El vínculo mágico - Libro 1

Capítulo 4 - Parte 2

  —Señor Rodric.

  —¿Sí?

  —Usted se apellida Swilley, ¿verdad?

  —Sí, así es. ¿Por qué? —Se paró—. ¿Acaso has recordado algo?

  —No. Se lo he preguntado porque mi tía me dijo ayer que mi tutor anterior se apellidaba así.

  —¿Tu tía? —se mostró extrañado—. Ah, te refieres a la hermana menor de tu madre. —La invitó a seguir caminando.

  —No sabía que era su hermana menor.

  Aterrado, Rodric se paró en seco y revisó sus ojos de inmediato, echando un rápido vistazo a su alma.

  —Menos mal —suspiró aliviado—. Pensaba que sabías eso.

  —Tampoco sabía que mi madre tuviera otra hermana más aparte de mi tía.

  Rodric le sostuvo la mirada. Que su lógica estuviera tan desarrollada no era nada bueno.

  —Lo siento. No puedo hablarte sobre eso. ¿No te sientes mareada o algo parecido?

  Nathaly negó con la cabeza.

  —Está bien. Por lo que veo, desconoces más cosas de las que pensaba. Tendré más cuidado de ahora en adelante, te lo prometo. Vamos. No nos entretengamos más.

  Nathaly fue consciente de que le costaría sacarle información, pero no pensaba darse por vencida. Por eso, después de subir otra planta más, le preguntó:

  —¿Y qué hay de malo en que me cuente algo que ya sabía?

  —Supongamos que te hablo sobre tu madre o tu padre. Si en el pasado ya tenías conocimiento sobre ello, podrías acabar en un estado permanente de inconsciencia. ¿Lo entiendes?

  —¿Se refiere a que acabaría en coma o algo así?

  —¿Así es como lo llaman los humanos? Bueno, de todas formas, no podemos arriesgarnos.

  —Pero… Disculpe que le contradiga, pero usted acaba de decirme algo que se supone que sabía en el pasado.

  —¿Te refieres a lo de Sara? Desconocía esa información hasta hoy —añadió, sin esperar una afirmación o una negación por su parte—. Nosotros apenas sabíamos nada sobre la familia de tu madre. Sara me ha estado explicando que, en el momento en que tuvo que acogerte, tenía motivos más que suficientes para rechazar a la hija de su hermana mayor, y por eso supuse que, después de tanto tiempo conviviendo con ella, sabrías ese detalle. Pero, por lo que veo, ella no te lo contó nunca.

  —O tal vez no hay ningún problema en que escuche cosas sobre mi pasado.

  —No lo creo, pero buen intento.

  Terminando de subir los últimos escalones, Nathaly se paró al ver que habían llegado a la última planta. El pasillo no era muy ancho y solo había dos puertas de emergencia justo enfrente, a escasos dos metros de distancia. Confusa, miró a Rodric. Al ver que iba directo hacia las puertas, fue tras él.

  Cuando Rodric empujó la puerta de la derecha sin tocar la barra que desbloqueaba el cierre, Nathaly se sintió más confusa todavía. Había oído un clic, pero él no la había desbloqueado de forma manual.

  —Adelante —dijo Rodric, cediéndole el paso.

  Saliendo a una enorme azotea, Nathaly se paró a los pocos pasos. No porque ante sus ojos se extendiera un hermoso jardín bien iluminado, sino porque a más de veinte metros de distancia, apoyado contra el tronco de un árbol, se encontraba un muchacho de similar edad a la suya que tenía los ojos cerrados y los brazos cruzados. Tras él y el árbol había algo muy extraño: por el lado izquierdo sobresalían largas plumas blancas, y por el derecho se veía un bulto espeso y peludo de color blanco.

  Rodric, parándose justo a su lado, la miró. Al ver que estaba incrédula, lo tomó como una buena señal.

  —Vamos. —La animó a seguir.

  Caminando junto a Rodric, Nathaly no le quitó el ojo de encima al chico, que mantuvo su relajada postura en todo momento. Su pelo moreno era corto e igual de elegante que su forma de vestir, y su tez, que era menos clara que la suya, lucía sin ninguna imperfección.

  Las ganas de Nathaly por verle los ojos se volvieron cada vez más intensas y, cuando estaban a punto de rozar la desesperación, el chico abrió los ojos de sopetón. Nathaly, impactada, se paralizó al instante. Eran idénticos. Todo en él era idéntico al Leo de sus sueños. Era… ¿Era real? ¿De verdad era él?

  —Habéis tardado mucho —dijo el chico.

  Su misma voz. ¡Era su misma voz! Bueno, más malhumorada, pero su misma voz. ¿En serio no estaba soñando? Queriendo salir de dudas con urgencia, Nathaly se agarró la mejilla y tiró de ella con fuerza. Al instante notó el dolor y, como seguía allí de pie con total libertad para pensar y moverse, no le quedó más remedio que aceptar la realidad: Leo, el chico con el que soñaba casi todas las noches, era real.

  —Lo siento —le dijo Rodric al chico, mientras posaba la mano en la espalda de Nathaly para que caminara junto a él—. Me he quedado dormido.

  Aquella respuesta no agradó en absoluto al chico, que se mantuvo callado al respecto. Nathaly ni siquiera se dio cuenta de ello. Desde que esa cosa blanca que había tras el árbol se empezó a mover, toda su atención había quedado capturada por ella. Al ver que se trataba de un animal más grande que un caballo, sus ojos se abrieron con espanto.

  —¿Señor Rodric? —dijo con voz temblorosa, agarrándose a su brazo sin dejar de mirar a esa cosa.

  Cuando el animal se dio la vuelta, Nathaly pudo ver lo que jamás pensó que existiría: un enorme león con alas más blancas que su propio cuerpo. ¡El mismo león con el que había soñado!

  —¿Arwok? —se le escapó, incrédula.

  El animal, que dio los primeros pasos hacia ella con torpeza, hizo que el árbol se llevara una buena sacudida. Nathaly jamás pensó que haría lo que haría, pero su capacidad de pensar se fue en el mismo momento en el que mencionó su nombre. Lo recordaba, y no por el sueño que tuvo ni por las fotos que vio en su álbum.

  —¡Arwok! —exclamó con alegría, corriendo a reunirse con él.

  Nathaly se lanzó a su melena y lo abrazó con todas sus fuerzas. En cuanto lo soltó para ver de nuevo su rostro, Arwok se sacudió y dio un buen bostezo, echando su cuerpo hacia adelante. ¡Qué dientes más grandes e imponentes! No obstante, eso no la asustó en absoluto, ni tampoco que fuera directo a olisquearla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.