Me despertó de golpe la quinta pesadilla de la noche. Estaba sudando y tenía el corazón a mil por hora. Solía pasarme eso casi todos los días, a excepción de los que estaba muy cansada para tener aunque fuera una miserable pesadilla. Cuando eso pasaba, trataba de enfocarme en mi respiración y de pensar en cosas bonitas para tranquilizarme, pero no siempre funcionaba. ¿Alguna vez desbloquearon algún miedo gracias a una pesadilla? A mí me pasaba bastante seguido. Desde chica fui una niña bastante miedosa, pero cuando empezaron mis pesadillas más fuertes mis miedos crecieron, aunque fueran de lo más irracional. Se veían tan nítidos esos sueños, se sentían tan reales, que el miedo incontrolable de vivirlos sin poder despertarme y sentir el alivio de saber que no habían sido reales- me abrumaba. Pero bueno, uno no puede vivir con miedo todo el tiempo, ¿no? Así que cuando este se sentía demasiado abrumador, me ponía a escribir. Mis emociones más fuertes eran las que me arrastraban al escritorio, haciéndome abrir la computadora para poder plasmar todo eso que sentía como una carga inmensa- y cuando terminaba, me sentía más ligera.
Pero aquella noche no tenía muchas ganas de escribir. Solo quería coinciliar el sueño, dormir. Soñar bonito, descansar. Sin embargo, dadas las circunstancias, sabía que eso no se iba a poder- al menos esa noche. Por lo que decidí levantarme de mi cama y dirigirme a mi escritorio. Cuando abrí la computadora, su brillo intenso hizo a mis pupilas encogerse de dolor por un instante, hasta que se ajustaron a la luz. Tecleé mi contraseña y entré a mi (pequeño pero caótico) mundo digital.
El escritorio de mi computadora tenía un poco de todo. Fotos, videos, archivos, cuentos, varios intentos fallidos de (solo el comienzo) de un libro, artículos de trabajo, noticias, etc etc etc. Llevaba a su vez, un diario digital. No, no se preocupen, tenía una clave altamente indescifrable. Pero como ustedes son de toda mi confianza y ese diario ya fue enterrado en el centro de la tierra haciéndolo imposible de encontrar-, se las voy a proporcionar.
La contraseña era 12345.
¿Ven? Nada de qué preocuparse.
Decidí abrir el diario y darle una hojeada.
Agosto 3, 2016
Mi queridísima Codi. (Codi = Computadora Digital).
Este verano estuvo increíble. Bueno, no voy a hablar en pasado (o como dirían mis profesores de la escuela “PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE”) porque todavía no se termina. Quedan aún algunos soleados días más, y pienso aprovecharlos al máximo. ¿Interminables clavados (chistosos) en la alberca? Listo. ¿Mucho helado de chocolate? Listo. ¿Quemaduras en los cachetes y nariz? Listo. ¿Películas de terror? Listo. ¿Pijamadas con amigas? Listo. ¿Picaduras de mosquito hasta en el culo? Listo. ¿Qué más puedo pedir? Nada, porque no lo necesito.
¡Adiós!
Con cariño, Roma.
Pd: leí lo que escribí y el final sonó muy mal agradecido de mi parte con la vida. Así que gracias :)
Ahora sí, bye!
Solté una risita silenciosa al leer lo que había escrito la Roma de 16 años. No solo porque le llamó a su diario Codi, empezando porque obviamente todas las computadoras son digitales, (¿no?) Definitivamente me daba nostalgia (algo de pena ajena por la forma en la que escribía), y me hacía extrañar demasiado esos días.
Seguí bajando las páginas hasta dar con otra fecha.
Diciembre 24, 2016.
Codi, Codi, Codi. Feliz navidad, vieja y jodida amiga. Discúlpame, pero ya estás viejita, y tus teclas no funcionan muy bien. Pero te lo digo con todo el cariño del mundo, claro. En fin, hoy vamos a cenar mis papás y yo, como todas las navidades. Pero no sé por qué esta vez no se siente como las anteriores. Estoy un poco triste, pero no pasa nada. No hay lugar para la tristeza porque es navidad, así que para arriba y para adelante. :)
¡Adiós!
Con cariño, Roma.
Enero 27, 2017.
Feliz año nuevo (no tan nuevo). Olvidé venir a felicitarte, pero no tenía ganas de escribir. Tuve unos días horribles, quién sabe qué me pasa. Ultimamente no me dan ganas de salir, ni sola ni a ver amigos ni con familia. Lo que es triste, porque mi cumpleaños 17 (que lo celebré hace 10 días), no fue lo que esperaba. ¿Será normal? Quizá sea solo una etapa. Lo que si sé es que se siente feo feo. Ojalá puedieras hablar para darme algún consejo, por eso de que estás viejita y los viejitos tienen buenos consejos, ¿entiendes a lo que me refiero? En fin, me tengo que ir.
Adiós.
Con cariño, Roma.
Una tristeza se asentó en mi pecho.
Seguí bajando las fechas hasta dar con una que conocía muy bien.
Mayo 13, 2017.
¡¡¡Codi!!! Ya me siento mucho mejor. ¿Te cuento por qué? Bueno, te voy a contar por qué. Conocí a alguien, jijiji. Imagínate, ¿Roma conoció a alguien? Ni tu te la crees, ¿no? Yo también pensé que siempre iba a estar sola, ¡pero no! Es muy buena persona, Codi. Se llama Stefano. Tiene bonito nombre, ¿no? Pero no sé, creo que es muy bueno para ser verdad. También es un poco mayor que yo, pero no importa; ya solo falta un año para que cumpla los 18. No sé por qué siento que no me lo merezco- a Stefano me refiero; pero no puedo evitar estar muy feliz por haberlo concido. Siento que todo va a estar bien. Eso es algo bueno, ¿verdad?