaste, dijo que en verdad posees un talento unico y quisiera conocerte en persona.
Al escuchar sus palabras unos intensos miedos combinados con emoción llenaron mi cuerpo, me quede sin palabras y creo que mi expresión no era muy buena pues la profesora de inmediato cabio su cara de felicidad por una de preocupación.
-Bella, ¿estás bien? – dijo preocupada.
-Si profesora, solo me tomo un poco por sorpresa la noticia.
-Lo siento, creo que no fue muy prudente hablarle de ti a mi amigo sin tu permiso. – dijo apenada mientras bajaba la mirada.
-No en absoluto, es solo que… - no salía ni una sola palabra de mi boca, no lograba formular ni una sola oración.
-Sabes Bella, sea lo que sea que te impide realizar libremente las cosas que te gustan – tomo mis manos – ignóralos y comienza a velar por tu felicidad no en la de los demas pues ellos no vivirán la infelicidad que tu tendrás que afrontar dia con dia por el resto de tu vida.
-Sabe profesora, creo que en parte tiene razón, pero por el momento estoy feliz con mi vida tal y como esta y prefiero mantener en secreto todo esto. – dije con un tono neutro, no me gusta que las personas opinen sobre mi vida si estoy bien o estoy mal y si mi decisión es dejar todo esto como un secreto asi se quedara.
-Está bien Bella, si esta es tu decisión no te obligare a aceptar, pero la invitación sigue en pie.
Sali del aula no sin antes despedirme de la profesora y agradecerle una vez más la oportunidad. Al salir del aula mis amigas me esperaban ansiosas por saber lo que la profesora me dijo, pero al ver mi cara decidieron ahorrárselos para despues ya que conociéndolas no esperarían mucho tiempo para enterarse de toda la información y recibir un regaño por no aceptar la propuesta la bla bla bla.
Mientras caminaba por los pasillos el profesor Gates que se encontraba al final de este nos hizo una seña con la mano para que nos acercáramos a él. El profesor siempre vestía con trajes súper llamativos y siempre mantenía una actitud positiva, debo aceptar que su actitud y positivismo es digno de admirar ya que trabajar como educador más de 30 años es un record, ahora entiendo que la educación es un trabajo que se realiza con el corazón.
-Chicas. ¿Cómo están? – dijo con su tan característica sonrisa de oreja a oreja.
-Muy bien profesor, ¿Qué necesita? – dijo Elena con su tono siempre educado.