Capitulo 1
El viaje
-¡Cristhine!- alguien gritaba mi nombre pero se escuchaba muy lejos, me encontraba tendida en mi cama hoy era sábado por fin un día de descanso
-¡Cristhine! Vamos hija o perderás el avión- inmediatamente me levante mire mi reloj en la mesilla de al lado tome mi teléfono, eran 11:45, debía levantarme ya o perdería el avión que me sacaría de este pueblo de mala por que no estudie la carrera de criminología solo para quedarme viendo a los demás.
Así que salí de la comodidad de mi cama me puse mis pantuflas y me dirigí al baño me desnude y entre a la ducha, después de lavar cada parte de mi cuerpo salí a mi cuarto tome aquel conjunto que había dejado la noche anterior para hoy fui a mi tocador y únicamente aplica un poco de mascara y lápiz labial, siempre preferí llevar natural mi rostro nunca que agradaron aquellas que usaban kilos y kilos de maquillaje.
Tome mis maletas y la pequeña mochila de mano para el resto del viaje solo llevaba lo esencial mi pasaporte, visa teléfono audífonos y cable cargador baje a la cocina donde me esperaba mi madre con una sonrisa en su cara me acerque a ella y le di un pequeño beso en su mejilla
-buenos días-dije mientras me sentaba en uno de los bancos de la mesa
-buenos días, ¿estas lista?- menciono mientras me acercaba un plato con huevos y fruta, mi partida era un poco difícil para mi madre pues se quedaría sola debido a que mi padre nos había dejado cuando yo tenía 16 años lo asesinaron desde ese entonces ya nada había sido lo mismo, mi madre no intento buscar a alguien más y siempre que le preguntaba por qué me respondía que era bastante complicado.
-sí, ¿mama?-
-¿Qué pasa?-
-¿estas segura que estarás bien?- le pregunte, amaba a mi madre siempre fue la mejor conmigo al menos si me iba quería que mi madre estuviera bien.
-¿yo? Ay hija no te preocupes todo estará bien yo lo estaré, tu preocúpate por conseguir ese trabajo que tanto has deseado no, ¡vamos! No te regañe hasta morir el día que me dijiste que escogiste esa carrera rara para nada ¿o sí?- encogí mis hombros mi madre tenía razón tal vez por fin era hora de preocuparme únicamente por mí misma, aún recuerdo como su puso cuando le dije que carrera iba estudiar ella quería que escogiera algo relacionado con tecnología o ciencias pero a mí con solo pensar eso me quedaba dormida se me hacía más interesante andar atrás de criminales y asesinos en serie así que decidí criminología mi mama me reprendió y reprendió pero yo nunca me negué a ese sueño, es algo que aprendí de mi padre nunca negar un sueño.
-bien, pero intenta llamarme de vez en cuando ¿quieres?-dije mientras terminaba mi desayuno.
-sí, no te preocupes ahora ve por tus cosas mientras yo lavo los platos-. Comencé a levantarme de mi silla para dirigirme para el alguna vez había sido mi cuarto. Entre y revise que no hubiera dejado nada únicamente llevaría ropa lo demás que necesitara lo iría comprando.
Suspire.
Este alguna vez había sido mi pequeña cueva, el lugar que guardaba todos mis secretos, aquel en el que compartí noches con mis amigas de universidad o cuando mi papa venia y me contaba una historia porque no podía dormir, pero era hora de dejar el nido por fin podría independizarme, así que fui a la puerta, tome el pomo y con cuidado fui cerrando aquella puerta, por fin había acabado esa etapa de mi vida en la que hubo alegrías y tristezas.
Baje las escaleras, fui a la cocina sin encontrarme con mi mama fui a la silla donde había dejado mi mochilita y fui a la sala ahí estaba mi mama esperándome con mis maletas. Me acerque a ella y la abrace. La iba a extrañar -y mucho-. Me separe de ella y me di cuenta que estaba a punto de llorar, le volví a dar una abrazo dejando un pequeño beso en su frente.
-te voy a extrañar mi pequeña-
-yo igual ma- dije a punto de ponerme a llorar pero me contuve, nunca me gusto llorar no desde aquel día…
-prométeme que me llamaras y si te olvidas de tu madre iré hasta allá a recordarte que no se olvida a la chancla y a la madre-dijo ya con una sonrisa. Ah como olvidar a la chancla múltiples veces tuve la oportunidad de conocerla y no era nada agradable, si no fuera por mi papa tendría varias marcas de ella, pero que se puede hacer cuando tu mama es mexicana y tu papa gringo.
-si lo hare-
-bien ahora vete antes de que comience a llorar otra vez como Magdalena-reí ¡ay! mi madre y sus ocurrencias.
Tome las maletas de junto a ella y camine a la salida.