El Viaje Hacia Mi Verdad

El Verdadero Comienzo

No hay mapa que contenga lo que he vivido.
No hay brújula más precisa que la voz que habita en mi pecho.
A lo largo de este viaje, busqué respuestas, abracé silencios,
y me perdí, solo para volver a encontrarme desde otro lugar.

Comprendí que mi verdad no es un punto de llegada,
sino el hilo invisible que me sostiene en cada paso.
Es la forma en que decido mirar, sentir, elegir.
Es la manera en que me habito… sin máscaras, sin miedo.

Atravesé tormentas, sostuve el peso del alma cansada,
y aún así, hubo una luz –aunque tenue– que nunca se extinguió.
Esa luz era yo.
Era mi deseo de ser auténtico. Era mi fe en el amor y la lealtad.

Hoy no digo que he llegado.
Digo que he despertado.
Que he dejado de correr para empezar a caminar conmigo mismo.
Y en ese andar más sincero, la verdad ya no es una meta:
es el camino que elijo todos los días.

Porque al final…
El viaje hacia mi verdad,
es el comienzo de vivir desde el alma.

No encontré mi verdad en un destino,
sino en cada paso que me atrevió a sentir.
En cada silencio, cada caída, cada abrazo que no di y luego aprendí a dar.
Mi verdad no estaba afuera:
era el coraje de mirarme sin huir.

Hoy sé que el viaje no termina.
Empieza aquí, donde el alma se reconoce
y el corazón elige caminar despierto.

El viaje hacia mi verdad
es, al fin,
el comienzo de vivir en libertad.

Tras la tormenta del viaje, el protagonista aparece en una escuela inmensa y antigua, de paredes color amarillo pálido, con un gran patio central de estilo colonial. El ambiente es silencioso, y aunque a veces hay personas, el lugar se siente vacío o suspendido en el tiempo, como si no perteneciera al presente.

El protagonista se siente raro, como si algo no encajara. No está seguro de por qué está allí ni qué se espera de él. A veces se cruza con figuras conocidas o familiares, pero la mayoría del tiempo transcurre en soledad, recorriendo el patio o los pasillos, con una sensación persistente de extrañeza e incomodidad sutil. La escuela, aunque no hostil, tiene algo inquietante, como un eco de lo que alguna vez fue lleno de vida y ahora guarda memorias difusas.

Ese espacio parece representar una etapa de transición emocional o una búsqueda de sentido, donde el protagonista todavía no ha encontrado su lugar ni una guía clara. Es un momento de introspección profunda, donde la soledad no es castigo, sino parte del proceso de encontrarse...

Te invito a proceder a conocer esta historia...




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