El vínculo mágico - Libro 1

Capítulo 15 - Parte 2

  Harta de lloros y lamentos, Nathaly se levantó, salió de su habitación y fue en busca de Moony. Necesitaba saber si ya había hablado con su tío.

  —Hola, Nathaly —la saludó Moony en cuanto entró en su despacho—. ¿Ya estás mejor? Tu tío está en la cocina, ayudando a Rodric con la cena.

  —¿Has dicho tío? —dijo asombrada.

  El rostro de Moony cambió, luciendo más preocupada que arrepentida.

  —Por favor, no le digas que se me ha escapado delante de ti —suplicó.

  —Tranquila. No se lo diré.

  —Espero que no se me escape nunca delante de él —comentó en voz alta. Al mirar a Nathaly, ambas se echaron a reír—. Creo que estoy exagerando.

  —Mi tío le tiene mucho aprecio, señorita Moony. Estoy segura de que no se enfadaría con usted por tan poca cosa. Si lo hiciera, sería la primera vez.

  Moony acarició su mejilla, conmovida por su comentario.

  —¿Podría preguntarle algo, señorita Moony?

  —Claro. Siempre puedes preguntarme lo que quieras.

  —¿Ya ha hablado con mi tío de...? Ya sabe.

  —Sí, cielo, pero prefiero que esperes a mañana para hablar con él.

  —La verdad es que, si fuera posible, preferiría no hacerlo.

  Moony se entristeció al notar no solo el dolor en sus palabras, sino también en su alma.

  —Cielo, ¿para qué te esfuerzas en odiar a Leo si no puedes hacerlo? Eres demasiado bella para albergar un sentimiento que solo sabe destrozar todo lo que amas.

  —Lo sé —admitió con tristeza.

  De repente, un gran estruendo sacudió toda la escuela, poniendo a ambas en alerta.

  —No —suplicó Moony, poniéndose en pie—. Que no sea él, por favor.

  —¡Señorita Moony! —Salió corriendo tras ella.

  Cruzando la puerta, Nathaly la siguió por el pasillo. A punto de preguntarle qué estaba pasando, escuchó decir al profesor Ric desde las escaleras:

  —¡Corre, Zoe! ¡Zarco y Leo se están peleando!

  Nada más escuchar eso, Nathaly adelantó a Moony, dobló la esquina y, antes de que empezara a bajar las escaleras, vio a la profesora Zoe descendiendo por ellas. Perdiéndola de vista al segundo, Nathaly la siguió.

  —¡No me vengas con excusas! —se escuchó gritar a Zarco a lo lejos.

  En cuanto Nathaly bajó el último escalón y dobló la esquina, vio que dos profesoras al fondo, presas del pánico, retrocedieron en busca de refugio; al mismo tiempo, el profesor Ric apareció por la esquina y se puso de espaldas contra la pared. Al mirar a Zoe y ver que Nathaly iba tras ella, sus ojos se abrieron con espanto.

  —¡Cariño! —Señaló hacia Nathaly.

  Sin necesidad de ver dónde estaba, Zoe agarró a Nathaly del brazo y tiró de ella mientras se ponía de espaldas contra la puerta principal de Zhorton. Justo cuando una fuerte explosión viajó por el pasillo, Zoe extendió la mano izquierda al frente y creó una barrera mágica que las protegiese. Nathaly, del susto, se abrazó a ella con fuerza.

  —¿Qué haces aquí? —la sermoneó Zoe con dureza—. ¡Es peligroso!

  —¿Estáis bien? —Se acercó Ric—. No os ha pasado nada, ¿verdad?

  —Tranquilo. Estamos bien —contestó Zoe.

  —No se meta donde no le llaman. —Escucharon decir a Leo con dureza.

  —Menos mal —soltó Ric con alivio, casi al mismo tiempo que él.

  —Encárgate de Nathaly, por favor —le pidió Zoe—. Yo me ocupo de esos dos.

  —Ten cuidado, mi vida.

  Afirmando con la cabeza, Zoe salió corriendo, pero, antes de llegar a la esquina, frenó en seco y se pegó a la pared contraria. Ric, al mismo tiempo, abrazó a Nathaly e imitó su movimiento, justo antes de que otra explosión arremetiera con más fuerza que la anterior. El destrozo que dejó a su paso fue bastante serio.

  —¡Hazlo! —exigió la voz de Zarco—. ¡Discúlpate ahora mismo con ella y dile la verdad!

  Nathaly no lo aguantó más y se escabulló de los brazos del profesor Ric, echando a correr lo más rápido que pudo. Zoe, que notó su presencia gracias a su sexto sentido, se preparó para agarrarla, pero Nathaly, a escasos metros de distancia, realizó un traslado para evitar que la atrapara.

  Su avance al doblar la esquina se quedó en un mísero paso. Horrorizada, Nathaly contempló cómo habían dejado el pasillo: las puertas se habían resquebrajado, el suelo alrededor de su tío lucía oscuro y destrozado, y algunas de las piedras de las paredes más cercanas estaban partidas por profundas grietas que pararon su avance poco antes de llegar al techo. Pero esas no eran las peores. No. La peor de todas apuntaba en dirección a Leo, que tenía las muñecas amarradas por unas oscuras cadenas que estaban ancladas al suelo.

  —Se lo vuelvo a repetir —dijo Leo con semblante serio—. No se meta donde no le llaman.

  —¡Discúlpate ahora mismo con ella! —gritó Zarco implacable, que no dudó ni un instante en levantar la mano.

  —¡No, tío! —saltó Nathaly, pues sabía que con ese gesto solía crear una magia muy poderosa.

  Zarco clavó su mirada en ella al instante y Nathaly se tapó la boca de inmediato. Por desgracia, ya era demasiado tarde.

  —¡TE HE DICHO MIL VECES QUE NO ME LLAMES DE ESA FORMA! —estalló, provocando varias brechas enormes a su alrededor.

  Nathaly empezó a temer lo que se le iba a venir encima. Su tío estaba avanzando hacia ella con decisión y... Un momento. ¿Estaba caminando hacia ella o hacia Leo? ¡Oh, no!

  —¡No, Nathaly! —gritó Zoe, que salió corriendo tras ella.

  Antes de que lograra agarrarla, Nathaly se trasladó, apareciendo justo delante de Leo. Al instante extendió los brazos para protegerlo.

  —¡Ya basta, tío Zarco! ¡Esto es entre él y yo!

  —Apártate —le ordenó Leo.

  —Cállate. No te metas —le contestó por lo bajo, sin apartar la mirada de su tío, que se había   parado.

  Cuando los pequeños cambios en el rostro de su tío mostraron lo furioso que estaba, Nathaly sintió que había metido la pata. No había pensado en que se lo tomaría como una clara elección de bando y, cuando vio que iba hacia ellos, tragó saliva. Como no consiguiera frenarlo, sabía que no tendría más remedio que luchar contra él, y el problema es que, estando en un sitio cerrado, tenía las de perder.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.