El viaje de Belu y Athos

El viaje. Más de la ciudad. Conociendo a cada una de las personas.

El viaje. Más de la ciudad. Conociendo a cada una de las personas.

El señor Athos es gracioso, aunque no lo parezca. -

Luego de los incidentes. Los empleados del local salieron a recoger los destrozos limpiando cada parte en donde la sangre estaba presente. Rápidamente vinieron los llamados magos sanadores para reparar los huesos rotos de aquellos mercenarios.

El dueño del local, un tal Vinicio salió a verificar todo. Ante los inconvenientes estaban presentes escuchando todo alrededor desde adentro y pidiendo calma para los clientes que se habían asustado.

  • ¡Por favor, mantengan la calma! – ¡Diablos! Esta mujer paga bien, pero siempre me arruina con su llegada. – Su poder es tal que controla a todo el reinado de de Sterling. – ¡Vaya! ¿Aunque me intriga quienes eran esas dos personas? –

Los empleados llevaban las partes del cuerpo de la fiera.

  • ¡Wow! ¡Está totalmente destruido! ¡¿Qué fue lo que le sucedió?!
  • Dicen que un hombre pudo haberlo hecho. Pero desconozco los detalles.
  • Manifiestan que fue tan rápido que en menos de segundos una niebla cubrió todo el alrededor y no se sabe nada más de ello.
  • ¡¡Mmm!! – Abre la bolsa – No hay opciones. - ¡¿El jefe dijo algo?!
  • Nada al respecto. Ya se encuentra de mal humor por los hechos.
  • ¡Es por la señora! -
  • ¡Shhh!
  • Si tienes razón, mejor no hablar nada de ello.

La señora Emily sentada en una mesa primordial, almorzaba tranquilamente. Y Luego de una bocanada chasqueó los dedos. Su principal caballero Oto, se acercó a ella.

  • ¿Señora?
  • Seré breve. ¿Ya sabes lo que ocurrió no?
  • Si señora. Si lo desea podemos encargarnos de ellos.
  • No quiero reprimirlos. Me gustaría traerlos a nuestra gran familia.
  • ¡¿Tráelos?! Pero por lo que escuché de los mercenarios, podrían ser peligrosos.
  • Para nada. Les ofreceré un trato justo. Me interesa, sobre todo el hombre. Con alguien así sería más fácil lidiar con las cuestiones políticas que se vendrán con las polis aledañas.
  • Pero.. –Dudaba Oto, no solo por la complejidad del asunto, sino porque podría temer por su puesto de primer caballero. -
  • ¿Vas a negarte?
  • ¡No! – Y agachó la mirada – Lo que usted diga señora.
  • ¡Bien! – Y levantó su copa de vino moviendo aquella para darle sabor de maridaje con el filete que estaba en la mesa.

En otra calle concurrida aprovechamos para ir a almorzar en una tienda pequeña. Aquí solo había algunas personas que tal vez no supieran de lo sucedido. Entre tantos seres, era complicado que pudieran determinar quiénes somos. Eso me generaba una cierta tranquilidad. La popularidad sea buena o mala, es un veneno para la mente, y un stress para el alma. En un futuro prefiero no pasar por ello nuevamente. El señor Athos mientras pensaba y devoro su carne con ensalada.

  • ¡Es delicioso! - Se dijo - ¿Cómo nunca provee esta carne asada? – En un instante lo vi colocar una sonrisa, y dijo – Y pensar que toda mi vida comía esa carne pútrida mal nutrida. – Eso me pasa por no explorar el mundo. – Nota mental, haz las cosas como corresponde y sin indecisiones. –
  • ¿Señor Athos ocurre algo?
  • ¡¿Eh?! ¡Je! No nada solo hablo solo. Suelo hacerlo.
  • Lo veo más alegre, a pesar del incidente. –
  • Bueno, no es que siempre tenga que ser un personaje voluble y serio. La gracia de reír al final de cuentas es un beneficio para todos.
  • Si, - Y miré el plato de comida – que eran unos fideos con salsa. – Algo que nos haga reír puede ser un ancla en la tempestad.
  • ¡Bien dicho!
  • Pero me parecía extraño verlo feliz. Es que me siento mejor. No por lo ocurrido. Sino por el simple sentimiento de que de tantas situaciones malas siempre comienzan a venir buenas.
  • ¿Tú crees? – Preguntó para mí – y con un su tenedor quitó algo de mis fideos
  • ¡Oiga! ¡Eso es mío!
  • ¡Ahora ya no! - Se dijo - mmmmm – mientras absorbía los fideos pensaba - ¿Quizás tenga razón Belu? He estado muy serio y cerrado este tiempo, pero no sé por qué por alguna razón me condujo, y me siento como ese yo que siempre fui. Y no es por el hecho sucedido. Quizás, y tampoco estoy seguro. Quizás es cuando la vi a Belu. Ella defendiendo lo suyo. Y cuando la abracé para sostenerla y evitar que haga un desastre, su energía. Sentí esa energía que me hizo recordar quién soy realmente. He pasado por tanto que posiblemente algo de mí al darle mi sangre ha llegado a ella. Ese algo que tenga que ver con la felicidad, o la alegría.

La realidad es que la creencia demonica, explica que uno cuando entra en el paraje de las desgracias, esta no suele durar toda la vida, sino que un curso de tiempo hasta que concluye. A partir de allí, el señor Athos se convirtió en quien quizás era realmente al salir de esas penurias. En alguien que realmente sentía y que gozaba de lo que llamamos alegría. Yo la conocía, pero no sabía quién era.

  • Ante todo calma Belu. Ya tenemos ropa, y venimos bien con relación a los alimentos. Pensaba y si te parece bien – ir por el gremio de aventuras.
  • Eso me parece bien –¿A propósito señor Athos?
  • ¿Qué fue lo que le hizo a ese animal? Y que fue lo que me sucedió. -
  • ¿Te refieres a la fiera?
  • ¡¡Ejem!! – Asentí. Al ocurrir el suceso, vi como el señor Athos tomó con una mano y cargó a la niña y con la otra cuando el animal abrió sus fauces lanzándose, el cerró su puño en un jab recto introduciéndolo en la boca de aquél rápidamente y desde adentro se libero una energía color rojo que hizo implosión en el cuerpo reventándolo en pedazos sin hacer un solo sonido. Fue tal que no pude retener todos los detalles.
  • Solo use energía de mi cuerpo para destrozarlo por dentro y a ti te está sucediendo que descontrolas tu poder
  • Mmmm – Fruncí el ceño – Lo dice con tanta facilidad que no entiendo nada.-
  • Pronto te daré más detalles. Me interesa el asunto del gremio, y registrarnos como aventureros. -




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