-¿¡Por qué tardaste tanto?!- Le reclamé a Nadia, mientras descansaba la pierna en la cama del hospital.
Regresemos un poco.
¿Se acuerdan cuando dije que no iba a dejar que Stefano me violara otra vez? Van a pensar, sí, pero dejaste que te disparara. Bueno, tienen razón, eso no lo calculé muy bien. Nunca pensé que fuera a llevar una maldita pistola. Y tampoco que David fuera a llegar.
Lo que sí estaba dentro del plan, era que Nadia se escondiera dentro de su cuarto durante todo el tiempo que Stefano estuviera ahí. Ella tenía acceso a la cámara que habíamos puesto en la sala desde su celular y claro, también tenía acceso a un taser. Su trabajo consistía en controlar y cuidar que la situación no se nos saliera de las manos. Básicamente, deposité toda mi confianza en ella.
Una vez que Stefano me regresara la memoria USB, intentaría acostarse conmigo. ¿Cómo lo sé? Porque lo planeé justo para que pasara así. Por eso el vestido rojo. Por eso el maquillaje, por eso el perfume que le gustaba, por eso la actuación. Y después diría que no quería. Le dije a Nadia que dejara que me forzara y maltratara un poco, que incluso dejara que me golpeara. Necesitaba evidencia clara, y estaba dispuesta a vivir con las consecuencias.
Pero después llegó David, Stefano sacó la pistola, y todo se fue a la mierda.
-¿Por qué? ¡Stefano tenía una maldita pistola, y David estaba en el departamento!- Exclamó Nadia. -Estaba cagada del susto, tonta.- Nadia inhaló profundo y se frotó la frente. -Actué cuando pude, de la mejor forma que pude. Siento haber tardado tanto.
-Tienes razón, perdón.- Le indiqué a Nadia que se acercara y nos dimos un abrazo. -Más bien… gracias.- Le di un apretón agradecida. -Estamos bien. Funcionó. Eso es lo único que importa.
-Sí.- Nos separamos y miré cómo Nadia dejaba que las lágrimas se juntaran en sus ojos por un momento. Solo por un momento. -En fin. Por cierto. Mira lo que recuperé.- Sacó de sus pantalones una pequeña memoria USB.
Bingo, bingo, bingo.
-Vi cuando la pateaste debajo de la mesa de la tele. La agarré antes de que llegara la policía. Y no te preocupes. Las cámaras solo grabaron lo que tenían que grabar. No más, no menos.- Me guiñó el ojo y le sonreí.
-Guárdala. Cuando llegue a casa la voy a destruir con un martillo y la voy a mandar por la tubería del baño.
-Hecho.
-¿Puedo pasar?- David estaba en la puerta del cuarto. Nadia me sonrió y me dijo que regresaría más tarde, dejándonos solos.
David se veía muy golpeado. Tenía unas suturas en la ceja izquierda y el labio hinchado. El ojo también- morado, hinchado. No pude evitar ponerme a llorar. Estaba triste y enojada por lo que Stefano le había hecho a David, pero al mismo tiempo lloraba aliviada por saber que seguía vivo.
David se acercó y se sentó en la cama, a mi lado.
-Ya pasó.- Dijo y me envolvió en un abrazo cálido y cariñoso. El hecho de que no me dijera que no llorara y que en vez de eso me abrazara mientras lo hacía, me hizo quererlo un poquito más aún. -Me hubiera gustado que me contaras lo que estaba pasando para poder ayudarte, Roma. Pero entiendo por qué no lo hiciste.- Tragó grueso y vi sus ojos ponerse llorosos. -Solo estoy agradecido de que estés bien.
Con el pulgar, limpié una de las lágrimas que se deslizaba por su mejilla.
-David…- Le di un beso casto en los labios y me separé para verlo a los ojos. -Creo que me estoy enamorando de ti.
David puso su frente contra la mía.
-Creo que yo también me estoy enamorando de ti.