Contextualicemos un poco. ¿Recuerdan hace apenas unas palabras atrás, cuando les dije que Roma era pésima lidiando con las frustraciones? Bueno, eso era justamente lo que estaba pasando en ese momento de su vida.
-No sé ni para qué mandé ese estúpido correo.- Me froté la frente desesperada, mientras veía la bandeja de entrada en mi computadora, que aún no reflejaba respuesta de Marcelo. -No sé ni para qué.- Dejé caer la frente sobre mi escritorio con un suspiro dramático. -Mi vida laboral apesta, mi vida romántica apesta, todo absolutamente todo se está yendo al caraj…- El sonido de notificación en mi celular interrumpió mi impecable escena dramática.
2 días restantes para tu próximo ciclo menstrual.
Gruñí desesperada. Ahora todo tenía un poco más de sentido.
Volvió a sonar mi teléfono.
-¡Gracias! Ya entendí que ya me va a bajar, no necesito doble recordatorio.- Pero la notificación no era ningún recordatorio menstrual. Era un mensaje del inombrable. Y decía inombrable porque si pensaba o decía su nombre en voz alta, me daban ganas de sonreír como estúpida enamorada, y ni estaba enamorada, ni era una estúpida; así que era indispensable evitar su nombre a toda costa.
D: ¿Qué haces?
Fruncí el ceño.
R: Hola, buenos días Roma, ¿cómo amaneciste? Yo muy bien gracias, ¿y tú?
D: Andamos de buen humor.
R: ¿Sabes qué me parece muy chistoso? La letra que aparece al principio de todos tus mensajes. ¿Quieres ver cómo se ve? D:
R: No, no. Espera un segundo. Antes de que me preguntes que qué tiene que ver eso, déjame elaborar. Me parece chistoso porque así se ve tu cara en persona todo el tiempo, JAJAJAJAJ. Cara de cu…
D: ¿Qué pasa? ¿No puedes terminar tu oración?
R: Precisamente ahora, me parece un poco inapropiado.
D: ¿Ah sí? ¿Por qué?
R: Qué te importa, chismoso.
D: Ah, déjame adivinar. Porque ayer nos besamos.
Mis mejillas comenzaron a calentarse. Decidí hacerme tonta.
R: Creo que ya no te respondí qué estaba haciendo.
D: Pensando en mí, claro.
R: Jajaja. Más bien estaba ocupada. ¡Adiós!
Fingí dejar el celular a un lado y ocuparme en otra cosa, pero la verdad es que seguía en línea, viendo el chat de reojo, con media sonrisa en la cara y esperando su respuesta.
D: Ya sé que sigues ahí, así que ni me molesto en dejarte de escribir. Te preguntaba qué hacías porque te iba invitar algo. Pero bueno. Supongo que estás ocupada. Bye.
La sonrisa se me borró de inmediato.
R: Era broma era broma. ¡¡No estoy ocupada!!
Pero ya se había desconectado.
Carajo.