Mi primo me agarró por el brazo luego de pedirme que no me separase de él. El lugar estaba construido en madera, pero se veía bien cuidado. En la entrada había un cartel con el nombre del lugar, con una calavera con parche y pañuelo en la cabeza en la esquina inferior derecha. Entramos al boliche sin pagar, Agustín conocía al Guarda. En cuanto entré no pude creer lo que vi, había más de 200 chicos de nuestra edad, que iban de los 16 a los 20 años, ¿Dónde diablos a estado la gente todo este tiempo? Pensé. La música estaba muy alta, había mucha gente bailando en la pista y varias personas en la barra. La pista central estaba un escalón debajo de donde se encontraba la barra, y en frente de la última, se encontraba la cabina del dj. El chico que estaba pasando la música era muy guapo, y no creí que tuviese más de 20 años.
—No aceptes tragos de nadie. — gritó Gabi entre la música para que lo escuchara— Vamos a la barra.
—Está bien. — respondí mientras lo seguía.
Una vez que llegamos nos sentamos en dos bancas que estaban juntas, mi primo pido una bebida azul para él y un agua para mí. Me enfadé por eso, ya tenía 16 y había tomado otras veces, no era justo que me tratase de niña. Una vez que conseguí la atención de barman le pedí Gancia de pomelo, el cual me trajo enseguida. Me sonrió y me guiñó un ojo, yo me sonrojé. Giré a ver la reacción de mi primo, pero ya no estaba, furiosa me tomé la bebida de un solo trago. Estaba en la pista, coqueteando con una rubia que vestía un corto vestido que casi dejaba ver sus nalgas. Pedí otro Gancia al barman y me lo tomé. Mi cabeza ya empezaba a doler, pero no me importaba, estaba enojada. Vaya primo, me pide que no me aleje y se aleja él. Me parecía ridícula su actitud y me molestó muchísimo que me dejara sola. Me volteé y pedí un Daiquiri de Durazno, un chico se sentó a mi lado y dijo que iba por su cuenta, le agradecí un poco incomoda.
—Hola, soy Daniel. — se presentó con una sonrisa.
—Ana. — contesté tomando un sorbo de daiquiri.
—Lindo nombre. Nunca te había visto por aquí.
—No salgo a menudo, solo estoy de vacaciones.
— ¿Quieres bailar? — preguntó teniéndome su mano.
—Si claro. — contesté tomando su mano y dejando el vaso vacío sobre la mesa.
En cuanto me puse de pie me mareé, me tambaleé un poco pero luego me estabilicé. Daniel me miró un tanto preocupado, tenía los ojos verdes y el pelo rubio oscuro, era muy bonito. Sonreí y me devolvió la sonrisa mientras nos dirijamos a la pista. Me aseguré de quedar lo más cerca posible de mi primo para molestarlo. Comenzamos a bailar, el chico se movía muy bien, yo bailaba lo mejor que podía; me gustaba mucho bailar, así que me deje llevar. Él sonreía y me miraba, ya no recordaba a mi primo, estaba concentrada en ese bonito rubio.
—Ya vengo. — dijo a mi oído haciéndome estremecer.
Me dejó allí parada y se fue a la cabina del dj. Después de unos minutos volvió conmigo, con una gran sonrisa en el rostro. Mi cabeza daba mil vueltas, no sabía si por el alcohol, la adrenalina o por otra cosa. De golpeé comenzó a sonar una canción lenta, lo miré y sonrió con satisfacción. Me tomó por la cintura y me acercó a él. Yo apoyé mi cabeza en su hombro y me dejé llevar por el momento. Un rato después me encontraba bailando cuarteto con Dani, no paraba de moverme de acá para allá, y tenía unos pasos increíbles. Sin querer choqué con Facu, que bailaba con una morena muy linda, le sonreí despreocupada y él me devolvió el gesto. Una media hora más tarde me encontraba afuera, tomando aire con el chico.
—Bailas bien. — comenté.
—Tu igual. — respondió con una sonrisa en el rostro.
Me sonrojé. Él lo noto y rio por lo bajo. Comencé a sentir frío, se me puso la piel de gallina.
—Entremos, tengo mucho frío.
Me puso su chaqueta sobre los hombros y me abrazo cariñosamente.
—Eso no basta. — reí. — Aunque gracias de todos modos.
—Te acompaño dentro pero luego me tengo que ir. — dijo parándose— Dame tu número.
Aunque sonó como una orden no lo dudé ni dos segundos. Tomé su celular y me agendé; una vez que terminé se lo devolví. Era lindo, no perdía nada con darle mi teléfono.
—Gracias. — dijo rodeándome por los hombros y llevándome dentro.
Una vez dentro lo acompañé al guardarropa a buscar su campera y le devolví su chaqueta. Nos despedimos con un beso en la mejilla y quedamos en hablar. No vi ni a mis primos ni a Agus, así que me dirigí a la barra. Antes de llegar sentí que alguien me tomaba por la cintura y me volteaba. Era Agustín, con varias copas encima, aliento a alcohol y los primeros botones de la camisa desabrochados.
—Eres taaaaan linda Ana. — dijo acercándome a él.
—Estas borracho. — contesté asqueada.
—Claro que no lo estoy, solo tomé tres daiquiris. —me miró a los ojos— Luego de los cinco me emborracho.
—Si claro, como digas. — traté de separarme de él.
—Ana, no te vayas por favor. — escuché mientras me marchaba.
Busqué a Gabi con la mirada y lo vi apoyado contra una pared besando desenfrenadamente a la rubia de antes. Que buen novio eres, idiota, pensé para mis adentros. Alguien me tocó el hombro sobresaltándome, me giré y ahí estaba Facu.