La mañana siguiente amaneció fría. Más que todas las demás. Pero no por la nieve que cubría las ventanas del chalet — era el silencio lo que hacía doler el aire.
Jasmine no apareció para el desayuno.
No fue al ensayo.
No respondió los mensajes de Noah.
Simplemente... desapareció.
Hasta que, cerca de las once, él entró en la sala de música y lo vio. El piano estaba cerrado, la partitura de "Clair de Lune" rota en el suelo y un sobre con su nombre escrito a mano, en letras pequeñas y delicadas.
"Noah"
Respiró hondo antes de abrirlo. Pero no había perfume en el papel. Solo verdades que dolían como un cuchillo:
"Noah,"
"Yo no soy ella. Ni quiero serlo. Pero la verdad es que, cerca de ella, siento que no soy nada. Lilith llegó y me desarmó sin siquiera tocar una nota. Me hizo recordar lo que todos intentaron convencerme de olvidar: que soy reemplazable. Y que tal vez nunca haya sido suficiente."
"Tú perteneces al escenario con ella. Yo solo estorbo."
"Y, aunque fue hermoso... y aunque me duela decirlo... me retiro. Del dueto. Del escenario. Y, si es necesario, de ti también."
"— Jasmine."
Noah cerró los ojos por un segundo. Cuando los abrió, había fuego en ellos.
Más tarde, en el auditorio, Lilith se arreglaba el cabello con arrogancia. Todo estaba listo para el "gran dueto".
— Parece que ni tu amateur se dignó a venir, ¿no? — susurró, deslizando los dedos por su brazo. — Al final, solo queda la perfección. Tú y yo.
Noah se apartó. Tomó el micrófono.
— Atención.
El público guardó silencio.
— El dueto de esta noche ha sido cancelado.
Lilith abrió los ojos, incrédula.
— ¿Qué?
Él la ignoró. Caminó hasta el centro del escenario y se sentó... con una flauta traversa en las manos.
— Esta pieza no requiere acompañamiento. Y, además, nadie aquí conoce esta melodía. Solo yo... y alguien que, lamentablemente, no está presente esta noche. Pero fue ella quien me inspiró a volver a tocar esto. Después de años.
El público esperaba algo clásico. Pero lo que escucharon fue una melodía suave, profunda, casi como un susurro del corazón.
Lilith no conocía la nota. No conocía el tiempo. No sabía cómo reaccionar.
Simplemente se bajó del escenario, disimulando el odio con una sonrisa de "desdén artístico".
Lejos de allí, en su habitación, Jasmine estaba en YouTube, lista para sufrir. Estaba segura de que vería el dueto de ellos dos, los elogios, los flashes, las miradas.
Pero no.
El video mostraba a Noah, solo. Sentado. Con una flauta.
Y él la mencionaba.
Sus ojos se llenaron de lágrimas.
Rió, bajito, sorprendida y emocionada.
— Idiota. Eres un completo idiota.
Pero no pausó el video. Lo dejó correr hasta el final.
Y al final, no estaba llorando.
Estaba sonriendo.
Editado: 30.05.2025