Fui vestido con el mejor traje que Refrey pudo haber diseñado para mí, la tela es suave al tacto, el pecho decorado por las medallas que he obtenido y el blanco pantalón que lucían las botas negras y pesadas. Oculté mis manos con los guantes negros, detesto mostrar mis manos y menos ante tanta gente.
Esa noche iba a ser la celebración del cumpleaños número dieciocho de mi prometida, y por supuesto, yo no podía faltar; mi deber es aparentar en que todo va bien en nuestra relación, aunque sea meramente política, he ganado mi lugar como futuro rey de Athia gracias a los esfuerzos de mi padre Nicholson.
Coloqué el anillo familiar de rubíes en mi pulgar y escuché los halagos por parte de los sirvientes, diciendo que me veo guapo y que iba a atraer las miradas de muchas doncellas, la verdad es que no me interesa la mirada de ellas.
Un aplauso sarcástico se escuchó en el lugar, pude reconocer de quién se trataba.
ㅡRealmente estás por impresionar a todas, menos a la que deberías.
Contraje la mirada hacia Reginald Ivanov. Miré a los sirvientes y dije:
ㅡRetírense ㅡante mi orden, todos se retiraron del lugar. No dejé de hacer contacto visual con Reginaldㅡ. ¿A qué viene su repentina visita, querido tío?
Él me sonrió con sorna.
ㅡTengo un sobrino tan ignorante, por lo que puedo ver. Se están esparciendo los rumores en que tu adorada prometida, la princesa Charlotte tiene un amorío con un plebeyo.
No me interesaba si Charlotte decidía tener amantes después de casarnos, es una idea que yo también cometeré.
ㅡNuestra unión es política, si ella me ama o no, es algo que no me importa.
ㅡ¿Acaso no te importa nuestro apellido? ㅡesa pregunta me hizo congelar por un momento, me importa el apellido de esta familia que me acogió y me convirtió en su herederoㅡ. Es muy probable que ella humille a la familia real por su comportamiento, pero pasarás vergüenza cuando la gente vea que no eres suficiente para la joven Rossi.
ㅡElla se casará conmigo dentro de un mes, humillación o no, no será obstáculo alguna para nuestra unión conyugal.
Reginald se envolvió en un silencio inquietante, hasta que bajó la mirada hacia mi anillo con el símbolo familiar.
ㅡ¿Qué pasará si ella decide anular el compromiso?
ㅡEso no lo permitiría el rey.
ㅡEscuché que el joven plebeyo es muy encantador, recuerda que el rey Nefisto últimamente está complaciendo a su adorada hija. Tus esfuerzos de convertirte en el próximo rey serán en vano si la princesa decide tirar su anillo de compromiso por las costas de Athia. ㅡReginald caminaba por la habitación con las manos atrás de la espalda, deambulaba como un felino enjaulado.
Me acerqué a él cuando detuvo su andar.
ㅡYo soy Magnus Ivanov Nielsen, hijo del duque Nicholson y de la duquesa Yvonne, soy el encargado de hacer que las zonas áridas del reino de Athia surjan, soy el prometido de la princesa Charlotte, no dejaré que un simple plebeyo intervenga con mis planes.
Reginald me sonrió con aprobación ante mis palabras, posó una mano en mi hombro y me dijo:
ㅡEspero eso de ti, demuestra en que valió la pena ponerte ese anillo familiar, no hagas que el esfuerzo que hizo mi querido hermano contigo se esfumen, ¿o acaso quieres volver al lugar de dónde saliste?
Mis párpados temblaron ante esa frase, no quiero volver a ese lugar horrible, hice todo lo posible para que ningún noble se diera cuenta de mi providencia, no quiero volver a la triste realidad en donde mis padres biológicos me vendieron como esclavo por un poco de dinero, no quiero pasar hambre de nuevo, no quiero estar desnudo otra vez, no quiero volver a esa pesadilla.
ㅡNo defraudaré a esta familia.
Reginald se alejó sin quitar su sonrisa.
ㅡTienes suerte de poseer los ojos grises.
Los Ivanov son conocidos por sus característicos ojos grises, Reginald tiene razón, fui muy afortunado de nacer con esos ojos, así fui hecho pasar por un hijo legítimo, era una desgracia en que todo el mundo se enterara en que el duque Ivanov es estéril como la tierra sur de Athia.
Ante la retirada de mi tío, un rato después, entró la duquesa Yvonne junto a su sirvienta personal, ella me veía con los ojos de una verdadera madre, a pesar de que yo no estuve en su vientre, demostraba en que me quería de verdad, que me veía como su hijo.
ㅡLuces galante el día de hoy, hijo mío.
ㅡMuchas gracias, duquesa.
ㅡYa te he dicho que no me llames de esa manera, por lo menos no entre los muros de nuestro palacio. ㅡElla parecía saber lo que me ocurríaㅡ. Veo que Reginald te ha molestado de nuevo, le he dicho miles de veces en que mantenga la compostura como el marqués que es.
ㅡNo es por el marqués Reginald ㅡdije con un tono moderadoㅡ. Es por Charlotte, al parecer tiene un amorío con un plebeyo.
La duquesa permaneció en silencio, hasta que suspiró y frunció el ceño.
ㅡLo que haga lady Rossi lo va a tener en consecuencia la familia real, será criticada ante su osadía.
No me importaría en que tuviese un amorío a menos de que lo ocultara bien, pero no puedo esperar mucho de una jovencita que apenas llegó a la mayoría de edad.
[…]
El salón de baile del palacio real es algo simplemente deslumbrante, mi llegada fue anunciada, soy el prometido de la princesa, era normal en que me trataran con una enorme hospitalidad. Mi prometida parecía estar mirando a otra dirección ante mi llegada, suspiré, no tengo muchas ganas de bailar con ella, pero no tengo opción que tender mi mano ante el sonar de los violines.
Ella y yo bailamos, atrayendo las miradas de los demás nobles, era una costumbre en que los prometidos bailaran en el primer vals. Noto que se ha arreglado mucho, ella no suele ser alguien que use vestidos repletos de joyería.
ㅡSe ve encantadora esta noche, mi lady ㅡdije mientras bailábamos.