El amigo es otro yo. Sin amistad el hombre no puede ser feliz.
-Aristóteles.
Adelaida
Cuando te sientes atrapado con un remolino de sentimientos dentro de ti, podemos llegar a pensar cosas que pueden ser solo imaginarias, incluso hasta querer hacer acciones de las que nos arrepentiremos. Pedía sólo un trozo de chocolate, de respuesta recibí un rotundo "no". La persona que me dio la vida, mi madre, me negó un pedazo de ese manjar de dioses. La comida nunca se le debe negar a nadie. El chocolate tampoco.
Estoy parada sobre la cama, saltando como niña chiquita, tengo 17 años y me encuentro jugando como bebé. Realmente no me importa, así soy yo, con una mente creativa y juguetona. Después de haber regresado del parque ayer, fue evidente que el chismoso del profesor llamo a mis padres, Julia y Henry, pues termine castigada una semana, sin redes sociales, sin Internet, sin poder salir, si sigo hablando de esto nunca acabare, esto ocurrió por llegar tarde.
— ¿Se puede saber desde cuando tu cama es un trampolín?—curiosa entró al cuarto, sin cerrar la puerta.
—Desde siempre lo fue. Una cama aparte de servir para dormir también es eficaz para saltar, esconderse en ella, puede ser tu confidente y tú remplazo de mejor amiga.
— ¡El fin del mundo! Una cama me ha sustituido, espero ella te compre donas—sus manos taparon la cara, sollozo en juego. Tan evidente fue después de iniciar a reírse sin parar.
Le lancé un cojín a la cara, ella me aventó una cobija que estaba tirada sobre el suelo, ya que desde que desperté la cama nunca llegué a tender. Atrapada en la tela caí arriba de la alfombra, lo malo, el golpe dolió bastante y más porque me encontraba feliz sobre la cama.
—Beatriz, definitivamente esa cama jamás me haría esto—señale sobre el suelo destapando mi cabeza—estas demasiado loca.
—Tienes razón—rio—pero ella nunca podría tocar algún instrumento contigo, tú tendrías que conseguir siempre dinero para comida y te olvidarás de volver a probar un bocado de esas donas.
Reflexione sus palabras, gastaba por todo el dinero, por ello debía pedirle prestado a ella, mis padres no me darían ni un poco más y ese delicioso postre que menciona tan seguido, las hace una de sus tías, aunque se las vende, pero con que le cuente algo de mí, me quedo sin postre.
El postre es lo mejor de todo, así como los libros y la comida.
—Touche Bea.
Mire que masticaba algo en su boca, tratando de disimularlo con sus manos posadas en ella y volteando al lado opuesto, escuchar cómo saboreaba algo, la delató, aparte de que la alcancé a ver antes de girar su rostro. ¿Cómo rayos se está comiendo algo enfrente de mí y no me di cuenta? Quizás fue cuando me quede analizando.
—Eto...s...delioso—dijo masticando—n...me..arepinto...de...comeras...sla.
Sus muecas de saboreo daban gracia, así les decimos por qué solo las hacemos cuando la comida es verdaderamente deliciosa. Traducidas las palabras que dijo, la frase completa y entendible sería "esto es delicioso, no me arrepiento de comerlas sola". Repitiendo tres veces las palabras en la cabeza, recapacite, trae comida y no me dio ni una migaja.
— ¿Qué comes?—pregunté caminando a ella con calma.
— ¿Aire? ¿Comida? ¿Libros? —respondió con inocencia—lo mismo que cualquier ser vivo, alimentos, como frutas o carne. Básicamente siguiendo el plato del buen comer o la jarra del buen beber.
—Traición por no darme alimento. Moriré de hambre—caminé directo a la ventana, agarrando el celular para activar los sonidos de sollozo.
—O puedes morir por deshidratación—musito antes de tomar un jugo.
Es extraño. Pero poseo sonidos de casi todo, como llanto, gritos de bebés, el rugido de un león, ladridos de perros, los ronquidos de Bea, aunque, me sigo preguntando para qué tengo los de un viejita gritando: ¡Policía él se robó a mi esposo!