El virus de la muerte

Capítulo V: Verdades y mentiras

*PLENO VUELO DE UNA AEROLÍNEA ARGENTINA*

—Hola amor... ya estoy por aterrizar. El último inhalador que tenía se me rompió. Ni preguntéis cómo, pero por suerte he mejorado, estaré bien hasta que llegue. Te espero en el Aeropuerto ¿vale?... te amo— Dice mandando un audio un hombre de casi cincuenta años de edad que con asma le agarró una gripe (muy poco común al parecer) después de festejar en un boliche muy conocido de la ciudad de Buenos Aires.

—¿Ya se mejoró señor?— Le pregunta una de las Azafatas.

—Sí si, ya he mejorado—

—Bueno, me alegro... le pido por favor que se abroche el cinturón de seguridad—

—Claro, claro— Le responde y se pone el cinturón mientras la Azafata sigue con su trabajo mirando si alguien más debe hacer lo mismo.

*BRASIL*

Un hombre recién aterriza en Saõ Paulo con algo de fiebre. No quiere ir al hospital ya que es tarde según para él y quiere llegar a su casa lo antes posible. Se toma un taxi. Le da al taxista la dirección mientras se limpia la nariz con un pañuelo por los mocos que no paraban de salirle. Durante el viaje se siente cansado, con sueño.

A los cinco minutos empezó a sentirse peor. Se siente mareado, el conductor al verlo desde el espejo retrovisor le pregunta...

—Senhor, você está bem? (Señor, ¿está bien?)—

—Sim, estou bem, estou bem ... Acabei de pegar gripe depois de ir a uma festa na Argentina antes de voltar para cá ... talvez eu não devesse ter sido tão desabrigado haha (Si si, estoy bien, estoy bien... sólo me agarró una gripe luego de ir a una fiesta en Argentina antes de volver acá... tal vez no debí ir tan desabrigado jaja)— Le responde mientras apoya su cabeza sobre la parte de atrás de su asiento.

*HORAS ANTES EN ARGENTINA*

Jonathan empieza a correr otra vez por las calles de Buenos Aires, decidió correr ya que el colectivo que debía tomar no llegaba más. No tuvo tiempo ni para cambiarse cuando no encontró ese virus consigo al despertar así que seguía teniendo los mismos jeans de la noche anterior, aunque se cambió la campera, se puso lo primero que encontró que era uno de color negro que le había regalado su padre cuando cumplió los quince años y hasta en ese momento la seguía usando.

Tardó más de veinte minutos en llegar al lugar, cuando llegó como siempre aún seguía la fiesta. Jonathan no sabe cómo hacer para entrar al lugar con los guardias de seguridad en la puerta que piden para pasar una entrada que se reserva digitalmente unos días antes o mínimamente piden una cantidad de dinero que él no tiene encima en este momento.

Se quedó parado a unos quince metros del boliche observando a los guardias y pensando cómo puede convencerlos. Hasta que se le ocurre algo. Se les acerca a los guardias trotando un poco para que vean que está apurado y les dice...

—¡Señor, por favor, tienen que evacuar el lugar!— Los guardias lo miran serios en sus lugares, uno mide más o menos un metro con noventa centímetros y el otro como un metro ochenta y cinco, ambos musculosos. Sus chaquetas tienen el logo con el nombre del boliche, uno con pelo largo como la de un Rockero y el otro pelado, este último cuando lo escucharon le pregunta...

—¿Qué decís muchacho?—

—Señor por favor esto es encerio. Soy científico y uno de los que trabajaban en nuestro laboratorio enloqueció, se robó un virus muy poderoso y la ocultó anoche en este boliche, el artefacto el cual tiene seguro a ese virus se activa manualmente y al activarlo sólo es por tiempo establecido para que se abra, no sé cuánto tiempo le puso pero si se abre, el virus puede infectar a todos en este lugar. Por favor créanme, por lo menos dejen que hable con sus superiores, tienen evacuar todo el lugar— Los guardias no saben qué hacer, porque si es mentira perderían miles de dólares sólo por sacar a todas las personas del boliche y no dejar seguir entrando a los que faltan...

—¿Y cómo sabemos que no nos estás mintiendo?— Le pregunta el Rockero de pelo largo...

—No tengo mi identificación en estos momentos pero les puedo dar mi nombre y la institución en el cual trabajo, por favor esto es muy importante— Siguen sin creerle pero el pelado un poco sí, hacen pausa primero mirándolo a los ojos a Jonathan y le dice...

—Bien, te vamos a llevar adentro para que hables con el dueño, tenés suerte de que esté acá hoy. Y más vale que sea cierto porque si no lo es, tal vez mañana amanezcas en el riachuelo dentro de una bolsa de basura, ¿Me entendiste?—

—Si si si, por favor, tengo apuros, ¿Vamos?— Le responde tratando de zafar de cualquier pregunta que le hicieran. Se le acerca primero el pelado y lo inspecciona para ver si poseía algún arma.

—Bien, pasá– Le responde a Jonathan después de eso y antes de seguirlo le dice a su compañero el Rockero– Vos seguí como si nada, cuando termine esto vuelvo—

—Bien— Le responde y se van a hablar con el dueño del lugar. Primero entran a un ascensor y suben al piso número cuatro, luego pasan por un largo pasillo hasta llegar a una habitación, ahí habían varias personas festejando aparte, parecía ser una fiesta privada.

—Esperáme acá— Le dice el guardia y él espera en la entrada, el pelado se le acerca a un señor que estaba sentado de espaldas mirando varias pantallas que transmitían todas las cámaras de seguridad del boliche, le habla y el señor gira de repente su cabeza para verlo a Jonathan, él lo ve y se queda quieto.



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En el texto hay: fantasia, zombies, zombies inteligentes

Editado: 04.06.2024

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