El viaje.

capitulo 6. Intrusa.

Me levante de mi puesto asustada y pensé en todo lo que podría hacer, me acerque al conductor y saque algo de dinero —Puede tomarlo, ire al baño. Queda entre nosotros—dije tratando de sonar lo mas natural posible y mire hacia afuera viendo como  los uniformados se acercaban mas y mas. Los demás pasajero también pueden sospechar de mi, debo actuar. corrí al baño como si quisiera vomitar e intente vomitar la comida de anoche, no podía, no salía, así que me quede allí sentada en el suelo con la puerta cerrada con seguro.

Sentí los pasos fuerte de aquellos hombres, los pasajeros se preguntaban que pasaban, una voz varonil se escuchaba sobre todos las voces. Decidiendo "Todos saquen su identificación, estamos buscando a el sospechoso con identidad falsa, todos, ahora, entreguen sus papeles. Este transporte va hacia las afueras de la capital, nadie saldrá sin mostrar sus documentos"

Estaba asustada, mis padres habían hecho todo este drama y ya me estaba comenzando a enojar. Pero tenia que mantener la calma, ya había pagado al conductor y el no me podría delatar... ¿verdad?

La puerta del baño en donde estaba encerrada es golpeada, esa misma voz varonil y fuerte preguntaba con fuerza —¿Hay alguien aquí?—tocaba con brusquedad y desespero. Tenia que mantenerme callada, si hacia un ruido ellos me descubrirías y me llevarían con mis padres.

—No hay nadie, se los juro —la voz del conductor se escuchaba temerosa—. La he cerrado en la ultima parada porque alguien hizo sus necesidades y desprende un olor asqueroso. No lo siente ahora porque he perfumado el transporte, pensaba arreglar ese problema cuando llegara a la otra parada.

—Le creeremos. Señores, retirada. Busquemos otro autobús con pasajeros. 

 

Me sentí tranquila, estaba confiando en el conductor mi vida y el me protegió, me quede allí hasta llegar al  punto de llegada donde el mismo conductor me toco la puerta y me dijo que ya todo estaba seguro. Le agradecí por todo lo que hizo por mi y  el con una sonrisa se despidió.

Ya pase lo peor, ahora solo queda una hora de camino para llegar al prado. Hay rumores de que todo el Prado le pertenece un hombre que está loco, no sabremos eso hasta que lo intentemos. Aprieto mi mochila y camino entre las calles, las personas vienen y van, son felices hasta que mueren sin darse cuenta que no han vivido. Yo no me debería preocuparte por esas personas, con el hecho de ser feliz ya lo tienen todo. Me pregunto si mi hermano fue feliz, o por lo menos si lo fue cuando se escapó, me preguntó si tenía miedo o tenía más valentía que yo, de seguro era más valiente.

Después de una larga caminata me encuentro con unas grandes rejas que me impiden cruzar al Prado. No, no,  no, la aventura no puedo acabar aquí. Me acuesto en el suelo y buscó otra perspectiva de las cosas, luego me di cuenta de que la reja rodea todo el Prado, bueno, creo si hay alguien viviendo allí. Miro todo mi alrededor,  estaba completamente vacío, era una simple carretera en un lugar cualquiera.

Golpeó la reja con fuerza, busco algo para romper el fuerte metal pero no hay nada, estoy enojada, aquí se acabó todo. Me siento en el suelo y pienso en una segunda opción, mi mirada se fija en un punto cualquiera, sin darme cuenta descubro la posible entrada. La reja esta carcomida y oxidada, me quitó la mochila y la dejó pasar debajo del pequeño hueco, eso también me ayudó a pasar ágilmente al otro lado.

Cómo decirlo, ¿estaba feliz? Un poco, por un momento pensé que todo acabaría. Pueden creer que estoy exagerando pero mis padres son capaces de muchas cosas, tanto así hasta el punto de hacerme un mal para tomarlo como una lección.

Miras al cielo y decida seguir caminando mas sin embargo mis pasos no me dan para más, caigo al suelo arrodillada y comienzo a llorar. Lloró por la muerte de mi hermano, lloro por todo lo que me guardé mientras estaba en casa e inconscientemente dejó de llorar y pongo una cara aterrada. 

Siento que alguien me mira, no quiero voltear, tal vez a los nervios de saber que me buscan no obstante volteo pero la sorpresa fue peor, estaba justo allí, lleva un saco que tapaba su rostro y me miraba fijamente. Eso me dio escalofríos, quedé paralizada y trataba de evitar su mirada más no era fácil sabiendo que cualquier movimiento en falso sería fatal. Corro, corro con todas mis fuerzas, el hombre disparada al aire con su escopeta y yo sólo cruzaba los dedos para que ninguna bala me alcanzará.

Nunca me ha gustado estar en momentos de riesgo sin embargo yo atraía muchos a mi. Vuelvo a voltear, quiero imaginar que no está, que es obra de mi mente pero ahora no puedo pensar en nada, sólo sobrevivir.  Él me observa de nuevo cuando volteó, sus ojos oscuros me aterran, me mira como si quisiera leerme, en ese instante recuerdo esa mirada, era muy conocida, pero en un querer observarlo detenidamente me tropiezo cayendo de frente sobre unas ramas.

Miro mi pierna y me asustó al ver la sangre correr, me he enterrado una rama, él me mira y lo disfruta mientras que yo sudó de nervios y respiro agitada. Se acerca con pasos firmes, las ramas que me rodean comienzan a quebrarse con cada pisada que da, recarga su arma y me apunta. Voy a morir.



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En el texto hay: escape, aventura, amistades del pasado

Editado: 13.11.2018

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